Los niños deben estudiar

Por Yazmín Alessandrini

El trabajo infantil es un flagelo que asuela al mundo entero y en México no es la excepción. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo 2013 que presentó la oficina del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (UNICEF), en nuestro país, un total de 2.5 millones de niños y niñas menores de 18 años eran empleados, lo que indudablemente afecta la salud y el desarrollo integral de aquellos que aún pertenecen al espectro de la niñez y la adolescencia. Y este fenómeno, todos debemos entenderlo y reflexionarlo para poder combatirlo, se detona a raíz de la pobreza que existe en los hogares, lo que que en definitiva no ayuda en nada a paliar la mala situación económica en las casas de estos menores que ingresan en el mercado laboral (informal) y, en cambio, al abandonar sus estudios para trabajar terminan percibiendo 20 por ciento menos cuando son adultos porque no cuentan con la preparación académica necesaria.

Pero, por principio de cuentas, ¿qué se entiende como trabajo infantil? De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la cual encabeza Alfonso Navarrete Prida, es la participación de una niña, un niño o un adolescente en una actividad productiva, la cual se realiza al margen de la ley porque se desempeña por debajo de la edad mínima de admisión al empleo de acuerdo con el marco jurídico nacional y porque por su naturaleza o condición de exposición (por ser peligrosa e insalubre) produce efectos negativos, inmediatos o futuros, para su desarrollo físico, mental, psicológico y social.

En este contexto, resulta verdaderamente plausible que a mediados de esta semana la STPS encabezara, junto a la Fundación Panamericana para el Desarrollo de la Organización de Estados Americanos (OEA), el lanzamiento de la campaña “Todos Contra el Trabajo Infantil”, la cual está encaminada, por medio de una serie de actividades de concienciación sobre esta gravísima problemática social, a erradicar el trabajo de los menores de edad en nuestro país.

Por principio de cuentas, con “Todos Contra el Trabajo Infantil” se pretende sensibilizar a toda la sociedad mexicana, particularmente a los jóvenes y estudiantes universitarios, para que se conviertan en agentes de cambio en sus respectivas comunidades, ya que esta campaña busca concienciar a todos en tres aspectos elementales: 1) el trabajo no es cosa de niños; 2) el dinero que reciben hoy los niños que trabajan empobrece su futuro, el de sus familias y el de su país, y 3) los niños deben estudiar, y no trabajar.

Cabe destacar que gracias a la acertada política laboral que se implementó con la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, en 2012, se ha logrado abatir considerablemente este gravísimo flagelo social, pues al inicio de su administración se contaba con casi 3.1 millones de niños y adolescentes en situación de trabajo, y casi cuatro años después se cuenta con casi 2.5 millones, lo que representa un decremento de poco más de 550 mil niños, niñas y adolescentes en esta situación, con todos los menores saliendo del mercado laboral informal/ilegal y, lo que es mejor, reincoporándose al sistema educativo.

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