Jalisciense de cepa, el paisajista y escritor Gerardo Murillo nace en 1875. Desde pequeño demostró su interés por la pintura, lo que lo lleva a trasladarse a la ciudad de México donde estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes e incluso es becado con mil pesos por gobierno de Porfirio Díaz, como estudiante de pintura.

Así, Murillo viaja a Inglaterra, Alemania y en Francia, estudia en la Sorbona, donde se dedica al periodismo y a la pintura con especialidad en el arte pictórico antiguo y el muralismo renacentista.

Sus biógrafos señalan que en1897 estudió filosofía con Antonio Labriola y derecho penal con Enrico Ferrí, sociología con Emilio Durkeim y psicología y teoría del arte con Henri Bergson. En 1902, el escritor Leopoldo Lugones lo bautiza como el Dr. Atl, que en náhuatl significa agua.

Un año después regresa a nuestro país, donde se destaca su labor por la pintura renacentista, el neoimpresionismo y el fauvismo y empieza a impartir clases en la Academia de San Carlos de la ciudad de México, teniendo como alumnos a David Alfaro Siqueiros y a José Clemente Orozco.

Murillo viaja nuevamente a París donde funda el diario Action d´Art, donde da a conocer la visión social de los hechos que ocurrían en México. En 1911 se traslada a Italia, donde se dedica a estudiar vulcanología, lo que lo llevaría a registrar día a día el fenómeno del nacimiento del volcán Paricutín; elabora apuntes y pinturas que luego expondría en Bellas Artes en 1950 en un libro titulado el texto Cómo nace y crece un volcán; el Paricutín.

Infatigable, recorre la geografía mexicana; escala el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl y pone su visión artística en las montañas y árboles iniciando lo que hoy llamamos aeropaisaje; crea la técnica a la que llamó Atl-color que consistía en tintes secos o a la resina para imprimir en papel, tela o roca.

Al mismo tiempo, su pasión por la literatura lo lleva a publicar el libro Cuentos de todos los colores, con temas de la Revolución lo que lo coloca como uno de los mejores narradores de esa etapa histórica donde el tema recurrente es la justicia.

Debido a la inhalación de gas del volcán durante la toma de sus apuntes, Murillo sufre un trastorno irreversible que deriva en la amputación de su pierna derecha. La Secretaría de Educación Pública le otorga el Premio Nacional de Ciencias y Artes aunque Murillo no estaba de acuerdo con ese tipo de distinciones. En 1951, renuncia al Colegio Nacional.

El DR. Atl muere el 15 de agosto de 1964 a consecuencia de un paro cardiorespiratorio. Sus restos se encuentran en la Rotonda de los Hombres Ilustres.