Manuel Nava

ACAPULCO, GRO.- Guerrero volvió a ser sacudido por una ola de violencia que se desató durante el puente vacacional de la Revolución Mexicana dejando un saldo 30 muertos y el hallazgo de nuevas fosas con cadáveres además nuevos brotes de autodefensas.

La respuesta gubernamental se inscribió en la misma lógica: operativos conjuntos con el ejército y la marina para encontrar a los jefes de cárteles que en la disputa del negocio han desatado la violencia.

El punto de partida se ubica el 17 de noviembre, cuando un comando armado secuestro a un grupo de entre 8 y 12 personas; entre los plagiados iban dos menores de edad, uno de ellos fue hallado con vida junto a otros dos de los secuestrados. La combi en que fueron trasladadas estas personas fue encontrada quemada. Se atribuye la acción a un grupo delincuencial llamada “Los Tequileros”.

Pero ese no fue el único hecho violento. La noche del domingo en un paraje que lleva de Tixtla al poblado de Atliaca, fueron encontrados nueve cadáveres descuartizados que aún no han sido identificados.

La cotidianidad de la violencia o la intimidación a que recurren los grupos delincuenciales hizo que los habitantes de Tixtla actuaran con normalidad y caminaban tranquilamente en las principales calles. El mercado municipal “Antonia Nava de Catalán”, abrió de manera normal, al igual que los negocios como tiendas de abarrotes, ropa, calzado, odontología y fondas de comida ofrecieron sus servicios.

Entre el 19 y el 20 de noviembre, en Acapulco, nueve hombres –entre ellos dos marinos, un adolescente, así como una mujer-, fueron asesinados a balazos en diferentes hechos vinculados presuntamente a la delincuencia organizada.

La tarde de 21 de noviembre, un grupo de  200 personas de la comunidad de San Jerónimo el Grande, municipio de Ajuchitlán del Progreso, se levantaron en armas para crear su autodefensa ante el ingreso de hombres armados del grupo criminal “Los Tequileros”, y luego del secuestro de vecinos de este poblado.

El grupo reunido en una cancha techada detrás de la capilla de San Jerónimo el Grande, portando armas que se usan en el campo, los hombres iban vestidos con camisas, pantalones y huaraches cruzados y portaban rifles calibre .22, escopetas, pistolas de un sólo tiro y rifles de postas. Ahí comenzaron a organizarse para establecer puestos de vigilancia en las dos entradas de la comunidad y hacer guardias las 24 horas, embozados la mayoría de ellos.

Los vecinos llevaban una manta que decía, “El pueblo de San Jerónimo el Grande está cansado de tanta violencia de ese grupo criminal llamado ‘Los Tequileros’, pedimos al gobierno que actúe porque el pueblo se va a levantar en armas y pedimos la liberación de nuestros compañeros. Ya Basta”.

“El motivo de este movimiento, es porque el gobierno no está respondiendo. No están haciendo nada. Vienen y pasan como si fuera desfile sólo para demostrar trabajo pero no están haciendo nada, hasta sospechamos que están coludidos con ellos (con los criminales)”.

“Le hacemos un llamado al gobernador Héctor Astudillo Flores para que responda. Que se mueva. Que cumpla con la promesa que hizo de traer orden y paz. No vemos claro, sólo vemos su ausencia, vemos que no quiere venir a la Tierra Caliente y menos tocar estos lugares. Estamos abandonados”, fue la versión de alguien no identificado en uno de los videos.

En la región de Tierra Caliente estarían operando ya, dos grupos de autodefensas. Uno  en la parte de la sierra de San Miguel Totolapan y este en la parte baja en la región de Tierra Caliente.

Adelfo Castillo López, comandante de la 27ª Zona Militar, dijo que la jornada violenta del sábado y domingo es por la pugna entre grupos del crimen organizado en Acapulco.

A su vez el Grupo de Coordinación Guerrero acordó en una reunión urgente, “reforzar” y “fortalecer” el esquema de seguridad en Teloloapan, Arcelia, Ajuchitlán del Progreso, Tixtla y Chilapa.

Astudillo Flores dijo en conferencia de prensa que el conteo oficial del gobierno del estado es que en esos tres días ocurrieron 26 asesinatos y “la mayoría” de las víctimas están vinculadas a la delincuencia organizada.

El mandatario explicó que el número de ejecuciones ocurridas en el estado se debe a que diferentes grupos de la delincuencia organizada “realizaron acciones que coincidieron” y calificó como las de mayor salvajismo las ocurridas en Tixtla y Teloloapan, en referencia a los nueve cuerpos desmembrados encontrados la noche del domingo, y la ejecución de los tres herreros secuestrados el 4 de noviembre, respectivamente.

La violencia en Acapulco está relacionada con la competencia por la venta de droga, y en el caso de los marinos –ejecutados el domingo–, dijo que la presunción es que fueron asesinados por una confusión, según dijo el gobernador.

La pugna es entre las bandas de “los Tequileros”, La familia Michoacana, Los Ardillos, entre otros.

Acapulco y Chilpancingo, están dentro de los cinco municipios con más violencia en el estado y en donde se supone que existe una operación especial del gobierno federal, para disminuir el índice delictivo en las 50 ciudades más violentas del país.