Tal vez no puedan vencer a los extraterrestres cuando estos lleguen (si es que existieran) pero sí es capaz de ser una fuerza devastadora en este mundo. Esta semana se cumplió un aniversario más desde que se puso en marcha durante la guerra de Independencia estadounidense en el siglo XVIII. Tuvo una vida muy breve en ese periodo, pues sólo se le usó con fines logísticos más que de combate. En ese entonces, el simple hecho de pensar en enfrentarse a la flota imperial inglesa, que era la pieza clave de la colonización británica en Norteamérica, era casi un sacrilegio por la gran ventaja y experiencia que había desarrollado en los siete mares.

El inicio

Un cuerpo de avanzada logró capturar un navío británico que navegaba hacia Massachusetts completamente desarmado. La operación se hizo por órdenes del entonces comandante en jefe del ejército continental, George Washington y fue así como nació la United States Navy el 13 de octubre de 1775. Estados Unidos no tuvo necesidad de esta arma hasta que hubo de enfrentar las incursiones de los piratas (específicamente los berberiscos provenientes de Africa del norte), contra sus navíos comerciales. Fue así que el congreso ordenó la construcción de seis fragatas el 27 de mayo de 1794 y tres años después, eran botados el USS United States, el USS Constelattion y el USS Constitution.

La Navy sale al mundo

Debido al poderío comercial que desarrolló tras su independencia, Estados Unidos siguió el ejemplo británico de expandirse por los mares. Al principio para proteger a sus navíos mercantes, pero luego para imponer sus controles ultramarinos. Durante la Guerra de Secesión, la armada fue estratégica para el transporte de tropas, abastecimientos y para consolidar el poderío militar fuera de las fronteras. En 1880, se llevó a cabo un plan de modernización, fue aquí cuando la Unión Americana se convirtió en una de las primeras potencias navales.

La experiencia naval

Para 1907 y con el simple hecho de demostrar la superioridad naval estadounidense, el presidente Theodor Roosevelt ordenó la creación de la Gran Flota Blanca, que le dio la vuelta al mundo en 14 meses. En 1914, los barcos estadounidenses anclaban en Veracruz para apoyar la intervención estadounidense en México. Para entonces ya era la cuarta armada más poderosa del mundo. Sin embargo, recibió tal apoyo constitucional que para 1939, antes de la Segunda Guerra Mundial, ya era la segunda más grande, sólo después de la Royal Navy británica. Japón intentó desestabilizarla con su bombardeo sorpresa a la base naval de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941. Aunque sufrió un fuerte golpe, no fue suficiente para deshabilitarla y continuó siendo operable para desgracia de la Armada nipona, que cuatro años después tenía que firmar la paz a bordo de uno de los barcos insignias de Estados Unidos, el USS Missouri. Tal vez es gracias a que Estados Unidos no le gusta soltar el liderazgo mundial, pero fue durante la llamada Guerra Fría que sostuvo contra la Unión Soviética, otro rival igual de fuerte y con un concepto naval diferente al norteamericano, que su flota se adaptó, modernizó y expandió a lo largo de la fronteras marinas del mundo.

En los mares y oceanos

En la actualidad, Estados Unidos sigue poniendo gran parte de su presupuesto en el desarrollo de tecnología militar naval, aeronaval y aeroanfibia, por lo que se ha colocado a la vanguardia en lo que respecta a la marina de guerra. Al igual que Rusia, no tiene acorazados, que son barcos muy pesados y lentos, pero mantienen la prioridad en una armada de avanzada rápida que pueda custodiar a las ciudades aéreas que son los portaaviones. Estos le permiten una dominio ejemplar de la fronteras marinas desde las aguas y los cielos del planeta. Hasta agosto de 2013, la Armada cuenta con 323 mil 225 efectivos en activo; 109 mil 866 en reserva; cuenta con 285 barcos y más de 3 mil 700 aeronaves de todo tipo.

Foto: Chris OxleyHuntington Ingalls/U.S. Navy