Entrevista con José Luis Valdés Ugalde | Exdirector del CISAN-UNAM

Por Irma Ortiz

El exdirector del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, politólogo e internacionalista, José Luis Valdés Ugalde comparte con Siempre! su análisis sobre la reciente visita del candidato republicano Donald Trump; el enfriamiento en la relación con los demócratas luego del rechazo de Hillary Clinton a visitar México y el manejo de la relación diplomática con Estados Unidos.

Se trastoca la relación

Primero: invitar al señor Trump en el marco de una invitación genérica a los dos candidatos, fue un error, y ya vimos porque. La primera demostración, es que Trump manipuló la reunión con el presidente Peña Nieto, quien no mostró carácter frente a un candidato, que no presidente electo, pero aún así, le dio estatura de jefatura de estado. En los Pinos le pusieron la alfombra roja a Trump, que ha sido el candidato más antimexicano en la historia de los mandatarios en Estados Unidos. Lo hicieron ver presidenciable frente al público estadounidense internacional, cosa que mucha gente en el extranjero no le perdona a Peña Nieto.

Segundo: Posiblemente lo más importante, Hillary Clinton decidió no aceptar esa rara invitación fuera de razón política alguna, debido en parte, aunque no lo dice así pero es mi opinión, a que no quiso quedar atrapada en esa ratonera en que se convirtieron Los Pinos, luego de la visita de un individuo que representa muy poco el espíritu de cordialidad de una relación bilateral que tendría que ser tal.

Hay daños, los pasivos son más que los activos, no se obtuvo absolutamente nada y esperamos una explicación del origen de esa invitación.

Tres: la desorganización sistémica que traen al interior del gabinete respecto de este tema que puede ser muy grave, porque desarticula la relación con Estados Unidos en un momento muy crítico, de un proceso electoral allá y también en México. Tenemos muchos intereses que defender particularmente a nuestros connacionales, que corren serios peligros, gracias en buena medida al discurso incendiario que Donald Trump, se ha caracterizado por tener desde hace un año.

 

Cambios en el gabinete

Hemos tenido graves problemas en política interna desde hace tiempo y eso no significa que Miguel Ángel Osorio Chong haya estado señalado o haya sido señalado como un actor político que tiene que irse.

Hoy resulta que la cuestión con Estados Unidos cimbra más, no sólo la opinión pública y no falta razón para eso por el hecho de que haya visitado Trump a México en las circunstancias actuales, que fue una anomalía y cayó de la patada a todos los mexicanos.

irma-2Vimos que el secretario de Hacienda no estaba haciendo el trabajo que debe hacer un titular de Hacienda y eso se demuestra en este affaire vergonzoso.

Videgaray debió hacerse cargo de Hacienda y dejarle el tema de Relaciones Exteriores a quien sea competente para eso. Creo que el gabinete debió ser modificado desde hace tiempo tanto en política interna como externa, por una razón muy sencilla.

Ninguna política externa puede estar sustentada y bien definida y apuntalada si no tenemos una política interna consistente, coherente y democrática.

Sin política interna no hay política exterior, porque no hay legitimidad para tener una política exterior creíble, porque no somos actores creíbles y tenemos 78 mil muertos en México, sí tenemos desaparecidos y muertos, sí tenemos crisis de derechos humanos, sí tenemos cualquier cantidad de problemas que no han sido resueltos por la política interna.

¿Qué actor internacional nos puede tomar la llamada en esas circunstancias?, ciertamente Estados Unidos, porque ese país es un aliado natural, pero el gran problema y esto define hasta donde el ejecutivo se tiene que empeñar con seriedad y con concentración de Estado, en cambiar su gabinete.

El único aliado que México tiene en la campaña estadounidense es Hillary Clinton y dijo que no viene a México ¿qué tendrá como consecuencia cuando ella sea presidenta?

Ser presidente significa asumir responsabilidades de más grande calado que ser candidato. Hillary lo comparte, incluso más que Trump, porque éste no es un personaje ni predecible, ni creíble, manipula todo lo que se le pone enfrente.

Quisiera pensar que la mujer de Estado en la que se puede convertir Hillary Clinton, asumiría con cierta responsabilidad su relación bilateral, tendría que ser consecuente con su discurso que ha sido propositivo con respecto a México, a la reforma migratoria, a poder encontrar una solución a los problemas de seguridad en la frontera, alrededor del consumo de drogas y del narcotráfico.

La mujer de Estado se comportaría a la altura, sin embargo creo que sí habría cierto enfriamiento en las relaciones como ya lo hubo y lo vamos a padecer en lo que queda de esta administración. Lo cual quiere decir que es muy probable que tengamos política bilateral con una Hillary Clinton en la presidencia y un Enrique Peña Nieto, de salida.

 

Si gana Trump

Se va a pitorrear de nosotros, ya le dimos el preámbulo para el pitorreo, para la burla, para el escarnio. ¿Qué me espero de una presidencia de Trump? No mucho y menos con la inhabilidad que tenemos en la contraparte mexicana para manejar a un individuo que hay que saber leer de otra manera.

No veo una clara política estadounidense y una claridad de si se entiende a Estados Unidos desde México. Nuestro país debe empeñarse seriamente en asumir con ese país, una relación distinta.

México cometió una grave equivocación desde junio de 2015 cuando Trump apuntaba en su campaña con un discurso antimexicano; el gobierno fue errático cuando no contrarresta a tiempo este discurso y evita los riesgos eventuales que tiene contra la seguridad de nuestros connacionales, que son víctimas del racismo enquistado en muchos sectores de la población primitiva, de los primates políticos estadounidenses que siguen a Trump.

No haber reaccionado a tiempo explica la decadencia del momento actual, no se puede comprender por qué no se pronunció en contra del discurso antimexicano de Trump y luego se le extiende una invitación —también a Hillary—donde señala que el presidente se sentiría muy honrado de recibirlo en la casa de gobierno.

Es una contradicción en dos tiempos que el gobierno mexicano debe resolver con o sin cambios, pero si los genios en el gabinete incluyen resolver esta esquizofrenia histórica la que nos han sometido gobiernos mexicanos en la relación con Estados Unidos que parece ya traumática, entonces no hay solución, cambien o no al gabinete, y se cambie o no se cambie de partido político en el poder.