En los últimos 3 años ha crecido de manera exponencial el número de niños, niñas y adolescentes migrantes originarios de Honduras, Guatemala y El Salvador, que cruzan la frontera con México de manera irregular, con el fin de buscar una vida mejor. Sin embargo, se enfrentan a violencia, precariedad y explotación.
Esto de acuerdo con el Informe sobre la problemática de niñas, niños y adolescentes centroamericanos en el contexto de Migración Internacional no acompañados en su tránsito por México, y con necesidades de Protección Internacional, estudio realizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y diversos organismos nacionales e internacionales.
A través de un comunicado, el presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, expresó que no se puede determinar el número exacto de menores que viajan solos dado que no se tienen controles o registros integrales confiables, pero de acuerdo con las detenciones que el Instituto Nacional de Migración realizó de 2014 a 2016, se pudieron determinan las condiciones en las que viajan. Las detenciones de niñas, niños y adolescentes centroamericanos –en el contexto de la migración no acompañada– se duplicaron entre 2014 y 2015, al pasar de 10 mil 943 a 20 mil 368.
El estudio expresa que la frontera Guatemala-Chiapas es la puerta de entrada más amplia y transitada de la frontera sur de México, por la cual ingresan casi el 60% de los migrantes. El 97.67% por ciento de estos son menores. De acuerdo con el estudio, provienen de los tres países colindantes con la frontera sur sin acompañantes. El 15% afirma que entró por Tabasco y el 20% no recuerda por dónde ingresó.
Los menores que provienen de Guatemala buscan salir de su país, con el fin de llegar a diversas ciudades de Chiapas para trabajar en fincas de café y en hogares de la región para laborar como empleados domésticos. Algunos niños salvadoreños huyen en busca de sus padres quienes los abandonaron para encontrar el sueño americano.
En su paso por diversos estados mexicanos, los infantes y adolescentes son víctimas del crimen organizado, tráfico y trata de personas, y caen en las garras de servidores públicos que logran con sus necesidades.
La CNDH calificó 3 principales causas por las que los menores migran de sus lugares de origen. El 48.6% lo hacen porque en sus hogares viven una situación de violencia, criminalidad e inseguridad. El 22.2% salen de sus lugares de origen con el fin de reencontrarse con su familia y el 29.2% lo hacen por razones económicas derivadas de las carencias y la desigualdad social a la que se enfrentan a diario.
Del total de menores detenidos por el Instituto Nacional de Migración de 2014 a julio de 2016, 86.23% eran adolescentes y el otro 13.76% restante son niños y niñas quienes viajan solos en busca de nuevas oportunidades. Tan solo en 2015, 17 mil 911 adolescentes viajaron solos con rumbo a México en diferentes circunstancias, al igual que 2 mil 457 niños y niñas.
Sólo 12 mil de los más de 36 mil migrantes infantiles detenidos fueron canalizados a alguno de los albergues de los Sistemas de Desarrollo integral para la Familia (DIF). Es decir, que el 68% de los casos, son detenidos en los mismos espacios y bajo las mismas condiciones que los adultos, por ello las autoridades actúan sin determinan, considerar y proteger el interés superior de la infancia y adolescencia, lo cual constituye una violación a los derechos humanos.
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