de Javier Sicilia

Patricia Gutiérrez-Otero

(Primera de tres partes)

Desde que supe que salió a la luz la novela autobiográfica, El deshabitado, de Javier Sicilia (Grijalbo / Proceso, 2016), esperé encontrar reseñas o menciones en diversos medios de comunicación. Fuera de la revista Proceso, casi no encontré nada. Ni siquiera después de su presentación formal en la Ciudad de México…

Después de leerlo, entiendo el porqué del silencio en torno a esta novela: hay demasiadas verdades sobre personas y gobiernos. La novela se sitúa desde el asfixiante momento en que Javier Sicilia vivió el asesinato de su hijo Juan Francisco, luego las marchas y caravanas del “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad” (del que dice que nunca lo pensó como un movimiento, sino como una coalición), y su regreso voluntario a México tras pasar varios meses en una comunidad en Francia, donde su hija y nieto se refugiaron tras el crimen de su hermano y la movilización de su padre y abuelo. Tiempo y lugar en el que Sicilia buscaba reencuentros, algunos de ellos fallidos, otros incompletos, otros reveladores…

Sicilia habla de desencuentros personales y sociales (como el de Ciudad Juárez durante la firma de los seis puntos o con los zapatistas o los intentos aparentemente fallidos de Estados Unidos). Sobresalen sus reuniones estériles con Felipe Calderón Hinojosa tanto a nivel personal como institucional, y la imagen que Sicilia conserva de Calderón con quien intentó establecer un lazo más allá de lo institucional, una relación simplemente humana, topándose con un muro en el que las grietas que por instantes se abrían se cerraban casi de inmediato. Las palabras contra Calderón son duras, incisivas, reveladoras; aunque no así las pocas que se refieren a Margarita Zavala, a pesar de que en uno de sus encuentros en los Pinos muestra a una mujer timorata incapaz de abrirse a la realidad. La apreciación de Enrique Peña Nieto tampoco es halagadora. Se detiene menos sobre él, pero su juicio es fuertemente negativo. Asimismo, critica la falta de empatía de Andrés Manuel López Obrador durante una comida en casa de éste, actitud que Sicilia considera defensiva como si el político se sintiera ante un “rival”, y la amenaza de muerte que recibió por parte de miembros de MORENA ante su postura de no votar o de votar en blanco (¿lo habrá sabido el presidente de ese partido político?).

Javier SiciliaEn esta novela, Sicilia, además, cuestiona la fe que recibió de niño y que le hizo amar a la Iglesia, y aunque permite entrever que sigue asistiendo a la Eucaristía y que comulga cuando la situación lo permite, cuestiona a la Institución y sus normas; institución que en México es un poder más que puede oponerse a la difusión de ideas subversivas por parte de lo que muchos católicos han considerado “un poeta místico”.

Si llevo meses advirtiendo el silencio de los medios de comunicación sobre ciertas noticias, incluso en los que solían ser más osados, la falta de eco a la novela El deshabitado, no hace más que confirmar que en nuestro desdichado país el periodismo está siendo amordazado por aquellos que de alguna manera detentan un poder de manera visible o detrás de bambalinas, por aquellos cuyos intereses pueden verse comprometidos por el valor que muchos prestan aún a la palabra de un hombre que consideran veraz y valiente, un hombre sin ilusiones pero que se sigue sintiendo obligado a actuar como el Sísifo de Albert Camus.

Además, opino que se respeten los Acuerdos de San Andrés y la Ley de Víctimas, que se investigue Ayotzinapa, que trabajemos por un Nuevo Constituyente, que Aristegui y su equipo recuperen su espacio, que se dialogue a fondo con los maestros, que Graco sea destituido.

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