POR BERNARDO GONZALEZ SOLANO
Hace 102 años, el 31 de julio de 1914, cuando empezó a bombear el pozo petrolero de Zumaque I, en el noroeste venezolano, cambió para siempre la economía del país sudamericano, que en aquellos momentos era una nación pobre, agrícola y sin instituciones bien establecidas. El crudo negro y viscoso que brotó de aquel primitivo pozo fue algo así como el bíblico maná caído del cielo cuyo valor debió volver rico a todo un pueblo que, infortunadamente, después de un siglo de explotación petrolera no supo aprovechar.
La paradoja es que esa riqueza terminó por sumir en la ruina a uno de los países más ricos del planeta en recursos naturales. En esos cien años hubo momentos en los que el obrero petrolero venezolano “ganaba más de lo que podía gastar”, pero la corrupción –mal endémico de todo Iberoamérica y del imperio donde no se ponía el sol–, y la pésima gestión económica perseguirían a Venezuela hasta la actualidad. Así de simple o de grave, como usted prefiera.
¿Cuándo se jodió Venezuela? (En la edición original en inglés, Crude Nation, Potomac Book, University of Nebraska Press, 2016), editorial Deusto, Barcelona, del periodista Raúl Gallegos, analista senior actualmente de la consultoría Control Risks en Bogotá, Colombia, describe uno de los principales dramas económicos de la historia en el siglo XX y el XXI. Cómo es posible que un Estado con las mayores reservas probadas de petróleo de la Tierra tenga que enfrentarse a la escasez de productos básicos y a una crisis que llevará a su PIB a caer un 10% en este año.
En muchas partes del mundo la “riqueza” petrolera ha sido una maldición. Muy pocos países la han sabido aprovechar. Los tropicales no son. El mejor ejemplo. Así, a medida que en Venezuela aumentaba la riqueza originada por el viscoso crudo, los venezolanos demandaban más beneficios y los militares también querían su parte. En los años 70 del siglo pasado los precios del crudo subieron un 260%. Venezuela, a semejanza de otros países de la región, incluyendo México, no supieron administrar los beneficios de la época de las vacas gordas. Un mal día, los venezolanos sufrieron el sangriento caracazo.
En los 80, los hijos “del Arauca vibrador” conocieron el nombre de Hugo Rafael Chávez Frías y entonces empezó la época bolivariana que ha llevado al país al hoyo en que se encuentra. Raúl Gallegos lo explica así: “Aunque muchos acusan al chavismo de todo lo que ha pasado en Venezuela, sólo es una prolongación histórica de una situación que viene de mucho antes; Venezuela ha tropezado con la misma piedra una, otra y otra vez…Este gobierno lo llamó socialismo del siglo XXI, otro la gran Venezuela… Da igual la etiqueta, el trágico desenlace es el mismo”.
Tal parece que los problemas de abasto de los productos básicos, de medicinas, y de otros productos necesarios en cualquier sociedad medianamente organizada, aparte de la polarización de la sociedad venezolana, el país ha entrado en un negro túnel del que busca, apresuradamente, salir lo más rápido posible. Empeño nada fácil. Sin embargo, Venezuela parece aproximarse a grandes zancadas a una decisión definitiva sobre su conflicto político, pero los incidentes menudean como el sucedido el domingo 23 en el Parlamento en Caracas.
Grupos de golpeadores chavistas, que comulgan con las directrices del presidente Nicolás Maduro Moros, asaltaron ese día, en forma violenta, al Parlamento poco después de que los diputados de la mayoría –pertenecientes a la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD)– anunciaron el inicio del juicio político contra el sucesor de Hugo Chávez, por “romper el hilo constitucional y la existencia de un Golpe de Estado”. Estas decisiones fueron motivadas porque el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el gobierno, dejó en suspenso la celebración de un referendo revocatorio contra el mandatario. La violenta turbamulta irrumpió en medio del debate parlamentario, a los gritos de “¡Uh, ah, Chávez no se va!”, lo que obligó a suspender la sesión. Este asalto forma parte de los graves incidentes en la escalada de violencia que sufre Venezuela y en la guerra de poderes entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional .
El asalto pudo causar heridos. Afortunadamente no fue así. La llegada de Jorge Rodríguez, alcalde de Caracas, sirvió para que los rijosos salieran de la Asamblea y volvieran a sus “trincheras”, a pocos pasos del Palacio Legislativo. No fue casualidad que Rodríguez se presentara en el recinto parlamentario, pues, de hecho, la oposición de la MUD lo acusa de ser el encargado de evitar el plebiscito revocatorio, y de pagar a grupos “revolucionarios” para que mantengan el hostigamiento constante contra diputados y periodistas desde que se formó la nueva Asamblea en el mes de enero último. Este asalto solo tiene un antecedente, en 1848. Sin duda fue otro error monumental de los oficialistas, que no estaba previsto en el guión del chavismo. La situación se les fue de las manos, al grado de que el propio Rodríguez tuvo que ordenarles que salieran del recinto parlamentario. El enfrentamiento entre la mayoría de la MUD y el oficialismo es directo y sin tregua. Por eso sus decisiones son inéditas.
El Parlamento –al que el gobierno considera en desacato–, denunciará a magistrados del Tribunal Supremo (donde está la clave del control del poder en Venezuela), y a las cuatro rectoras revolucionarias –Socorro Hernández y Tania D´Amelio, cercanas al chavismo–, del Consejo Nacional Electoral (CNE) ante la Corte Penal Internacional de La Haya. La mayoría opositora pretende nombrar en los próximos días a los nuevos miembros del poder electoral y del más alto tribunal. Asimismo, una comisión, encabezada por el socialdemócrata Henry Ramos Allup, se presentará en la sede de la OEA, en Washington, EUA, para reclamar la aprobación de la Carta Democrática contra el gobierno de Maduro, una acción dirigida a la comunidad internacional para la que cuenta con el respaldo de Luis Almagro, secretario general de la organización interamericana.
Asimismo, la Asamblea Nacional aprobó el domingo 23, discutir en la sesión del martes 24 lo que han llamado “la situación constitucional de la presidencia de la República”, eufemismo que tiene que ver con los viajes que Maduro realiza al extranjero –incluyendo la visita al Papa Francisco en el Vaticano– sin pedir permiso al Parlamento, lo que considera como “abandono del cargo Presidencial”. Además, la acción más controvertida se relaciona con la comisión que investigará la “doble nacionalidad del presidente”; “tenemos las pruebas fehacientes de que la madre de Nicolás Maduro (Teresa de Jesús Moros), es de nacionalidad colombiana, por lo que el presidente habría mentido en un documento público”, aseguró la diputada Dennis Fernández, y agregó: “¿Por qué tanto silencio, por qué ocultar la nacionalidad de su madre y de sus hermanos?”.
Sin subterfugios, ni mixtificaciones, Venezuela se encuentra, guste o no a las cancillerías extranjeras, en una dictadura que en cualquier momento puede hacerse con todo el poder apoyado por el ejército, que hasta el momento ha mantenido la distancia con el gobierno de Maduro. El hecho es que el anuncio del calendario electoral por el CNE impide que el revocatorio de Nicolás Maduro se celebre este mismo 2016. Lo que significa un golpe a la transición democrática, pues imposibilita también el adelanto de las elecciones y garantiza que el chavismo se mantenga en el poder por lo menos hasta 2019.
El CNE, controlado por Maduro y sus incondicionales, impuso la fecha del 26 al 28 de octubre para recoger el 20% de las firmas del electorado. Paso previo para poder llevar a cabo el revocatorio que, además, se tendrá que llevar a cabo en cada estado y no a nivel nacional, como reclama la oposición. De tal suerte, los opositores a Maduro ahora sí tienen la certeza de que el referéndum contra el presidente no será posible antes del próximo 10 de enero, como era su objetivo para poder adelantar los comicios presidenciales. Para que no quedara ninguna duda, el ex vicepresidente chavista, Jorge Rodríguez, consideró el pasado jueves 20 “completamente imposible” que la con- sulta se celebre en 2017, debido a los “miles de eventos fraudulentos” al recoger las firmas necesarias para 3l revocatorio.
En estas condiciones, la oposición en Venezuela no tiene otro camino que regresar a la calle, tal y como sucedió el sábado 22 de octubre. Así, el líder de la oposición, Henrique Capriles, que ya fue candidato a la presidencia y principal impulsor del referéndum, consideró que la suspensión del mismo “solo profundiza la crisis”. Reiteró, además, la convocatoria para una protesta de mujeres como la que tuvo lugar ese día, encabezada por la ex diputada María Corina Machado –que fue despojada de su cargo por la anterior Asamblea Nacional, por acusaciones infundadas–, y por Lilian Tintori, esposa del opositor encarcelado Leopoldo López.
También anunció Capriles una gran protesta nacional que tendría lugar el miércoles 26 cuando estaba previsto que comenzaría el proceso de tres días en la que la MUD debería recoger la manifestación del apoyo de aproximadamente cuatro millones de votantes, como último requisito para convocar el revocatorio. Como se sabe, eso ya no sería posible porque el CNE lo suspendió. Una vez suspendido este proceso constitucional por disposición de seis tribunales regionales de los estados Zulia, Bolívar, Aragua, Monagas, Carabobo y Apure, los opositores decidieron mantener el llamamiento para movilizarse el día 26, pero ya no para estampar huellas y asentar firmas, sino para “tomar” Venezuela.
Capriles recalcó que estas protestas se sentirían en todos los rincones venezolanos y se diferenciarían de las últimas movilizaciones convocadas por la oposición pues, ahora se trata de “restituir el hilo democrático que Maduro violó”. En fin, Capriles y otros dirigentes aseguraron que se mantendrán unidos para lograr un cambio político en su patria, sin temer a ser encarcelados, como ya han sido amenazados.
Vientos de fronda en el horizonte de Venezuela. VALE.