Sancionar a gobernantes corruptos

Por Carlos Alberto Pérez Cuevas

 

La sanción es parte de la formación. G. Moore

La corrupción se ha extendido por todos lados en el país y en el mundo. Escandalosas noticias por nuevos casos de malversación de fondos, desvío de recursos públicos, lavado de dinero, creación de empresas fantasma, uso de prestanombres, paraísos fiscales descubiertos. Grandes redes y estructuras delincuenciales dedicadas sin descanso a corromper personas e instituciones publicas y privadas. Ningún rincón ni sector escapa a este dañino cáncer.

Hay múltiples acusaciones y supuestas investigaciones judiciales, fiscales y hacendarias contra varios gobernadores que recientemente concluyeron el tiempo de su mandato y se han encontrado inmersos en acusaciones de grave corrupción, ninguna que haya sido resuelta. Los dos gobernadores emblemáticos que concentran toda la atención mediática y social son dos: Guillermo Padrés, exmandatario de Sonora, y Javier Duarte, de Veracruz. Los dos de distintos partidos, acusados de crear poderosas estructuras para actos de corrupción.

Sin duda, a los primeros que corresponde defenderse de estas acusaciones es a los hoy señalados. En este país se inician las investigaciones y en su momento las detenciones más con afán propagandístico que con la firme intencion de limpiar la vida publica y sancionar a los que se han corrompido.

Todo esto vuelve más complejo el escenario que han montado las autoridades investigadoras, pocos creen que vayan a actuar, y si lo hacen, se sabe que será con fines políticos y electorales porque están muy cerca las elecciones de 2017 y 2018.

“Uno de un color y otro del otro para que se equilibren los cartones y el reparto de culpas sea parejo, para que se siga abonando el terreno del ideario social de que todos son iguales”. Y eso no es cierto; hay casos de corrupcion en todos lados, sin duda, pero no todos los que militan o pertenecen a una institucion, partido politico o actividad, por el solo hecho de pertenecer o estar ahí, son iguales a aquellos que decidieron corromperse. Urge que los que no son parte de estas conductas delincuenciales y son honestos e íntegros levanten la voz y demuestren que no todo es corrupcion y podredumbre en estos lugares.

Resulta sospechoso que las autoridades anuncien órdenes de aprehensión contra estos exgobernadores e inmediamente después nos digan que no saben dónde están, que se fugaron. Aunque más bien parece que se esfumaron. Solo a la autoridad corresponde sustentar las imputaciones que realizan contra estos personajes, si ellos son responsables deben ser sancionados conforme a derecho y con un debido proceso que no deje lugar a dudas sobre la seriedad de la investigación, y esto surge porque en Nuevo León mucho se anunció el daño que había causado el gobernador Rodrigo Medina y al día de hoy no se ha hecho nada. El reclamo social es que la corrupción de los gobernantes debe sancionarse.

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