Desde que leí a Chéjov por primera vez me cautivó por completo. Creo que hay algo de melancólico en sus obras que habita también en mí. Y su sentido del humor, con cierta ironía y al mismo tiempo ternura, también me resultó empático”, expresa en entrevista el joven director, actor y productor Leonardo Cabrera quien dirige El oso, pieza clásica del teatro de Antón Chéjov. “Leí El oso —continúa Cabrera—, me pareció muy divertida, y desde entonces supe que la quería poner en escena. No recuerdo si al principio me imaginé yo como intérprete o si sólo la visualizaba desde afuera. El caso es que pasaron unos siete años desde aquellas primeras ganas de trabajarla hasta que se concretó realmente la posibilidad de hacerlo”.

En el 2009 Cabrera aplicó para un apoyo a la producción que da el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes y resultó beneficiado. “Mi proyecto era justamente El oso —refiere—. Supe desde el principio que no quería un montaje lleno de escenografía y utilería que sólo fueran adorno. No quería amueblar la escena tratando de reconstruir un salón de una hacienda rusa. Tampoco quise “actualizarla” o “mexicanizarla”, para evitar los nombres rusos y ponerles “Juan”, “Pedro” o “Lupita”. Además quise que el movimiento del actor fuera extra-cotidiano, así que pedí a los actores pequeños impulsos y contra pesos para ayudar a expresar con mayor claridad la palabra. En el transcurso de los ensayos, después de varias pruebas, sólo resolví la obra con una silla y una mesita delgada donde estaría una licorera con dos vasos y un florero con una flor. Todo se usa, nada es adorno”.

Leonardo Cabrera se centró en la dramaturgia chejoviana, y en la duración necesaria de la representación. Expone: “El texto de la obra como tal, es corto, son unas ocho páginas. Varias personas me decían que mi montaje no duraría más de 20 o 25 minutos y que mejor la combinara con otra obra corta de Chéjov, para así tener un programa más largo. Con todas las acciones físicas que se suceden en la obra, y el manejo de la situación, la puesta en escena dura entre 43 y 44 minutos”. El tema del amor en El oso sedujo al director, quien reflexiona: “Para mí la obra trata del amor y de cómo a veces la vida hace que nosotros mismos nos neguemos a darle una oportunidad al amor, todo esto tratado brillante y divertidamente por Chéjov en su texto, que escribió en 1888”. Leonardo Cabrera estrenó su puesta en escena de El oso en mayo del 2010, y en noviembre del mismo año participó en la VI Muestra Internacional de Teatro “Atahualpa del Cioppo” en Paysandú, Uruguay. Durante 2012 estuvo en tres diferentes temporadas y espacios. En 2015 retomó con un nuevo integrante en el elenco la obra, dando funciones para estudiantes de bachillerato y participó en el Primer Festival Internacional de Teatro “Improbocas”, en la Ciudad de México. Ahora, en 2016 fue parte de la Muestra Estatal de Teatro de la Ciudad de Querétaro y en breve celebrará nuevas temporadas.

Acota el creador teatral: “Cabe mencionar que nuestra obra fue invitada a participar en el 7º Festival de Teatro Adaptado en Argentina para la primera semana de septiembre de 2016. Buscamos apoyos en diferentes instituciones culturales, incluso recurrimos al presidente municipal, a diputados y senadores de Querétaro, y nadie “pudo” (ni quiso) apoyarnos para comprar los boletos de avión que era la principal necesidad que solicitábamos. Es claro, por desgracia, que algunos funcionarios encargados de la difusión cultural en México no tienen ningún interés ni intención de apoyar la educación ni la misma cultura en nuestro país, mucho menos al teatro indpendiente”, finaliza Leonardo Cabrera.