Muchas señales indican que en 2018 llegará a su fin una era del sistema político mexicano. Y que será el mismo PRI, padre del modelo presidencialista actual, el que se encargue de darle sana sepultura.

Beatriz-PagesCuando Manlio Fabio Beltrones renunció a la dirigencia nacional de su partido, después de que el PRI fuera derrotado en siete de las doce gubernaturas en contienda, razonó la causa de su retiro. Dijo que se iba para “permitir que una nueva dirección encabece las transformaciones que se requieren. Hoy toca hacer una pausa necesaria”; son tiempos —agregó— para reflexionar.

Beltrones se fue, desapareció, y el pasado 20 de octubre irrumpió en el escenario político de manera sui géneris.

Lo singular radica en que su regreso fue aparentemente aterciopelado, pero lo hizo, en realidad, colocando sobre el escenario nacional una hoja de ruta para hacer una revolución política.

A diferencia del político tradicional, de un Andrés Manuel López Obrador o un Ricardo Anaya, enamorados con su propia imagen, infantilmente entusiasmados por salir en las pantallas de televisión, Beltrones llegó a un salón de conferencias a decir que el régimen presidencialista, de partido único, ya no sirve.

Lo extraordinario del caso consistió también en que la granada no la soltó en su partido, el PRI, sino en y desde la izquierda. Primero, en el foro organizado por los “galileos”, agrupación perredista encabezada por Guadalupe Acosta Naranjo, y luego en una larga entrevista concedida al periódico La Jornada.

En sus palabras subyace una seria advertencia: si el candidato ganador en 2018 y las fuerzas políticas en contienda no toman la decisión de formar un gobierno de coalición, lo que veremos en México es un país tomado por el levantamiento social y la subversión armada. Se cuida de no mencionar Ayotzinapa, ni el movimiento magisterial. Se remonta al alzamiento del EZLN, a los asesinatos políticos, pero lo cierto es que lo primero y lo segundo son los síntomas más evidentes de que el sistema ya no sirve.

Por eso desliza, con prudencia, la importancia que tuvo la reforma política de 1977, liderada por el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, para que la guerrilla sustituyera las armas por posiciones políticas.

Hay que leer entre líneas las declaraciones del sonorense para confirmar que hay dinamita en el subsuelo nacional: “…Es preciso pensar —dijo— cuál sería la fórmula para evitar una crisis en caso de la falta de toma de posesión de un presidente”, en 2018.

Y lo dice porque, efectivamente, los partidos por sí solos ya no ganan elecciones. Ya no obtienen más del 30 por ciento; votación insuficiente, raquítica para aprobar iniciativas en el Congreso, construir acuerdos, pero sobre todo para tener una nación en paz.

Dice Beltrones que el eje principal de su planteamiento es la gobernabilidad. Es una forma aterciopelada de decir que se trata de impedir que México entre de lleno en la anarquía.

Su propuesta lleva implícita, al mismo tiempo, una provocación. Los gobiernos de coalición sólo pueden ser aceptados por quienes tienen talento y vocación por la democracia. Exigen madurez política en su conducción y habilidad para construir pactos estables que conviertan el gobierno en un verdadero motor de crecimiento.

Quienes ya dijeron no a las coaliciones son los “morenos”, es decir, los seguidores del Cristo redentor. La posibilidad de que no sea un solo hombre ni un solo partido el que gobierne a partir de 2018 le rompe el esquema al más presidencialista y autoritario de todos los políticos mexicanos después de Porfirio Díaz: a López Obrador.

En un Estado débil y desarticulado, como el actual, el régimen de culto a la personalidad de López Obrador queda fuera de total vigencia y viabilidad.

Beltrones rompe entonces el silencio para irrumpir en la escena como un Lutero. Su planteamiento busca ser un cisma para evitar la catástrofe. Gobiernos de coalición, gobierno de gabinete, semiparlamentario o cualquier otro son el comienzo de una búsqueda para impedir que México se deshaga.

Beltrones lanza una propuesta, pero sobre todo una advertencia.

@pagesbeatriz