Bob Dylan

Por Ricardo Muñoz Munguía

La poesía, al recitarla, tiene su propia música, de la que no se puede deslindar. La canción necesita de su música, en la gran mayoría de los casos. El poema se sostiene por el peso de sus letras y la canción por el conjunto de su letra y su música o, en muchas ocasiones, de su propio ritmo y en contadas ocasiones, por su letra. Bob Dylan bien podría prescindir de la música.

El Premio Nobel siempre será polémico, como lo enmarca su historia, ya por los que no lo recibieron, ya por los que lo recibieron. La lista de los ausentes es grande, de ahí su principal punto de discusión. Por otro lado, que el Nobel obedece en buena porción a los aspectos de política más que a su genuino merecimiento.

Alfred Nobel instauró los premios que llevan su apellido, en el caso del de Literatura, el cuarto en mencionar en su testamento, lo dicta que será entregado “al que haya producido la obra literaria más notable en el sentido del idealismo”. La Academia Sueca distingue, en este año 2016, a Bob Dylan el Premio Nobel de Literatura por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadunidense”. Su nombre del cantante de nuestro vecino del Norte, de modo oficial para llevarse el Nobel, no es nuevo. Hoy, el Premio, que es más un mensaje anti-Trump, se ubica en el escenario de la discusión, la que es muy sustentable ambas posturas. Por otro lado, decir que es merecido, sí, lo es; mencionar también que muchos encabezarían la lista por encima de Dylan, también lo es.

La música y el arte plástico, por otro lado, no pueden ser géneros menores. En ambos existe creación, talento, dedicación, trascendencia…, y llevan el dardo de conmover a su receptor, como lo es la literatura. Creo, quizá, que más bien se debería concentrar la discusión en que el Premio Nobel de Literatura tenga la extensión “y Artes” o, mejor aún, que pudiera crearse uno nuevo, por supuesto, con el similar prestigio del Nobel.

Sin embargo, a todo lo dicho, y a todas las discusiones, al cierre de esta edición, Bob Dylan no ha respondido a la Academia Sueca. ¿Será que no lo reciba?