Por Armando Reyes Vigueras

El proceso para concluir el texto constitucional de la carta magna para la Ciudad de México recorre un camino plagado de críticas. En particular, uno de los cuestionamientos es que si se incluyen demasiados derechos, podría generar un texto que no se podría cumplir en la práctica. En un artículo publicado en la revista Nexos, Salvador Camarena y Roberto Breña apuntan en el sentido de que “la proliferación de leyes y particularmente su incumplimiento lleva, de modo inevitable, a que los ciudadanos identifiquen las leyes con la ficción”.

Desde luego que dicha percepción tiene una parte de realidad. La redacción de la primera Constitución de la Ciudad de México se nutre, además del borrador presentado, de una serie de iniciativas presentadas tanto por ciudadanos como por los propios integrantes del órgano legislativo, con un abanico de temas que representa una diversidad propia de esta urbe.

Change.orgPara ejemplificar esto, tenemos que en la plataforma change.org se han presentado 32 iniciativas que van desde incluir derechos de los animales, reconocimiento del patrimonio inmaterial hasta temas como eliminar el fuero, Internet gratuito, eliminar la prostitución o incluir la naturación urbana. En esta liga puede conocer el conjunto de propuestas hechas en dicha plataforma.

Pero lo comentado arriba es sólo acerca de las peticiones de personas u organizaciones que de manera individual proponen una iniciativa en la plataforma. La Secretaría Técnica de la Asamblea promovió en el mismo espacio el movimiento Voces Ciudadanas que engloba 352 iniciativas que han logrado reunir más de 278 mil firmas de apoyo.

Lo interesante en este punto, es que las propuestas que reciban más de 10 mil firmas podrán participar, mediante representantes, en un grupo de trabajo que presente la idea al pleno de la Asamblea. Puede conocer más del tema en este enlace.

Twitter Aida ArreguiEn las redes sociales también se han hecho presentes distintas iniciativas para apoyar el derecho a la vida, muerte digna, licencia de paternidad y otros ejemplos. Desde organizaciones sociales hasta políticos, algunos de ellos miembros de la propia Asamblea Constituyente, han hecho públicas algunas ideas que les gustaría incluir en la nueva Carta Magna.

Redes sociales como YouTube también han sido aprovechadas para dar a conocer los avances en las iniciativas presentadas a la Comisión Técnica de la Asamblea Constituyente, como la que habla de la idea de convertir la Ciudad de México en una ciudad inteligente:

Twitter Jesús OrtegaY por si lo anterior no fuera poco, hay que considerar que —hasta el momento de redactar estas líneas—, los integrantes de la propia Asamblea han presentado 544 iniciativas, en temas como desarrollo sostenible, ciudadanía, pueblos y barrios originarios, así como buen gobierno. En este listado se encuentran las modificaciones al proyecto de borrador que entregó el jefe de gobierno de la Ciudad de México, proyecto que se puede conocer en este enlace.

Es un ejercicio vacuo

“No hay nada malo en tener derechos aspiracionales, derechos que nos gustaría tener”, apunta en entrevista con Siempre! José Antonio Aguilar Rivera, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) quien, sin embargo, se muestra en desacuerdo con el proceso que se está siguiendo para elaborar la Constitución de la Ciudad de México, nuestro entrevistado no duda en calificarlo de un acto de política simbólica.

“Deberíamos de dejar la política simbólica, la cual empieza con el hecho de cambiarle el nombre al Distrito Federal, en todo este proceso irresponsable, antidemocrático y muy desafortunado de una nueva Constitución”, sostiene el investigador.

José Antonio Aguilar Rivera

José Antonio Aguilar Rivera

Aguilar Rivera ejemplifica esto de la siguiente manera: “en México pasan dos cosas: hay derechos de primera generación que no están garantizados; es un ejercicio de tapar el sol con un dedo cuando no tenemos garantizados los derechos a la seguridad y ya estamos dando el de la alimentación”, para añadir que “hay una falta de congruencia entre estos derechos porque no sabemos identificar lo que es primario o secundario, antes de ampliar la lista nos tenemos que encargar de subsanar los que van primero”.

Asimismo, apunta que el nuevo documento se elabora en “un país [en donde] se viola la ley de manera repetida”, por lo que “poner más derechos que no son garantizables, exigibles, y que si lo fueran provocarían una crisis fiscal, lo único que hacen es presentar la Constitución no como un instrumento de gobierno sino como un catálogo de buenos deseos totalmente irrelevantes”.

El académico señala que todo esto “perjudica el establecimiento del Estado de derecho y la Constitución como un instrumento efectivo, real, pragmático de gobierno”.

En la conversación, compartió con este medio que el resultado de todo esto es que los ciudadanos consideren totalmente irrelevante la Constitución “porque está prometiendo las perlas de la virgen, y nada de eso se puede hacer realidad”, además de advertir el riesgo que puede venir: “si optan por hacer caminos para hacer justiciables esos derechos, lo ideal sería que los tribunales declararan que no se pueden cumplir porque pondrían en riesgo al erario”, además de que ve una faceta aún más perversa: “aquellos individuos que no son los más pobres y los más desprotegidos, que tienen acceso a bufetes de abogados muy caros sacarían ventaja de estos para beneficio individual”.

twitter-voto-catolicoEn la opinión de nuestro entrevistado, lo que se debería haber hecho es partir de otras bases. “Un camino mucho más sensato hubiera sido partir del estatuto de gobierno y hacerle las reformas que fueran pertinentes”, por lo que plantea que es necesario saber si “lo que hizo la comisión encargada de redactar el proyecto puede ser enmendado o no”, pues insiste en que “el asunto de la Constitución no era una prioridad, esa es la verdad, además teniendo parte del ordenamiento contenido en la Constitución Federal”.

“Esto es una especie de ejercicio vacuo, es la verdad”, señala Aguilar Rivera para concluir: “todo esto se pudo haber hecho a partir del estatuto de gobierno y a través de la Asamblea de Representantes, que tenía un mandato mucho más democrático y mucho más claro de esto en comparación con la Asamblea Constituyente actual”.

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