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¿Permitirán los estadunidenses que Trump destruya Estados Unidos?
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El muro
Marco Antonio Aguilar Cortés
Criticar más al presidente Enrique Peña Nieto por sus variadas y consecutivas ineptitudes, en el ejercicio de su encargo, no vale la pena por ahora.
Ojalá, antes de volverse a ir de bruces en perjuicio de México, cuide más la investidura presidencial que le fue encargada. A los gobernados se nos acrecienta la responsabilidad de cuidar que tal institución presidencial, por el bien de todos, no se siga dañando.
Por otra parte, lo perverso de las personas malas se afila, y se torna peligroso, cuando la audacia le acompaña; y observo que Donald Trump, poderoso candidato a la Presidencia de los Estados Unidos de América, es intrépido y maligno. Pero de nada sirve vituperarlo con palabras despectivas.
Mejor analicemos la más importante de sus propuestas electorales, la que lo exhibe a plenitud: construir un muro que divida el territorio mexicano del territorio gringo.
Ese proyecto es viejo, costoso y descabellado, y Trump lo convirtió en lo central de su grotesca campaña.
Con el leonino Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848 el expansionismo de Estados Unidos le impuso a México, previa una guerra injusta, la pérdida de más de la mitad de su territorio, reserva del crecimiento poblacional de nuestro país.
Desde entonces, los límites entre ambas naciones fueron los cauces de los ríos Bravo y Colorado; y los problemas se ocasionaron por la movilidad de sus vertientes, y las alteraciones acuíferas, tanto por distribución como por salinidad made in USA.
Bajo entendimiento mutuo fueron superándose cada una de esas cuestiones.
Empero, a partir de 1994 Estados Unidos puso en marcha la Operación Guardián, con el ánimo de “impedir la entrada a inmigrantes ilegales”, e inició la construcción de un muro en diversos tramos fronterizos, y con distintas formas y materiales, que mide actual y aproximadamente mil kilómetros; obra ineficaz y onerosa política, ética y económicamente.

Sintetizo lo anterior como antecedente histórico, para que se recuerden esos terribles agravios que son una profunda raíz de los problemas actuales que ha venido a despertar, con impertinencia majadera, el candidato Trump.
A eso hay que agregar que no sólo han obtenido de México esos territorios, sino la mano de obra eficiente y barata que ha generado alta productividad e inmensas ganancias; además de imponer el que se les abastezca de enervantes para dar valor a sus soldados en las guerras, y distracción enajenante a sus jóvenes en la paz.
Supongamos que construyen el muro en su frontera sur; entonces, las oleadas migrantes que se avecinan pasarían por la frontera con Canadá, por sus costas en el Pacífico y en el Atlántico, lo que motivaría a construir, siguiendo el proyecto Trump, cuatro muros que aislarían a EU del resto del planeta.
Estados Unidos cesaría como líder mundial por falta de responsabilidad en su liderazgo.
¿Permitirán los estadunidenses que Trump destruya Estados Unidos?
