Compromiso y trabajo conjunto

Por Julio A. Millán B.

El entorno mundial que se ha manifestado desde 2007, cuando empezó la actual recesión económica, ha condicionado el desempeño de todas las economías tanto las desarrolladas como aquellas en vías de desarrollo, las emergentes, y no se diga las más rezagadas.

La globalización de los mercados productivos y financieros son los canales de transmisión de la crisis. Ha sido tan fuerte el impacto que se ha llegado a abjurar del proceso globalizador y alzado la voz hacia promover el proteccionismo y el cierre de fronteras. Ante este entorno, los sectores productivos expuestos al exterior han manifestado fuertes impactos.

México, siendo una de las economías más abiertas del mundo, con múltiples tratados comerciales y una proclividad indiscriminada hacia los capitales especulativos, se encuentra entre las economías emergentes más afectadas por el entorno mundial.

Destacan, entre esos factores negativos, la caída del precio internacional del petróleo por la dependencia de las finanzas públicas de la venta de petróleo crudo; la recesión norteamericana por la caída de la demanda de exportaciones manufactureras hacia ese único mercado, y la fortaleza del dólar ante los capitales golondrinos que han inundado el mercado de deuda lo que debilita al peso.

El entorno nacional que enfrentamos desde hace varios lustros también ha condicionado el desarrollo del sector industrial. La inseguridad, la delincuencia organizada, la corrupción galopante, las trabas burocráticas, la infraestructura ruinosa, la pobreza, la desnutrición, los ínfimos niveles educativos, la rigidez de los mercados laborales, el capital humano limitado en preparación, todo se conjunta para frustrar los avances en productividad industrial.

Estos han sido los reclamos al Ejecutivo federal que los industriales en voz de sus máximos representantes hicieran en la pasada reunión anual de industriales organizada por la Concamin.

La competitividad hace al país productivo, justo, educado, innovador. Prosperidad es el objetivo y el resultado de un proceso de elevación de la capacidad de las empresas para lograr altos niveles de productividad y competitividad para aumentarlas a lo largo del tiempo.

El proceso de consolidación de las ventajas competitivas depende del uso y asimilación de los avances tecnológicos y de la innovación; es decir, de participar de manera efectiva en la cuarta revolución industrial.

Ante el reto de la competitividad innovadora y productiva, los empresarios han propuesto una gran alianza por una política industrial de nueva generación, entre los sectores industrial, público y social. En esta alianza se busca trabajar en conformar el sistema mexicano de competitividad, con tres componentes: un índice nacional de competitividad; la agenda nacional de competitividad como el “plan de vuelo” hacia la competitividad y una plataforma de evaluación y mejora.

Esta alianza implica un gran compromiso por alinear objetivos entre los industriales y las fuerzas políticas para alcanzar los niveles de competitividad que demanda nuestro país.

Presidente de Consultores Internacionales

JULIO MILLAN