La Llorona

Por José Alfonso Suárez del Real y Aguilera

 

Lo que es folclor para los eruditos, vive y palpita siempre

en la imaginación y en el corazón del pueblo.

Rubén Darío

Junto al drama de José Zorrilla Don Juan Tenorio, La Llorona o El espectro de la medianoche, del poblano Francisco Neve, son representaciones teatrales que han pervivido merced a su profundo arraigo en el imaginario colectivo de los habitantes de nuestra ciudad.

Mucho más antigua que la irrupción cortesana del Tenorio, es la leyenda de La Llorona, ya relatada por Sahagún en el capítulo IV de su Libro I de la Historia General de las Cosas de la Nueva España, escrita entre 1540 y 1585, en la que describe que para los mexicanos “…aparecía muchas veces como una señora compuesta con unos atavíos que se usan en palacio; decían también que de noche voceaba y bramaba en el aire”, relato que nos remite a la Cihuacóatl, personaje mítico que, con su grito, alertó a Moctezuma de la inminente  destrucción de México-Tenochtitlán.

El sincretismo facilitó la castellanización de esta prevención mítica expresada en el origen de la leyenda de la Llorona, sombra de “pausado andar de aquella mujer misteriosa y, sobre todo, lo penetrante, agudo y prolongado de su gemido” lamentando la pérdida de sus hijos, helando la sangre de los trasnochados novohispanos, como vívidamente lo relató el Dr. José María Marroquí en su obra sobre nuestra ciudad.

Organizada en torno a un amor imposible y desdichado que provoca filicidios y violencia, la leyenda de la Llorona adquiere rasgos locales y encuentra en el dramaturgo poblano Francisco Neve su máxima expresión teatral: La Llorona o El espectro de la medianoche, estrenada en el Teatro Principal de Puebla el 3 de octubre de 1893, aclamada y ampliamente representada en toda la república por compañías relevantes o pueblerinas y, cincuenta años después, tras la función conmemorativa en 1943, su autor falleció a los pocos días, acrecentando así el halo misterioso de su obra.

Hoy, preservando la tradición surgida hace veintitrés años en el Embarcadero de Cuemanco, a partir de este 7 de octubre a las 20.00 horas, la producción del joven xochimilca Alejandro Capultitla Castillo, con  el apoyo de Oswaldo Membrillo y Hugo Cuevas, ofrecerá una magistral recreación de La Lloron,a un lamento para todas las voces,  dirigida por Norma Espinoza, estelarizada por Nayeli Cortés y una compañía conformada por cincuenta actores, músicos y danzantes en escena, además de técnicos en iluminación y multimedia.

Como parte del ritual propio de la región, los Días de Fieles Difuntos se elaborará el Tlalmanalli tradicional al pie del escenario y se “pedirá calaverita” al estilo de los Calpullis de la zona lacustre que, al igual que nuestro Centro Histórico y el campus universitario, han sido declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.

Cuánta razón le asiste al nicaragüense Darío al definir las leyendas como aquello que vive y palpita siempre en la imaginación y el corazón de un pueblo.

suarez del real