Como alguien dijo: “Estamos en México”
Por Yazmín Alessandrini
El sentir de todos los veracruzanos y de todos los mexicanos es generalizado, la suspensión de derechos partidistas al todavía “gobernador” de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa y a seis de sus colaboradores, todos pertenecientes al PRI, suena más a burla que a otra cosa por parte de la cúpula tricolor que encabeza el señor Enrique Ochoa Reza, pues a juzgar por todas las tropelías cometidas por este “gobernante” y sus amigos, lo que la gente esperaba por parte del instituto político que los impulsa y los arropa, mínimo, era que actuara con verdadera sensibilidad y no tronando chinampinas mediáticas.
Por principio de cuentas, ¿qué diantres significa exactamente que a estos facinerosos de la política les sean suspendidos sus derechos partidistas? ¿La verdad?, pues prácticamente no significa nada. Y no significa nada porque estos sujetos, al ser parte de una especie de mafia cuyas máximas divisas son el fuero y la solapación, pues difícilmente van a tener que vérselas con la justicia. Sí, sí, ya sabemos que como medida cautelar estos sujetos no podrán postularse a un cargo de elección popular, ni participar en organismos priistas y tampoco intervenir en procesos electorales internos por tiempo indefinido, cosa que a ellos ni les va ni les viene porque todo el daño y quebranto que le podían causar a Veracruz y a los veracruzanos ya lo causaron.
Así de simple.
Y es que, nos guste o no, parafraseando al nefasto #LordAudi, “estamos en México, goey, capta”, lo que significa que sin importar siglas ni colores o su posición dentro de los tres niveles de gobierno, aquí en nuestro país es prácticamente imposible que un funcionario (federal, estatal o municipal) y sus achichincles pisen la cárcel a causa de sus transas y corruptelas.
Sin embargo, dejando de lado aquel aforismo de ni son todos los que están, ni están todos los que son, al interior del PRI les sería de muchísima utilidad ajustar acciones y discursos en miras de poder evitar la crisis que se les podría venir encima por defender lo indefendible, porque cuando alguien de la experiencia y colmillo del diputado Jorge Carlos Ramírez Marín dice que las cuatro carpetas de investigación que abrió la PGR sobre el caso de Duarte y sus cuates están “inundadas de intereses políticos de diversas índoles y autores” es porque probablemente no es está valorando en su justa dimensión la gravísima situación derivada de la pésima praxis del todavía “gobernador” veracruzano, quien lastimosamente llevo a extremos inimaginables el mal ejercicio del poder en aquel estado y que sí o sí lo debe ubicar en una posición de mayor rigor que la simple suspensión de sus derechos partidistas.
¿Cuál podría ser la solución más conveniente para el priismo en este lamentable caso? Fácil: si efectivamente es genuina la lucha contra la corrupción que pretende encabezar Ochoa Reza al interior del PRI, el único camino que le queda es que ellos mismos sean los artífices y promotores del desafuero, juicio político, detención y sentencia de este mal gobernador y sus compinches.
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