Dos sacerdotes de la Diócesis de Papantla, Veracruz, fueron torturados y asesinados en el estado. Se trata de Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz, quienes fueron secuestrados por dos hombres: un sujeto que acudía con frecuencia a las ceremonias religiosas y otro que aún se desconoce su identidad.

La noche del domingo, ambos sujetos irrumpieron en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, ubicada en Poza Rica, Veracruz. Horas después, los cuerpos inertes fueron encontrados en diversos terrenos. Los restos presentaban marcas de tortura y se cree que fueron privados de la vida por disparo con arma de fuego.

Además del secuestro de ambos sacerdotes, un tercero fue plagiado, se trata del sacristán de la parroquia, el cual fue liberado horas después del rapto en las inmediaciones de la carretera que va de Papantla a Poza Rica.

Después de los hechos, la Fiscalía de Veracruz confirmó que uno de los sospechosos fue identificado pero no se sabe si ha sido detenido, aunque la Fiscalía informó que en las próximas horas será consignado por un juez local.

Según el Fiscal General, Luis Ángel Bravo, los sacerdotes asesinados conocían a sus victimarios.

“Se ha manejado que fueron objetivos de la delincuencia organizada, esto es falso, es rotundamente falso, aquí víctimas y victimarios se conocían, estaban conviviendo y estaban libando licor, después de cierto rato de estar conviviendo se descompuso esa reunión y se tornó en violencia”, aseguró.

En lo que va del sexenio, 14 sacerdotes y clérigos han sido privados de la vida, además de que hay dos sacerdotes desaparecidos, ya sea por robos o por otros móviles que no se tienen identificados.

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Ante esta situación trágica para la Iglesia Católica, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó, a través de un comunicado, sus condolencias y manifestó su inconformidad e indignación ante el plagio y el asesinato de los párrocos, y exigió que las autoridades esclarezcan los hechos y demandó “la aplicación de la justicia contra los responsables”.

“En estos momentos de dolor, impotencia y tragedia provocada por la violencia, elevamos nuestra plegaria al cielo por el eterno descanso de estos hermanos nuestros, e imploramos al Señor la conversión de sus agresores”, expresó en el escrito, firmado por el Arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, y el Obispo Auxiliar de Monterrey, Alfonso Miranda Guardiola.

A su vez, el cardenal Norberto Rivera Carrera expresó su dolor y solidaridad con el Obispo de Papantla. Además condenó “todo acto de violencia” y también solicitó a las autoridades correspondientes esclarecer el crimen.

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