Elecciones 2017

Yazmín Alessandrini

Rumbo a la elección presidencial de 2018, tres entidades del país deberán hacer una parada intermedia para el año próximo, Coahuila, Nayarit y el Estado de México, que en las urnas definirán a sus futuros gobernadores y, de paso, principalmente en territorio mexiquense, presenciaremos una especie de laboratorio electoral cuyo resultado podría determinar la temperatura política que viviremos en México de cara al proceso electoral que arrojará al sucesor del presidente Enrique Peña Nieto.

Por lo mismo, resulta perfectamente comprensible que todavía apenas estamos metidos en el último tercio de 2016 y ya tenemos a especialistas, analistas, columinstas y hasta videntes metidos de lleno en la elección que nos permitirá conocer quien ocupará la posición que todavía tiene el gobernador Eruviel Ávila Villegas, sobre todo porque, pensando en 2018, el Edomex es el primer mercado en importancia, con sus poco más de 11 millones de ciudadanos en poder de una mica para votar con fotografía, en el mapa electoral del país. Y no es para menos, porque aquel partido (o coalición) que se alce con el triunfo en el Estado de México para 2017 se habrá allanado considerablemente el camino hacia la siguiente elección presidencial.

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Con semejante panorama, suena más que lógico que el PRI prácticamente ya esté afilando sus bayonetas con sus cabezas más visibles —el presidente del Comité Directivo Estatal, Carlos Iriarte Mercado; la diputada federal Carolina Monroy del Mazo, exalcaldesa de Metepec y exdirectora del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense; y el líder nacional David Ochoa Reza, entre muchos más— teledirigiendo milimétricamente toda estrategia encaminada a lo que será la búsqueda, elección y ratificación de su próximo candidato a la gubernatura; sobre todo porque sus dos enemigos mortales, el PAN y el PRD, ya amenazaron con formalizar una alianza como la que les permitió ganar este año en Durango con José Rosas Aispuro; en Quintana Roo con Carlos Manuel Joaquín González y en Veracruz con Miguel Ángel Yunes Linares… ¡oh, sorpresa! ¡todos expriistas!

En las trincheras panistas y perredistas suponen que, tras la debacle electoral que sufrió el pasado 5 de junio, en donde sólo ganó 5 de las 12 gubernaturas que estaban en disputa, el tricolor tiene amplias posibilidades de abdicar al premio mayor electoral (el Estado de México) y que ellos, a través de una coalición podrían por fin romper la hegemonía priista en territorio mexiquense. Sin embargo, antes de que Ricardo Anaya Cortés y Alejandra Barrales Magdaleno, entre otros, se empiecen a relamer los bigotes de gusto en señal de triunfo, primero deberían hacer un balance y diagnóstico asertivos del mapa político electoral del Edomex, porque si piensan que podrían aspirar a la victoria electoral con “cartuchos quemados” como Josefina Vázquez Mota, Luis Felipe Bravo Mena y Alejandro Encinas, aunque este último ya le juró chaqueterismo eterno a Andrés Manuel López Obrador en Morena, bien podría ser que les explote el cuete en la mano y terminen como el chinito: nomás milando

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