BERNARDO GONZALEZ SOLANO

A principios del siglo XX, el poeta estadounidense James Whitcomb Riley (1842-1916) escribió la sobada frase que induce a ubicar a las personas en lo que realmente son: “cuando veo un pájaro que camina como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, lo llamo pato”, lleve o no una etiqueta que lo identifique como tal, verbi gratia Donald Trump, el presidente electo de Estados Unidos de América, que se ha caracterizado, durante toda su campaña electoral como un redomado racista, misógino, machista, egocéntrico y, por si algo faltara, antimexicano furibundo. De tal suerte, no habría porqué esperar que al escoger a los miembros de su gobierno lo hiciera con personas diferentes a su forma de pensar y de actuar. Solo los que no quieren ver seguirán ciegos.

Ya es suficiente con que Trump haya ganado las elecciones, a la manera estadounidense, con menos votos directos que su adversaria, para seguir la ruta de quienes aseguran que Donald Trump cambiará su forma de actuar simplemente porque a los mexicanos no nos cuadre la forma de considerarnos y que no va a hacer lo que dijo en su campaña, como construir un muro en la frontera entre su país y el nuestro y que, además, nosotros lo pagaríamos. O que no deportará a millones de connacionales porque eso sería demasiado arriesgado. Ya es tiempo de dejar de engañarnos.

TIJUANA, BAJA CALIFORNIA,10MAYO2016.-Activistas de la agrupación de apoyo a personas deportadas, "Ángeles sin Fronteras" y "Juventud 2000" se reunieron a un costado del muro fronterizo en la colonia Libertad donde se encuentra el mural de Donald Trump para realizar la "Mega Mentada" para el virtual candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos. Al grito de "Chinga tu madre Trump" realizaron pintas en la imagen por considerarlo un insulto para los mexicanos. El mural de protesta fue realizado a principios de año por jóvenes estudiantes que residen en el otro lado de la frontera.  FOTO CHRISTIAN SERNA /CUARTOSCURO.COMDonald Trump es antimexicano ciento por ciento y si sus propios paisanos no lo detienen, seguramente cumplirá sus promesas de campaña, tanto migratorias como económicas. Si al sur de la frontera entre EUA y México, las autoridades no lo consideran capaz de realizar sus proyectos, estamos perdidos. El gigantón rubio, hará lo que dijo y mucho más. La única posibilidad de que México se salve de los despropósitos de Trump, será que él mismo se ponga la soga al cuello, gracias a su egocentrismo incontrolable. Dos o tres analistas estadounidenses coinciden en que Trump será el único que ponga fin a su mandato, ojalá así sea.

La mejor prueba son los hechos. Los primeros nombramientos de los miembros de su gabinete son más que evidentes. Es claro  que Donald Trump no va a gobernar desde el centro. Su alineación favorita es la derecha (la ortodoxa, si es posible). Los nombramientos que dio a conocer el viernes 18 de noviembre así lo demuestran. Todos relacionados con la política de seguridad dentro de las fronteras de la Unión American, el homeland que con tanto cuidado preserva cada administración, al margen de su color político.

El más polémico quizás sea el del senador Jeff Sessions para la Fiscalía General del Estado, equivalente a un Secretario de Justicia. Con veinte años como senador, el veterano republicano nacido en Selma, Alabama, uno de los estados –más pobres y racistas de la Unión–, que más tardó en acatar la Ley de Derechos Civiles, cumplirá 70 años la próxima Nochebuena y se distinguió en la campaña electoral por ser uno de los pocos congresistas fieles al empresario neoyorquino desde el principio, incluso durante el proceso de las primarias, cuando el establishment republicano se dedicaba a hacer el vacío al outsider de la Gran Manzana.

Jefferson Beauregard “Jeff” Sessions III, de origen inglés, se graduó en Artes en Huntingdon College, en Montgomery, y en Derecho en la Universidad de Alabama. Desde sus días universitarios se aficionó por la política y formó parte de las juventudes republicanas. Ha sido fiscal en el distrito sur de su estado. El episodio más polémico y recordado del que fue protagonista sucedió cuando el Comité Judicial del Senado rechazó en 1986 la nominación para juez aprobada por el presidente Ronald Reagan, por sus comentarios racistas.

Después de analizar el informe correspondiente, el órgano senatorial decidió que no era la persona idónea para juzgar desde el mismo distrito de Alabama en el que representaba al gobierno federal. Una decisión que sólo ha tomado la Cámara Alta dos veces en cincuenta años. Entre las declaraciones que jugaron en su contra, fue una en la que aseguró que estuvo de acuerdo con la organización racista Ku Klux Klan “hasta que empezaron a fumar marihuana”. Posteriormente se arrepintió de lo dicho, alegando que era una broma. Sessions se opone frontalmente a la inmigración ilegal y a la legal, que, según ha escrito fuerza a la baja los salarios de los estadounidenses.

Al frente del Departamento de Justicia, Sessions aplicará parte de la política anti-inmigratoria de Trump, moverá el sistema legal a la derecha, y supervisará las regulaciones en concentración de empresas, derechos laborales y protección del medio ambiente. La designación es un premio a la lealtad y al coraje político del senador al apoyar a Trump desde el primer momento. Al mismo tiempo, Jefferson Beauregard se opone al aborto y a las uniones homosexuales. Trump rechaza lo primero, hasta el punto de haber propuesto “sanciones” para las mujeres que aborten, pero es defensor del matrimonio entre personas del mismo sexo.

trumpAsimismo, la seguridad nacional –que los estadounidenses llaman homeland— estará en manos del general Michael Flynn, originario (1958), de Middletown, Rhode Island. Graduado en Ciencias en la Universidad estatal; posteriormente estudió el master en artes y en gestión de empresas de telecomunicaciones. Su graduación militar, con distinción, tuvo lugar en el prestigioso Reserver Officer´s Training Corps.

El sucesor de Susan Rice en Seguridad Nacional se ha distinguido por su liderazgo dentro del grupo de generales críticos con la política antiterrorista de Barack Obama. Además de su experiencia en lugares de conflicto, por haber tomado parte en las guerras de Irak y Afganistán, sobresale por su trayectoria en cargos de la Administración, siempre ligado a la inteligencia militar. Desempeñó su máxima responsabilidad como director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa en el gobierno de Obama, de 2012 a 2014. Fue uno de los altos mandos militares que “ayudó a construir la red para derrotar a Al Qaeda”, de acuerdo a los informes de la periodista experta en contraterrorismo Kimberly Dozier.

La trayectoria del adiestrado militar en la lucha en contra de la yihad tuvo el contrapunto de su implicación en el sistema de interrogatorios con técnicas de tortura, que tanta polémica causaron. Este fue el motivo por el que Obama lo destituyó de su responsabilidad en inteligencia en las guerras del Oriente Medio. Sus divergencias en la lucha contra el terrorismo con el alto mando que ha rodeado al presidente saliente se han extendido estos años a un rotundo rechazo a la clausura de la cárcel de Guantánamo, en Cuba.

No sólo eso, también Flynn es miembro del patronato de ACT! For America, un grupo que ha sido acusado de racista contra el Islam, una religión con la que según ha declarado, “llevo en guerra desde hace 10 años”. En febrero pasado tuiteó: “El miedo a los musulmanes es racional”, como complemento de “temer al islam, que quiere que el 80% de la humanidad sea exterminada o esclavizada”. Al margen de su rechazo de todo lo musulmán, la ideología de Flynn es confusa.

Se ha opuesto a las guerras de la Unión Americana en el Oriente Medio, de las que es veterano. Pero ha descrito una especie de Santa Alianza –más bien una ensalada geoestratégica– en la que colaboran activamente  DAESH, Bolivia, Cuba, Al Qaeda, Nicaragua, Rusia, Corea del Norte, Irán, Venezuela, Siria, China y Nicaragua.

Esta lista se encuentra en su libro publicado este mismo año, The Field of Figth. How we can win the war against radical Islam and ist allies (El campo de lucha. Cómo podemos ganar la guerra contra el Islam radical y sus aliados).

Otro nombramiento vital es el de otro “halcón”, miembro de la Cámara de Representantes, Mike Pompeo (1963), originario de Orange, California, pero asentado en Kansas. Como congresista representa a uno de los distritos del estado del Medio Oeste desde hace seis años. La diversidad y la brillantez de sus estudios y de su trayectoria profesional realzan su perfil. Doctor en Derecho por la Universidad de Harvard, inicialmente trabajó en un despacho de abogados, pero nunca abandonó sus querencias hacia la aeronáutica, producto de su paso por la Academia Militar donde se graduó como ingeniero mecánico. Fundó su propia empresa vinculada al sector aeroespacial, antes de dedicarse al negocio de las explotaciones petrolíferas. Por todo esto, no puede decirse que Mike Pompeo, ( la persona elegida por Trump para dirigir la Agencia Central de Inteligencia CIA) provoque rechazo personal ni profesional. Cayó de pie su designación, incluso entre quienes se reconocen distantes ideológicamente del congresista, que procede del movimiento radical conservador Tea Party. En algunos sectores progresistas se cuestionó, eso sí, su perfil ideológico: miembro de la Asociación Nacional del Rifle, radicalmente contrario al aborto y al Obamacare y contrario a los acuerdos de París sobre el cambio climático.

La diferencia de Pompeo con Flynn y Sessions es que en las primarias republicanas no apoyó a Trump, sino a Marco Rubio. Como congresista ha sido uno de los más críticos con el acuerdo de la administración Obama (y el resto de la comunidad internacional) con Irán. A eso se suma su contundente cuestionamiento de la labor de la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, durante los sucesos en la legación estadounidense en Bengasi, Libia, donde murió el embajador, Christopher Stevens y otros diplomáticos en 2012. Y ha declarado que el ex espía Edward Snowden, que actualmente se encuentra en Rusia tras haber desvelado el espionaje electrónico de EUA: “debe ser sometido a un juicio justo y condenado a muerte”.

La pregunta es directa: ¿qué demuestran estos nombramientos? ¿Qué rumbo toma Trump? VALE.