El 31 de octubre de 2016, en la carretera La Marquesa-Toluca en el km 38, cuatro asaltantes se subieron a un autobús de pasajeros para quitarles sus pertenencias. Luego del atraco, un individuo, que se presume pertenecía al Ejército, sin pensarlo sacó su arma y la accionó en contra de los delincuentes, privándolos de la vida casi de inmediato. Las pertenencias fueron regresadas a sus dueños, y los cuerpos inertes de los ladrones fueron abandonados sobre el acotamiento de la vía.

Ninguno de los afectados denunció el caso. Incluso, en redes sociales, se pidió que no se identificara al vengador anónimo, lo cual reveló el hartazgo de la sociedad mexicana con la inseguridad y la violencia cotidiana.

El caso del vengador de la Marquesa no ha sido el único. En lo que va del año, 18 asaltantes de transporte público han sido asesinados a manos de un justiciero, sobre todo en el Estado de México, principalmente en los municipios de Ocoyoacac, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan, Tlalnepantla, Tecámac, Chalco, Chimalhuacán y San Mateo Atenco, municipios en los que prolifera la delincuencia de todo tipo.

En 2016 se han registrado 6 mil 860 asaltos a transporte público en diferentes municipios mexiquenses. El secretario de gobierno, José Manzur Quiroga, informó que delitos como homicidio doloso, secuestro, extorsión y violación han aumentado en un 70%.

Hay que recordar que en 2013, Ciudad Juárez surgió una misteriosa mujer que se dedicaba asesinar a choferes de autobuses, cuyas rutas partían de las maquiladoras en las que cientos de mujeres trabajan a diario y las cuales fueron violadas, asesinadas o desaparecidas. Se trata de la “Diana Cazadora de Choferes”, mujer que baleaba en la cabeza a sus víctimas.

Este tipo de actos ocurren cuando la policía es incapaz de brindar seguridad a la gente, y llega alguien que con su osadía toma las armas y ejerce justicia por su propia mano, que si bien la ley no lo permite, este personaje puede convertirse en un héroe anónimo que sustituya las funciones de la autoridad.

Se trata del justiciero, personaje que toma la fuerza para perseguir las causas justas y a veces difíciles a través de vías poco ortodoxas. Este personaje surge como una acción deliberada ante la falta de un órgano judicial incapaz de prevenir la delincuencia y la maldad.

A lo largo de la historia han surgido diferentes justicieros que se han convertido en los favoritos de los pueblos y que han dejado expuestas las deficiencias de los sistemas de justicia y de las autoridades.

Para entender porqué estos personajes surgen en medio de la inacción de las autoridades, Siempre! entrevistó al escritor Omar Delgado -autor de la novela Caballero del Desierto y gran conocedor de novela negra y nota roja-, quien nos ayudó a profundizar sobre el justiciero de la vida real y de ficción.

Para Delgado, uno de los más grandes justicieros de la literatura es, sin duda, el bandido Robin Hood, hablando de la reconvención o ajuste de un pacto social en el que las leyes que originalmente deberían estar protegiendo, no lo hacen, y ahí es donde el aparato legal se convierte en un instrumento para proteger los intereses de los criminales.

En este contexto, Robin Hood entra a ser el bandolero social por experiencia, como parte de una de los personajes más representativos de la literatura medieval inglesa.

Robin Hood es el personaje que, sin llegar a métodos de violencia extrema como en los casos que se han dado en la actualidad, toma la justicia en sus propias manos con el fin de proteger a la población vulnerable tanto de los abusos de los criminales como de los agentes de la ley.

Fuera de la ficción y trasladando la justicia por propia mano en un contexto social actual, Omar Delgado considera que cualquier revolución o cualquier reivindicación social comienza como una situación de bandidaje, y este personaje que surge lo que busca es dar el equilibrio entre el aparato legal injusto y una masa que está totalmente desprotegida de la ley.

Justicieros

Bandidos

Para entender el contexto de cada justiciero, se puede ubicar a tres tipos de bandidos, y Delgado señala que el primero es el ladrón noble que se entiende por el personaje del “paradigmático, Robin Hood”.

Otro es el vengador, que es el que más se acerca a los personajes que han surgido en la actualidad, que se distingue no tanto por su bondad sino por su fiereza, es aquel que “ante el abuso del más poderoso sobre el más débil ejerce una acción de violencia extrema”. En este contexto ubicamos a Joaquín Murrieta, quien durante la Fiebre de Oro de 1848 buscó afluentes en el actual estado de California, Estados Unidos, para robar oro a los anglos por una venganza.

También se puede hablar de otro bandolero, un personaje paramilitar de la Grecia del siglo XVI, y se trata de bandidos colectivos o grupos que controlan cierta zona y la característica es que no hay ningún líder que sobresalga del colectivo, tal es el caso de Los Plateados, en la zona de Morelos y Guerrero, en el siglo XIX, los cuales representan el ejemplo paradigmático de ese tipo.

Sin ley

Para Omar Delgado, el país vive un momento muy complejo dado que los aparatos de justicia en gran parte de la República o “son de una ineficacia proverbial o bien están encubriendo o apoyando al crimen organizado”, lo cual ocasiona que el ciudadano de a pie se encuentre indefenso.

En México se recurre a este tipo actos porque el ciudadano se siente vulnerado, y aunque reconozca al ladrón, lo denuncie ante el MP e identifique, existe una posibilidad de que durante el proceso judicial el delincuente salga libre y regrese para ejercer venganza contra el denunciante.

“Estos justicieros surgen por ese malestar social de emparejar un poco las cosas, en el sentido de que si hay una serie de grupos criminales que están ejerciendo fuerzas violentas contra ciudadanos que tienen que tomar un transporte público vulnerable a los asaltos, surgen estas figuras que se dedican a defender a los ciudadanos de los criminales”.

Esta realidad violenta provoca que la ciudadanía perciban a las autoridades como incompetentes y que están coludidas con el crimen organizado en cualquiera de sus acepciones.

“Los vengadores representan este espíritu que tiene el ciudadano común para tratar de revertir la impotencia que tiene en contra de la criminalidad”. El hecho de que el colectivo valide la acción criminal representa una crítica fuerte hacia la acción del Estado como un ente encargado de la seguridad y la procuración de justicia.

Ante la falta seguridad y el aumento de la delincuencia, el senador panista Jorge Luis Preciado lanzó una iniciativa en la que se contemplaría la portación y uso de armas de fuego para defensa personal, por este hecho, Delgado señala que aunque de principio la propuesta parece atractiva, se tendría que reeducar a la gente, ya que sus niveles de tolerancia son bajos.

“Cualquier ciudadano que se exponga a la calle, en el momento de dirigirse a su trabajo, o a sus hogares, aparentemente suena como una buena idea tener una arma con la cual te puedas defender, pero también conlleva a un estado de inestabilidad social: cualquier persona con un arma tiene la capacidad de agredir a otra persona por cualquier causa ajena, sin justificación”.

Omar Delgado se pregunta qué sucedería si este problema se suma al de los llamados Lords y Ladies, si “la propuesta de Preciado está para discutirse” sería necesario quien solicite portar un arma, pase por una serie de exámenes psicométricos y económicos muy estrictos, a fin de evitar que el país se convierta en un terreno más peligroso y de sangre.

-¿Cuáles son las características principales de un justiciero?

Lo considero como un tipo que, en primer lugar, tiene entrenamiento. Es decir, es una persona que sabe de armas, efectivamente está entrenado, puede ser un ex policía o un policía en activo, un militar o un ex militar. También es una persona que estaba ahí por casualidad, pero que en este caso tenía los medios (un arma o un entrenamiento previo), para responderle a la delincuencia.

Ante esta ola de justicieros en México, la pregunta queda en el aire, ¿cuándo actuarán las autoridades oportunamente para evitar que la gente aplique la ley por su propia mano?

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