Entrevista con Helen Krauze | Autora de Pláticas en el tiempo

 

 

Una entrevista es como un tapete persa,

no se pueden describir todas sus grecas,

únicamente las más importantes.

Daniel Dueñas*

 

 

Por Jacquelin Ramos

Llegó a México, al puerto de Veracruz, a la edad de 6 años a principios de década de los treinta, de manos de sus padres, provenientes de Santander, España, huyendo de una Polonia aterrorizada por el gobierno nazi y sus concomitantes persecuciones hacia los judíos. Era la niña del exilio, Helen Kleinbort Krauze, un nombre que más tarde se pronunciaría en los ámbitos culturales, políticos, sociales y académicos de nuestro país, en donde ha vivido la intensidad de la cultura y la sociedad.

Los años cincuenta y sesenta fueron —hasta 1968— tiempos serenos en los que México fue una capital cosmopolita que visitaban todo tipo de personajes, unos notables, otros estrafalarios, y Helen supo aprovechar la oportunidad. Les siguió la pista y así inició una carrera apasionada en el periodismo a lo largo de más de seis décadas con entrevistas, que fueron publicadas en diarios como Novedades, El Heraldo de México y El Sol de México. Su labor permitió que una pluralidad de voces le revelaran sus secretos, gustos, emociones y, por qué no, sus manías.

Por pura casualidad

En entrevista para Siempre!, Helen Krauze relató que sus encuentros —además de saber meter cordón para sacar hilo— son resultado del conocimiento que logró de los personajes para adentrarse en sus pensamientos más íntimos; conocer su visión del momento que vivían, su trascendencia, para así transformarlo en un espejo que puede servir de referencia en los tiempos actuales.

 

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Helen Krauze Foto: Siempre! | Mónica Cervantes

¿Cómo inicia su pasión por escribir?

Como escritora, nada más he escrito dos libros. El primero se llamó Viajera que vas (1997), que trata de algunos de los viajes que he realizado, invitada por los gobiernos de países como India, España, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, Francia, Rusia, Israel, Panamá, Chile y Argentina, los cuales quedaron perpetuados en ese libro.

Pláticas en el tiempo fue mi segundo libro, que da cuenta de mi gran pasión: el periodismo. En él, hay una selección de 89 de las 900 entrevistas que realicé desde los años cincuenta, y que dan fe de muchos personajes importantes que van desde intelectuales mexicanos y extranjeros, artistas, escritores, diseñadores, mujeres destacadas, actores, así como personajes de la realeza, empresarios, médicos y músicos, entre otros.

Como periodista llegué por pura casualidad. Cuando mis hijos empezaron a estudiar, me quedaba tiempo libre, por lo que decidí dedicarme al voluntariado, siempre con la idea de hacerlo para México.

Recuerdo que, cuando estaba en ese voluntariado, se me ocurrió hacer una exhibición de moda, no me fue difícil, más bien muy divertido porque estaba muy relacionada con ese tipo de gente. En ese entonces se usaban mucho las pieles, y se hacían las pasarelas en el centro nocturno El Patio, un recinto emblemático de aquellos tiempos.

Lo que sacábamos por esos eventos se lo dábamos en algunas ocasiones a doña Eva Sámano de López Mateos, esposa del entonces presidente Adolfo López Mateos, para sus desayunos escolares y también para algunos alumnos de universidad que necesitaban para sus estudios.

En cierta ocasión en que una secretaria, encargada de escribir los boletines, faltó a trabajar al voluntariado, me ofrecí a realizarlos. Los boletines eran para una organización de mujeres israelitas; cuando los fui a entregar, me los recibió el dueño del periódico Novedades, Daniel Dueñas. Los leyó, y me pregunto: “¿quién escribió esto?”, respondí “yo”. Inmediatamente me dijo: “¿le gustaría escribir en el periódico?”; sorprendida, pensaba que era la oportunidad para iniciar mi vocación periodística, y así fue.

 

 

México significó mi salvación y la de mi familia,
porque sin su refugio, en Polonia hubiéramos muerto en el Holocausto.

 

helenNunca sabes quién las leerá

¿Por qué su interés por realizar entrevistas?

Cuando el señor Dueñas me invitó a trabajar con él, me dijo que hiciera entrevistas y le contesté que no sabía hacerlas, me comentó que platicara con los personajes y así me inicie. Realicé mi primera entrevista de doce cuartillas, en 1959, a Yeudith Shaltiel, la entonces esposa del embajador de Israel, David Shaltiel. Era una mujer guapísima e interesante, fue la primera psicóloga judía egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ese tipo de personajes fueron los que me empezaron a llamar la atención. Me gustaba hacer entrevistas sencillas, porque nunca sabes quién las leerá, pueden ser intelectuales o la gente común y corriente, por ello hacía entrevistas para todo tipo de lector. Pero también me enfocaba en hablar con mujeres que hubiesen sobresalido en cualquier esfera de la vida pública, indagar los resortes que las habían impulsado a crecer, a madurar, a apartarse de los papeles convencionales.

¿Cuáles son algunos de los personajes que forman parte de estos 60 años de trayectoria?

Mis entrevistas son resultado de vivencias, prolongadas y profundas, de las cuales tomé lo más necesario para el público que me ha leído, escuchado o me ha visto en estas seis décadas.

Se trata de textos que revelan a personajes en el ámbito de la acción, de su actividad, lo mismo que brindan conocimientos sobre lo que pasaba en su contexto y del momento que vivían. Son espejo de un momento determinado que puede servir de referencia en la actualidad.

En mi trayectoria periodística he entrevistado a mucha gente importante o que forma parte de la política, la nobleza y el arte. Uno de ellos es el dramaturgo Hugo Argüelles, uno de los personajes que más me ha emocionado, no solo porque era exitoso con sus obras teatrales sino porque su personalidad estaba rodeada de cierto misterio. También tuve la gran oportunidad de entrevistar al pianista y pintor Leonardo Nierman, al cronista Carlos Monsiváis, así como al expresidente panameño Omar Torrijos.

Otro personaje que recuerdo entrañablemente es Lupe Marín, exesposa del muralista Diego Rivera, a quien conocí mediante la pintora Martha Chapa. Era una mujer muy atrayente y culta; era todo en una sola persona. Otra mujer que me dejó gran enseñanza fue la poeta y exgobernadora de Colima Griselda Álvarez, una de las mujeres que abrieron una brecha para la mujer actual.

Sabemos que ha sido parte de asociaciones como la Asociación Mundial de Mujeres Periodista y Escritoras (AMMPE). ¿Por qué participar en el reconocimiento del periodismo femenino?

Para mí, fue una etapa importantísima en mi vida, ya que estuve como vicepresidenta por más de 30 años en la AMMPE, que fue creada en la década de los años sesenta, a iniciativa de Gloria Salas de Calderón, y que fue respaldada por un valioso grupo de mujeres periodistas y escritoras de todo el mundo.

Cada dos años, se realiza un encuentro internacional en uno de los países participantes para abordar los temas que se relacionan con la contingencia, actualidad y requerimientos propios de la profesión. Sin embargo, la finalidad de participar en este tipo de asociaciones, era promover la presencia de la mujer en los medios de comunicación, el uso de las nuevas tecnologías, el periodismo ambiental o el vínculo entre el poder político y los medios de comunicación. Algo elemental en todos los tiempos.

 

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Polonia no me gustó

¿Qué satisfacciones le ha dejado el periodismo?

Antes que nada estoy agradecida con este país, con México. He luchado mucho por él, para mí es todo. A Polonia solo lo conocí cuando tenía seis años, y volví después de mucho tiempo, pero no me gustó. A mí me encanta trabajar para México, lo idolatro y él me ha respondido al 100 por ciento. Significó mi salvación y la de mi familia, porque sin su refugio, en Polonia hubiéramos muerto en el holocausto.

Las satisfacciones que he tenido son muchísimas, conocer gente y sus diferentes formas de pensar, de actuar, y que además tuvieron la bondad de permitirme ser su voz para que conocieran su pasión por lo que hacían en ese momento.

Por otro lado, actualmente en el periodismo “ya no hay secretos”, todo se dice y todo se vale, a pesar de ello me sigue gustando el periodismo; celebro que hoy a la mujer se le da más acceso para desarrollar esta profesión, en los diarios, la radio, la televisión y el internet.

Y como siempre lo he dicho, en el periodismo hay que ser responsables y decir lo que es, pero con seriedad, con el corazón y el alma.

 

*Palabras de reacción ante la primera

entrevista de Helen Krauze, del libro

Pláticas en el tiempo.