Viene el 8 de noviembre

Por Gerardo Yong

 

La noche estaba dispuesta. Las Vegas sería la sede de uno de los mejores encuentros  de la temporada. Esta vez, la audiencia no estaría centrada en el Cesar´s Palace, sino en el salón Thomas & Mack de la Universidad de Nevada. No eran boxeadores o luchadores, sino dos gigantes contendientes que buscan el mayor trofeo del mundo: la Casa Blanca. Hillary Clinton, por el Partido Demócrata y Donald Trump, por el Republicano.

El tercer round de un debate que hasta ahora ha reflejado una clara victoria para la representante de los burros indomables. Encuestas de entrada como la de Real Clear Politics la ubicaban antes del evento con una ventaja de 6.5 puntos sobre el magnate rubio. Una superioridad que ha mantenido desde el primer encuentro cuando se impuso al rudo millonario con una actitud más tranquila y ecuánime. Para quienes descartan los efectos de las encuestas, habría que exponerles que después del primer debate realizado el 26 de septiembre, la intención de voto por Clinton subió a 47%, mientras que Trump se quedaba en 42%, según una encuesta realizada por CNN/ORC.

En el Pinche Gringo

Pero es el tercer debate el más importante. Es por ello que se notó una mayor preparación por parte de ambos candidatos, especialmente Trump, cuya estrategia de reacciones viscerales fueron cambiados por comentarios directos y precisos, así como una disminución de su gesticulación adusta.

A poco más de dos semanas de las elecciones, Clinton se impuso al republicano Trump, algo que incluso tuvo repercusiones positivas para México pues apenas terminado el encuentro: el peso mexicano se revaluó en ocho centavos, lo que dejaba en claro la peligrosidad que implica el magnate rubio para la economía mexicana. Por si fuera poco, Trump elevó la expectación tras haber descartado que reconocería le resultados de las elecciones, las cuales según él, “están amañadas”.

Tal vez esto pueda sonar muy conocido en Latinoamérica, pero no en Estados Unidos, donde el sistema electoral y la democracia son dos pilares que sostienen a la Unión Americana. Si Trump había logrado algún avance en la retórica del debate, esto lo perdió al haber abierto un cuestionamiento a la legalidad de los comicios.

El evento fue calificado como más interesante que los otros dos, los cuales habían dejado un mal sabor de boca por el bajo nivel de desafíos. En esta ocasión, los medios de comunicación internacionales detectaron a un Trump que demostró haber aprendido a debatir con mayor cordura, dejando a lado sus conocidos gestos rudos y su clásica visceralidad, que en muchas ocasiones le han hecho el día, pero cuyas declaraciones emitidas sin filtros emocionales, lo han dejado mal parado.

Dos expertos que presenciaron el debate en el restaurante Pinche Gringo, centro de reunión de los residentes estadounidenses demócratas en México, dieron su opinión al final de evento. Ellos son Héctor Llerena, especialista en el diseño y manejo de estrategias de comunicación política para funcionarios, candidatos, instituciones y partidos políticos y el senador del PRD por Chiapas Zoé Robledo.

Para el primero, Clinton mostró una mejor soltura en las discusiones. “Yo esperaba un Trump más duro que en el último debate. Lo esperaba mucho más agresivo. Hillary estaba muy tranquila, en su zona de confort, no se metió en problemas, mantuvo su discurso. Trump, por su parte, siguió sobre sus fortalezas, dijo Llerena. “Si hubiera sido una pelea de box, los dos estuvieron siempre en su esquina, en sus territorios. Más estilo, menos entrada. En una estrategia en la que ninguno de los dos arriesgó. Se espera a un Trump fuerte, pero su cambio de estrategia, nuevamente lo hizo quedar mal ante una Hillary más tranquila”.

Pero no tardó en aparecer el estilo de calificativos que le ha caracterizado y fue así que tildó a su adversaria de ser una “mentirosa” en referencia a que niega sus vínculos con la planilla mayor de Wall Street. Su actitud misógina también reapareció al señalar a su contrincante como una “mujer repugnante”. La frontera también tuvo un lugar relevante, donde reiteró que hará lo posible por cerrarla para controlar a los “hombres malos” que no pasarán por el muro que se empeña a levantar y en depurar a la población de los millones de indocumentados que se aprovechan de la economía estadounidense.

Las cosas cambiaron cuando Clinton arremetió contra el magnate rubio al que señaló como un “títere” del presidente Vladimir Putin. Trump ni siquiera mostró alguna antipatía cuando se refirió al mandatario ruso, por el contrario, indicó que Moscú ya ha superado a Estados Unidos mediante la visión de un presidente inteligente, que rebasa en mucho a Barack Obama. El aspirante republicano incluso fustigó la estrategia actual de la Casa Blanca respecto a que carece de un compromiso serio en el combate contra el Estado Islámico, lo cual ha sido algo que constantemente ha denunciado el Kremlin respecto a la crisis en Siria. En palabras de Zoé Robledo, senador por el PRD en el Congreso de Chiapas, “Trump, hizo más campaña por Putin que por él mismo y mostró algo que fue muy obvio, que le interesa tener el respeto del presidente ruso”.

Elecciones Estados Unidos

Clinton, 52 puntos; Trump, 39

Sin embargo, dejó en claro que, aunque una victoria de Clinton sería mejor para México, las fallas que ha tenido el actual gobierno podría complicar las relaciones con una administración liderada por ella, debido al caso de la visita de Trump.

“Yo vi a una Hillary enojada por el hecho de que Trump haya venido a México y esto es más grave, porque habrá que sopesar el gran esfuerzo que se deberá hacer desde la diplomacia mexicana”. A partir de enero, el gobierno mexicano tendrá que reconstruir con una candidata que se siente ofendida. La relación de México con Estados Unidos fluye de manera natural y constante no solamente en el sistema consular sino en los flujos migratorios que son muy intensos. Creo que el problema es más para México en función de los errores que se cometieron a la hora de invitar a Trump y no a Hillary”, afirmó Robledo.

“Hay que resaltar que eso se hizo cuando ella ya tenía cierta ventaja y se podía predecir que había una posibilidad de su triunfo. En su lugar se invitó no sólo al candidato que ha insultado y amenazado a México, sino al que tenía más posibilidades de perder. El triunfo de Hillary presentará un gran reto para México y un reto para el cual no sé si esta administración estará preparada para enfrentarlo. Y por esta administración me refiero a Peña Nieto, no a la administración en Estados Unidos”, remarcó.

Llerena también coincidió en que cualquiera de los dos resultados tiene un valor negativo para México, pues implica un reto diplomático.

“Tal parece que no se logró sensibilizar del todo a Trump, pese a que ese fue el discurso oficial. El continúa con todas sus propuestas antimigratorias”, comentó. “A pesar de que trata con cierta caballerosidad al presidente Peña no le concede mayor importancia al tema y el muro va. En el caso de Hillary, el referirse de una manera tan fría a ese episodio, es un aviso de cómo será la relación, sobre todo al inicio”, puntualizó.

Pese a todo, Trump parecía más seguro en esta ocasión, incluso hubo quienes le dieron el debate por su declaraciones más directas y precisas. Sin embargo, este avance se perdió cuando se negó a reconocer los resultados de las elecciones, argumentando que hay un complot en su contra.  A la pregunta del moderador del debate, Chris Wallace, sobre si aceptaría el veredicto de las urnas. Simplemente lo negó y señaló que los medios de comunicación envenenan la mente de los votantes. El resultado: Hillary Clinton 52 puntos; Donald Trump, 39.

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