Entrevista con Laura Carlsen | directora del Programa de las Américas del Centro para la Política Internacional CDMX

Gerardo Yong

 

En 2011, a un grupo de conductores y productores del programa británico Top Gear, especializado en automovilismo, transmitido por la BBC, se le ocurrió dedicar un programa a un auto diseñado por un mexicano; algo que según ellos consideraban inaudito. Se trataba del auto Mastretta 2011 MXT, al que ellos mismo bautizaron como “La tortilla”. En esa emisión del 30 de enero, el conductor televisivo Richard Hammond dijo: ¿Por qué querrías un auto mexicano? Él mismo respondió diciendo que “los vehículos reflejan las características nacionales”. Destacó a los autos alemanes como eficientes; a los italianos como rápidos y apuntó que un coche mexicano “sólo sería flojo, irresponsable y flatulento”. Todo esto seguido de estruendosas risas. Remató la emisión al afirmar que no iban a tener quejas por sus comentarios de parte de la embajada mexicana en Londres, porque “el embajador estaría sentado con el control en mano a medio dormir”.

La respuesta no se hizo esperar. El diplomático Eduardo Medina Mora, reaccionó inmediatamente a los comentarios, enviando una carta a la televisora, destacando el contenido “vergonzoso, inaceptable e incomprensible”, así como las alusiones hechas a los mexicanos, su cultura gastronómica y a su embajador quien, por supuesto, no se la pasaba durmiendo. La carta enviada por Medina Mora a una de las televisoras con mayor prestigio mundial destacaba que “aunque las bromas ocasionales son un componente esencial del programa, el humor jamás justifica la xenofobia. No se trata de un asunto de buen gusto, sino de principios básicos”.

¿No suena esto algo parecido a lo que ha estado diciendo Donald Trump, el ahora candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano respecto a México?

Esta semana, el magnate rubio rompió con todos los estándares de la diplomacia y la política de buenos vecinos al realizar una visita sorpresiva a México, para reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto, con quien se mostró prepotente y hasta obstinado, remarcando con ello las constantes ofensas proferidas a los mexicanos, a los que acusa de ser “criminales y violadores”, a los que se les debe detener con un muro que, además, debe ser financiado con recursos mexicanos. Esta acción fue calificada por muchos analistas internacionales como una actitud retrógrada, pero que le funcionó muy bien para recuperarse de la baja registrada en su campaña electoral.

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Dijo lo mismo, pero no tan ofensivo

Laura Carlsen, directora del Programa de las Américas del Centro para la Política Internacional, Ciudad de México, comentó a Siempre! su perspectiva sobre la abrupta y breve visita de Trump, la cual culminó con un discurso posteriormente en Phoenix, Arizona, donde se mostró como un candidato capaz de cumplir su palabra.

¿Qué impresión tiene de la visita de Donald Trump a México, luego de más de un año de constantes acusaciones y ataques en contra del país?

Otros medios extranjeros también me han solicitado mi opinión sobre la visita realizada por Trump a México. Es decir, a la comunidad internacional le preocupó esa cuestión. El presidente Peña Nieto está avalando la campaña del candidato republicano. Le dio la oportunidad de cambiar su discurso, aunque no su posición con esta inesperada situación. Trump tuvo que cambiar su discurso porque en las últimas semanas no repuntaba respecto a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Bajó un poco el tono de sus agresiones, pero su actitud fue la misma de siempre: el presidente mexicano lo trató como si ya fuera el presidente estadounidense, cuando sólo es un candidato normal.

Esto fue como un viaje de estadista, no de candidato. Se pronunciaron su amor mutuo y respeto. Trump hasta llegó a “halagar” a México, al decir: ¡Ah, esta gente mexicana tan espectacular! Pero en ningún momento dijo que no hay que construir el muro, que no hay que deportar a once millones de personas o que no hay que negar la ciudadanía a los ciudadanos mexicanos nacidos allá. Fue todo para decir lo mismo, pero de una manera menos ofensiva. Ésta fue una estrategia que sus asesores seguramente le recomendaron para levantarlo en las encuestas. Fue algo realmente lamentable. En ningún momento Peña Nieto se pronunció contra el muro. Al principio me dio la impresión de que el mandatario mexicano iba a mostrar su posición respecto al controvertido muro, pero si fue así, no la aprovechó. Fue realmente un triunfo para Trump.

¿Qué trasfondo tiene la visita de Trump? ¿Captar los votos de los estadounidenses que viven en México? ¿Buscar adeptos entre los mexicanos resentidos?

Es claro que el voto latino y sobre todo el mexicano puede ser, si no decisivo, sí muy importante en estas elecciones. En ese esfuerzo, destaca México como zona de influencia estratégica. Hay organizaciones en Estados Unidos que están buscando empadronar y movilizar el voto de estadounidenses que viven aquí en México. Asimismo, a los retornados de la población hispana, que se calcula son más de un millón de personas, Trump quiere captar esos votos en un esfuerzo binacional desesperado.

¿Cómo afecta esta situación a México y a la relación binacional?

Francamente Trump debió haber sido descalificado hace un año como candidato a la presidencia, pero lo dejaron engrandecerse. Un día antes tuve una reunión con tres colegas responsables del Informe Duro contra el muro, donde se dejaba en claro que Trump es una amenaza global. Ahí estuvo el doctor Raúl Hinojosa Ojeda, de la UCLA, quien destacó que si Trump deporta a los once millones de mexicanos que hay en Estados Unidos, se causaría una depresión económica, que incluso sería la más grande en la historia de Estados Unidos. Sus propuestas, principalmente las antimigratorias, ocasionarían una desaceleración de 2.6 trillones de dólares, que es cuatro veces más grande que la última crisis que tuvimos en 2007.

Él dijo claramente que si México desestima quién gana la presidencia en Estados Unidos, entonces se está cometiendo un error muy grave, pero Trump también es un peligro mortal para la economía mexicana. Pintó este trágico cuadro en el que el combate a la migración le ha costado a México miles de muertes y constantes fricciones binacionales.

En las políticas de contención migratorias, Estados Unidos ha gastado más de 250 mil millones de dólares en los últimos años y el flujo migratorio y las aprehensiones de migrantes ha bajado considerablemente. Trump está convencido de que tiene que intensificarse esta medida. El costo de detener a un mexicano en la frontera subió de mil dólares en 1991 a más de 42 mil dólares en la actualidad; con eso se puede mandar a un estudiante a Harvard para que estudié hasta el doctorado. Trump busca incrementar el número de agentes fronterizos, que ya de por sí es elevado. De 4 mil en 1991 a más de 20 mil en la actualidad. En 1992, un agente fronterizo capturaba en promedio 300 mexicanos al año, uno por día. En 2016 son 20 al año, lo que significa uno al mes.

 Hillary Clinton

Hillary, no muy clara respecto a México

¿Cómo queda Hillary Clinton en el panorama electoral?

Esto visita ha sido un hit de Trump gracias a Peña Nieto. Quiso contrarrestarlo, pero no supo cómo. Primero le abrió un gran escenario ante los medios de comunicación, algo que le encanta a Trump, luego lo recibe como si fuera el hombre de diálogo. Con esto, Hillary tendrá problemas para apuntalarse al menos en las próximas semanas. Lo que podría hacer ahora es pronunciarse muy firmemente en contra del plan de deportación y contra la construcción del muro y adoptar una posición muy distinta y abierta a una reforma migratoria.

Sólo así veo que Hillary podría recuperarse de este desacierto de México, que le brindó una ventaja electoral al candidato republicano. También hay que decir que Clinton no ha tenido una posición muy clara respecto a México, lo único en que se ha pronunciado ante el pueblo estadounidense es que Trump gusta de insultar a sus socios e interlocutores, entre éstos a México. Una posición definida contra las afirmaciones de Trump, tampoco ha sido el caso de los demócratas. La respuesta de Hillary es importante ahora, tiene que mover a su pueblo en favor de los derechos de los migrantes.

¿Fue un error que el gobierno mexicano haya recibido a Trump?

Fue un mal cálculo. La respuesta ha sido muy negativa en las redes sociales, incluso más que los medios de comunicación tradicionales y de otros que están aliados con el gobierno. Si tenía el afán de levantarse de su 23 por ciento en su baja popularidad, va a ser totalmente lo contrario. Si en algo están unidos los mexicanos, es en su posición contra Donald Trump. Pareciera que Peña Nieto no conoce a su pueblo.