Bob Dylan… Blowin’ in the Wind

Por Teodoro Barajas Rodríguez

Bob Dylan es un juglar, un poeta de nuestro tiempo, una voz distinguible y esperada que tenía alrededor de dos décadas siendo  nominado para ganar el Premio Nobel de Literatura; ahora que obtiene dicho galardón, las opiniones se dividen. Finalmente no vivimos en un mundo de una sola voz, no, tenemos una polifonía con diferentes intenciones e intereses, hay quienes señalan a Dylan de no ser un escritor tradicional, aunque algunos de ellos nunca obtuvieron la presea citada, acaso el ejemplo más puntual en ello lo representa el maestro Jorge Luis Borges, cuya obra tuvo y tiene los méritos suficientes.

Bob Dylan fue una voz y una guitarra, el tono acústico hizo volar la palabra en una era que dibujaba la ruptura del orden establecido, fue contestatario en un tiempo que gestaba sus propias convulsiones que irrumpieron furiosas en 1968, ya algunos años anteriores se escuchó La respuesta está en el viento. Climática canción de aquellos días.

Iconoclasta, Bob Dylan fue adoptado como el gurú de muchos artistas de la época sesentera como John Lennon, su legado está presente con todo y las discusiones bizantinas que brotan tras el anuncio del Nobel que circuló por el mundo al instante en las redes sociales.

Un mexicano ganó el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, el poeta y ensayista que dejó una gran obra desde El arco y la lira o aquella de ornamentos antropológicos conocida como El laberinto de la soledad.

Otro escritor latino nacido en Perú también lo ganó, Mario Vargas Llosa, cuyo último trabajo que pudimos leer fue Cinco esquinas. Los dos citados encuadran en el catálogo de escritores tradicionales, Bob Dylan procedió más que de la academia de la música, muchos críticos han afirmado que el cantautor nacido en Minessota ya tiene labrada una biografía indiscutible. Otros han señalado la importancia de la cultura general, incluso señalan que dicho reconocimiento abre las puertas para otros poetas no tradicionales como Joan Manuel Serrat, así lo dijo Joaquín Sabina.

Bob Dylan tiene evidentes influencias de la generación Beat, aunque él siempre puso un toque personalísimo que lo proyectó como un profeta que tiraba plegarias desde un país plagado de contradicciones. Su canción Like a Rolling Stone así lo refiere, Blowin’ in the Wind por igual, sus letras fueron un bálsamo bajo ritmo acústico en tiempos en que algunas piezas del rock fueron mera frivolidad y juegos mediocres de palabras en las que figuraba más la música.

No obstante, los cuestionamientos continúan como un signo de los tiempos, muchos talentos del logos no recibieron el Nobel, otros han suscitado la polémica como sucedió con Winston Churchill que también lo obtuvo, insistimos que en las listas de los ausentes destaca en primera línea Jorge Luis Borges, injusto que el autor de Historia universal de la infamia no lo haya recibido, los motivos los desconocemos.

Las letras de Bob Dylan tienen una estética fácilmente identificable, irrumpió en los años sesenta con una bandera contestataria e influyó en su generación, su imagen está en el imaginario con una guitarra texana y una armónica, más allá del debate con relación al Nobel Bob Dylan tiene su propia magia tan vigente como la esperanza de un mundo mejor.

Barajas