¡Siempre no! Cuando todos pensaban que el plebiscito sería aprobado por mandato popular, fue rechazado. El ‘No’ triunfó con 6 millones 431 mil 376 votos, que equivalen al 50,21%, mientras que el ‘sí’, registró 6 millones 377.482 sufragios, el 49,78% de un total de 12 millones 808 mil 858 boletas usadas en una consulta histórica, donde la abstención fue del 62,57%.
Alvaro Uribe
En la boleta aparecía sólo una pregunta: “¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?”. Todavía antes de que cerraran las casillas, los últimos sondeos daban ganador al ‘sí’, con un 20% frente al ‘no’, el cual fue apoyado por el ex presidente Álvaro Uribe, quien gobernó en el periodo 2002-2010. Aunque sólo fue un porcentaje mínimo, la votación refleja que los colombianos ciertamente pueden estar hartos de la guerra, pero todavía hay quienes rechazan hacer concesiones a las FARC, pues no olvidan la violencia escalonada que sus milicias realizaron contra la población: secuestros, masacres, extorsiones y desapariciones forzadas. De esta manera, culminan cuatro años de trabajos, negociaciones y esfuerzos realizados en La Habana, que habían dado como resultado el tan esperado pacto de paz para poner fin a una guerra de 52 años.
El presidente Juan Manuel Santos reconoció con tristeza el resultado y también dijo carecer de un plan B ante una situación así. Personalidades políticas como el ex presidente y ahora senador Jorge Restrepo calificaron el resultado como la victoria del odio contra las FARC.
“La paz es ilusionante, los textos de La Habana decepcionantes”, dijo. “Quedamos sumidos en una profunda crisis política y con unas consecuencias económicas muy negativas. Ahora son las FARC las que decidirán si siguen con el desarme, la reintegración y el cese el fuego bilateral”, agregó.
El pacto de paz establecía que la guerrillas pasaría a la legalidad como una formación política. Bajo ese término, sus 5 mil 765 combatientes se concentrarían en 27 sitios para concretar el desarme y proceder a su reinserción a la vida civil. La ONU había establecido que este proceso duraría al menos seis meses.