Sin pausas ni cortes comerciales, el debate más esperado por los estadounidenses finalmente salió al aire. En pantalla dividida se presentó durante 90 minutos a Donald Trump, del Partido Republicano y a Hillary Clinton, del Partido Demócrata. Ambos luciendo lo mejor que podían, y cómo no hacerlo, pues había que aprovechar que más de 200 millones de televidentes lo iban a presenciar. Según los sondeos estadounidenses, y los medios desde España hasta la Patagonia, señalaron a la ex secretaria de Estados como la más firme, ecuánime y serena.

Trump por el contrario adoleció de sensibilidad, específicamente para usar en su favor el hecho de que millones de mujeres estarían presenciando el desempeño de la primera mujer que se encara en debate y que busca estar en la Casa Blanca por primera vez en la historia de ese país. Simplemente no demostró el aplomo con que se ha presentado en otras ocasiones, principalmente para señalar que su oponente es incapaz de gobernar a la potencia más poderosa del mundo por el simple hecho de que “no tiene aspecto presidencial”. Cuando su contrincante demócrata le interpeló esta frase, Trump cayó en la trampa al revelar su misoginia comentando “que no tiene pinta, que le falta la fuerza y la resistencia para negociar nuestros acuerdos comerciales”.

Esto simplemente le dio pie a Clinton para exhibirse con toda su experiencia al responder: “Cuando él viaje a 112 países, negocie tratados de paz, altos al fuego, libere a disidentes, abra nuevas oportunidades en países de todo el mundo y se pase 11 horas seguidas declarando ante un comité del Senado, que me hable de vigor y resistencia”.

De hecho, Trump lució como el mismo enérgico aspirante que ha sido desde el inicio; sólo acusando y señalando. Otro punto que fue aprovechado por Clinton para proponer y exponer sus planes de gobierno. Respecto a la violencia y la tensión racial, propuso restablecer la confianza entre la policía y las comunidades negras, entrenar a los agentes y atajar la “epidemia” de la violencia armada, que se cobra de manera desproporcionada las vidas de individuos afroamericanos. El magnate rubio por el contrario no pudo defender el origen de su fortuna, tras haber sido identificado por Hillary como una persona muy afortunada. “Donald fue muy afortunado en su vida: recibió 14 millones de dólares de su padre para empezar su negocio”, le dijo. Trump contestó que su padre le dio “una pequeña cantidad de dinero” en la década del 70, sólo para después refugiarse en el silencio.

Ambos se acusaron respecto al tema del Estado Islámico. Los dos también dijeron contar con un plan para atacarlo y destruirlo. Nuevamente fue Hillary quien adelantó su estrategia: “Los vamos a buscar en la red, los vamos a eliminar para que no sigan con esa fuerza, en conjunto con nuestros aliados”, dijo. “Cuando era secretaria de Estado, Irán estaba muy lejos del poder nuclear que tiene ahora. Buscamos acercarnos a Rusia y China para crear acuerdos antinucleares. Eso es hacer política”, indicó.

Otro tema relevante fue el caso de los mensajes enviados por Hillary, que Trump usó para tratar de denigrarla. Esta reconoció que fue un error, pero también arremetió contra su rival por negarse a publicar su declaración de impuestos; algo que todos los candidatos presidenciales hacen de manera tradicional. Trump sólo contestó que divulgaría sus declaraciones de impuestos “cuando ella divulgue sus 33 mil correos electrónicos que han sido borrados”.

Pero este fue sólo el primer round, aún quedan dos más por presenciar antes del 8 de noviembre cuando tendrá lugar la pelea final por la Casa Blanca.