En 2010, Haití sufrió uno de los peores terremotos en su historia. En esa ocasión más de 300 mil personas murieron a consecuencia del movimiento telúrico de 7 grados Richter. Seis años más tarde, el huracán Matthew dejó una estela de más de mil personas muertas en su paso por la isla, así como una crisis humanitaria que podría dispararse si la comunidad internacional no interviene de manera urgente. Tanto al gobierno como a organismos humanitarios como Médicos sin fronteras y Oxfam Intermón temen que la insalubridad en la que se encuentran cientos de miles de supervivientes, desemboque en una catástrofe clínica donde enfermedades infecciosas como el cólera y la malaria se propaguen, tal y como sucedió hace apenas un lustro.
“Haití afronta su mayor desastre humanitario desde el terremoto de 2010”, advirtió el coordinador humanitario de Naciones Unidas en el país, Mourad Wahba. “Haití necesitará el apoyo de la comunidad internacional para superar la nueva catástrofe”, agregó.
Según el Ministerio del Interior haitiano, 2.1 millones de personas, el 19% de la población, fueron afectadas por el paso del huracán, de las cuales se calcula que 750 mil necesitan “ayuda urgente” en los departamentos más afectados, que son el del Sur y Grand’Anse, donde cientos de miles de afectados han perdido sus casas, sus pertenencias, sus cosechas y su medio de vida”.
De hecho, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, ya se movilizó para pedir 120 millones de dólares a fin de iniciar los trabajos de apoyo para Haití, donde se reporta que al menos 29 mil casas quedaron destruidas, así como varios hospitales. Por otra parte, más de 300 escuelas también sufrieron daños cuantiosos por lo que cientos de miles de niños se encuentran sin tomar clases.
“Al menos 100 mil niños no van a poder experimentar la alegría, seguridad y estimulación que implica estar en un aula”, dijo el número dos de Unicef en Haití, Jean Metenier. “Tenemos que conseguir que vuelvan a las clases lo antes posible. El huracán Matthew les arrebató sus escuelas, sus casas y sus libros de texto. Pero no debería arrebatarles la esperanza”, urgió.
Por su parte, Oxfam urgió a abastecer agua potable para evitar que la población consuma líquidos contaminados y resurja el cólera como cuando ocurrió en 2010 tras el devastador sismo que sacudió a la isla. “Lo más urgente ahora es proporcionar agua potable para prevenir la enfermedad, así como alimentos y productos básicos”, coincidió el director de Oxfam en Haití, Jean Claude Fignole. A esto se une también un panorama dantesco debido a la pérdida de cosechas y de numerosas cabezas de ganado; lo que podría dejar a la población en una amenazante desnutrición.