Por Juan Pablo Aguirre Quezada*

“Nunca más me arrodillaré en mi pequeño país, junto a un río,

para que lo pétreo en mí se pueda disolver, para que nada quede sino mis lágrimas,”.

Czeslaw Milosz

Las islas Tuvalú es uno de los países más pequeños y con menor población del mundo. Con tan sólo 25 kilómetros cuadrados (poco mayor que la extensión de la delegación Iztacalco en la Ciudad de México) tiene menos de doce mil habitantes.

Es un país relativamente joven, ya que aún no cumple 40 años de su independencia. Conocida anteriormente como posesión británica en las Islas Ellice, esta nación tiene grandes desafíos, como el mantener una economía que le permita su subsistencia hasta la lucha contra el cambio climático, ya que al ser geográficamente un conjunto de islas de coral, arrecifes y atolones la altitud sobre el nivel del mar raramente rebasa cuatro metros y medio, por lo que es uno de los lugar con amenazas más graves de desaparecer en caso de que aumente el nivel del mar por efecto del calentamiento global.

Pese a su escasa extensión, los tuvaluanos se han adaptado económicamente para su subsistencia. El mar y sus actividades relacionadas han permitido que su población se ocupe en turismo, pesca y un régimen fiscal que otorga finanzas al gobierno del país, situación que permite emplear a gran parte de los trabajadores. Ejemplo de ello es que las licencias para pescar permiten cerca de la mitad de ingresos nacionales.

Debido a su aislamiento geográfico Tuvalú ha tenido que buscar fortalecer las relaciones exteriores, por lo que las ganancias financieras de sus fondos de inversión nacionales y sus remesas de trabajadores en otros países han permitido complementar su economía. Además, el crecimiento del internet le ofreció una oportunidad interesante con el dominio .tv, del cual es propietario este país. Debido a que también coincide con la abreviatura de televisión y que el país tiene poca población o industria que requiera el uso de esta característica de la banda ancha, el país recibió regalías de usuarios del dominio, estimadas en 50 millones de dólares anuales.

No obstante, estas negociaciones también trajeron otros problemas como contenidos inmorales en la red. Esto no es nuevo para Tuvalu ya que en la década de los noventa el país también fue acusado de ser sede de números telefónicos con contenidos eróticos. Por lo que una combinación de experiencia con suerte por las siglas de la televisión y el prefijo del país le permitieron abonar millones de dólares a las islas.

Pese a esta renta el país no permaneció ajeno a la crisis internacional de 2007, cuyos efectos aún resiente la población. Ejemplo de ello son los indicadores económicos, ya que el Banco Mundial informó la caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 39 mil 875.7 millones de dólares en 2012 a 37 mil 859.5 dos años más tarde. Esto afecto el porcentaje de los tuvaluanos en pobreza, ya que uno de cada cuatro de ellos (26.3%) vivía en estas condiciones en 2010. Además, la caída de su ingreso PIB per cápita ha sido una constante en épocas de crisis internacionales como en 2003, 2010 o 2014, aunque también su economía se ha distinguido por una recuperación rápida. Aun así, el país es vulnerable ante las variaciones del mercado internacional.

Otro reto que este país afronta es el crecimiento poblacional, lo cual es más alarmante si tomamos en cuenta su escaso territorio. Las estadísticas del Banco Mundial refieren que en 1960 únicamente tenía 6 mil 100 habitantes, pero se incrementó a ocho mil en 1980 y a diez mil en 2015. Sí el Gobierno y la sociedad tuvaluano no toma decisiones en esta materia puede crear un riesgo debido a sus pocos recursos naturales y a la alta dependencia con el comercio exterior para satisfacer sus necesidades básicas.

¿Qué futuro le espera a Tuvalu? Seguramente el sector servicios seguirá siendo el motor del desarrollo para el país, aunque el problema del calentamiento global plantea necesidades de protección civil en caso de una evacuación por el crecimiento del nivel del mar.

En el sector turismo Tuvalu tiene la desventaja de ser un país alejado de grandes regiones como Europa, Norteamérica  o África, por lo que competitivamente podría llegar a buscar a visitantes con altos ingresos económicos o de lugares más cercanos como Australia, Nueva Zelanda, Japón, China, entre otros. No será fácil para el país avanzar en esta materia, sobre todo por la posición más privilegiada de naciones como las islas Fiji, Tahití o incluso la atracción que puede ofrecer Hawái.

Una forma de ingresos que ha desarrollado la administración de las islas -y que ha contribuido a prepararse ante la amenaza del cambio climático- es la emisión de timbres postales y monedas conmemorativas. Si bien el país utiliza el dólar australiano como dinero en circulación, este país se une como otros países diminutos como El Vaticano o Andorra en fabricar piezas que sean del interés de los coleccionistas de todo el mundo, y por ende, su valor comercial sea más alto que el nominal.

Tuvalu es miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Mancomunidad de Naciones; por lo que, en caso de emergencia por el crecimiento del nivel del mar, gran parte de la respuesta vendrá de los países con los que ha estrechado vínculos.

*Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.