Hace casi dos meses, el referéndum por la paz fue rechazado en Colombia, dejando boquiabierta a toda la comunidad internacional. Con ello, se evidenció que el pueblo no quería la paz, es decir, si ésta no cumplía las expectativas de quienes han sufrido la guerra por más de 50 años en ese país sudamericano. Este jueves, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el máximo comandante de la guerrilla de las FARC, Rodrigo Londoño alias “Timochenko”, firmaron un nuevo acuerdo de paz. En esta ocasión, el gran ausente fue el ex mandatario Alvaro Uribe, principal opositor al plan de paz anterior y también detractor del actual.

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En esta ocasión, Timochenko propuso la creación de un gobierno de transición conformado por todas las fuerzas políticas que garantice el cumplimiento de los acuerdos. Comentó que este nuevo acuerdo implicó “debates profundos con todas la voces del establecimiento. Nadie debe quedarse por fuera de él. Solo ponemos fin de manera definitiva a la guerra para confrontar civilizadamente las contradicciones”, afirmó.

Sin embargo, el dirigente guerrillero recomendó que el nuevo plan se implante los más rápido posible para cumplir con la demanda principal que es “poner fin al uso de las armas en la política y que “se garantice el derecho a disentir, a hacer oposición”.

En esta ocasión el plan de paz vio la luz en Bogotá y no en La Habana, como ocurrió con el precedente. Santos calificó la iniciativa como una base para la construcción de una paz estable y duradera. “Logramos parar el desangre y que no haya más víctimas”, destacó.