¿Blindaje a tiempo?

Por José Luis Camacho Acevedo

Dentro del sistema político mexicano, en diferentes épocas, se han estudiado los protocolos por medio de los cuales el presidente de la república y su secretario los operan protegiéndolos de filtraciones o sabotajes.

El primero de ellos sería de carácter personal. El segundo sería el institucional. Este procura la eficiencia y la seriedad en la PGR.

1.- El protocolo personal del presidente de la república fue operado ayer con el cambio propuesto al Senado la semana pasada en la persona del doctor Raúl Cervantes Andrade como nuevo procurador general de la república.

Este protocolo se ha realizado regularmente en los años finales de cada sexenio.

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Raúl Cervantes.

Históricamente, los expresidentes de extracción panista nunca supieron qué hacer con la PGR en los años finales de su gobierno; eso porque fue evidente que nadie los asesoraba sobre la existencia de las claves de un protocolo de seguridad personal en esos tiempos de sus sexenios.

Veamos. Vicente Fox terminó con un procurador paisano, Daniel Cabeza de Vaca cuando este abogado leonés sustituyó a Rafael Macedo de la Concha, quien permaneció en el cargo poco más de cuatro años (Macedo renunció en abril de 2005).

Cabeza de Vaca fue más cercano, sin duda, a Fox que Macedo de la Concha.

La PGR con Felipe Calderón fue un completo desastre. Nunca controló tan importante instrumento de seguridad personal.

Su primer procurador, el ahora ministro Eduardo Tomás Medina Mora Icaza, declarado entonces como militante del PAN y que se comentaba abiertamente que informaba primero al expresidente priista Carlos Salinas que al propio Calderón, fue sustituido por un abogado honesto como Arturo Chávez.

Chávez renunció bajo presión. Terminó a salvo gracias a una procuradora independiente, Marisela Morales Ibañez, quien no le politizó el cargo y lo auxilió en la transición de poder al PRI, que ganó con Enrique Peña Nieto.

Los últimos priistas tampoco fueron muy hábiles en la construcción de una PGR finalista de sexenio.

Carlos Salinas de Gortari terminó con dos procuradores light, como fueron Jorge Carpizo y Diego Valadés. Ninguno de ellos le representó seguridad personal alguna. Los crímenes políticos (Colosio y Ruíz Massieu) les quedaron grandes tanto en lo político como en el oficio de procuración de justicia.

Ernesto Zedillo experimentó con el panista Antonio Lozano Gracia, ahora dedicado a la defensa de casos muy poco loables y que llevó al desastre, con Chapa Bezanilla y su célebre vidente la Paca, la investigación sobre la presunta autoría intelectual de Raúl Salinas en el asesinato de José Francisco Ruíz Massieu. Terminó designando procurador a un inestable abogado: Jorge Madrazo Cuéllar.

Por supuesto, como en el caso de Carlos Salinas de Gortari, ninguno de sus procuradores le funcionó a Zedillo como lo demandan los protocolos del sistema en este delicado estanco.

Ayer, tanto el presidente Peña Nieto como su secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, operaron lo que parece ser su candado de seguridad final al designar como nuevo procurador, y posible primer fiscal del país en 2018, a Raúl Cervantes Andrade.

El principio de esta operación, tanto por el personaje como por la discreción y la funcionalidad con la que fue operada, manda una señal de oficio muy aceptable.33067-camacho-2

2.- Institucionalmente la designación de un abogado del perfil de Raúl Cervantes, nacido en la Ciudad de México el 3 de junio de 1963, miembro del PRI, senador de la república y fundador de un exitoso despacho especializado en asuntos empresariales, a diferencia de los que lleva su controvertido antecesor, el panista Antonio Lozano Gracia, completa la doble intención de tener en la PGR a una persona capacitada y al mismo tiempo de una cercanía indiscutible.

El pertinente mensaje de Manlio Fabio Beltrones acerca de lograr gobernabilidad para lograr legitimidad tenía como destinatario único a su partido. Y por supuesto que a su dirigencia.

El mensaje, se entendió claramente, no llega a una gobernabilidad que toque las instituciones del presidente o de su gabinete.

Hoy con el cambio en la PGR, la gobernabilidad en el sexenio peñista sigue cumpliendo los protocolos del sistema, en medio de un contexto complicado, sin duda, teniendo como su principal apoyo al titular de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

¿Blindaje a tiempo? Sería una señal positiva porque reflejaría oficio político del presidente Peña Nieto y su principal operador.

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