Entrevista con Bernardo Barranco | Sociólogo experto en asuntos religioso
Por Nora Rodríguez Aceves
“El papel más importante que jugará el nuevo nuncio apostólico para México, Franco Coppola, será en el reacomodo que se está operando en la vida de la Iglesia. La renuncia, obligada por derecho canónico, del cardenal Norberto Rivera representará una reconfiguración de la jerarquía mexicana”, señala Bernardo Barranco, Sociólogo experto en asuntos religiosos.
“El juego de Rivera después de haber quedado muy debilitado tras la visita del papa en febrero pasado a nuestro país, debilitado porque fue excluido de la organización, fue regañado, fue uno de los personajes a los que le cayó el veinte cuando el papa en el avión envía el mensaje de que, si hay algún obispo que ha cambiado de curas o que ha protegido a un pederasta, es un obispo que tiene que renunciar.
La polémica en torno a la critica que Desde la Fe se hizo al planteamiento del papa le dio la vuelta al mundo ¡y por supuesto! que hubo reacciones por parte del Vaticano.
Cuando pensábamos muchos que Rivera estaba francamente muy debilitado, que era el momento en que tendría que salir, el cardenal ha tenido la capacidad de reconstruirse, de reposicionarse y lo ha hecho gracias a la alianza establecida con los grupos ultraconservadores vinculados al Yunque, al movimiento de defensa de la familia.
Era una coyuntura muy particular porque no había nuncio, a Christophe Pierre lo habían enviado a Estados Unidos; el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el cardenal José Francisco Robles, está poco presente, estaba más preocupado por los pleitos que tiene en Guadalajara con el poderosísimo cardenal en retiro Juan Sandoval Íñiguez y ha descuidado la conducción del Episcopado Mexicano a través de la CEM.
El cardenal Rivera aprovechó este vacío en términos de poder al interior de los obispos e inserta y prácticamente arrastra, al conjunto de la Iglesia a esta aventura ultraderechista contra los matrimonios igualitarios con lo que gana posicionamiento, interlocución; muestra que aún tiene músculo y lleva a muchos obispos para apoyar esas marchas. Luego, se da el lujo después de echarse para atrás y decir ¡ yo no soy el organizador, la Arquidiócesis no se comprometerá! y da un paso para atrás.
Ello en términos de la política intereclesiástica es muy importante, ya que Norberto Rivera en los hechos se presenta como el hombre fuerte de la Iglesia, que es capaz de defender los intereses y la agenda eclesiástica frente al poder y frente a los poderosos porque forma parte de esa élite y tiene una postura visiblemente intransigente frente a este tema.
Reitero lo que he dicho en entrevistas pasadas con Siempre!, que el interés de Rivera es mostrarle al papa y al Vaticano que tiene muchos contactos con la vieja guardia conservadora de la Curia Romana. Que entre la Curia y él, le mostrarán al papa por qué es importante que continúe con su papel en las coyunturas que vienen: la nueva Constitución de la Ciudad de México y el nuevo andamiaje jurídico político que tendrá la ciudad; dos, el proceso electoral en puerta hacia el 2018, y donde tiene una amistad profunda con casi todos los políticos empezando por Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, sectores del PRI, e incluso con Andrés Manuel López Obrador”.
Es la carta que juega Norberto Rivera, el hombre fuerte de la Iglesia, el personaje capaz de defender intereses de agenda. Frente a esto, Coppola tendrá la disyuntiva de mantenerlo un tiempo más, quizá uno, dos o tres años, o aceptar inmediatamente la renuncia de un personaje que ha polarizado no solo la vida de la Iglesia sino también la política del país con sus posturas. Será un termómetro muy importante para medir la aceptación o no de la renuncia de inmediato, es una potestad que tiene el papa.
Tendrá que ver qué tanta fuerza tiene Norberto tanto en el Vaticano como en México y el perfil que quiere para la Iglesia en nuestro país. Está claro que cuando los obispos son fuertes e importantes y gozan de la simpatías de Roma, pueden durar mucho tiempo, ahí está el caso del cardenal Julio Terrazas, en Bolivia que le mantuvieron más de ocho años y murió siendo cardenal. Por el contrario, también está el caso de Onésimo Cepeda, indeseable, polémico y polarizante, que presentó su renuncia un viernes y el lunes por la mañana, ya la tenía aceptada.
Es uno de las grandes disyuntivas que asumirá Franco Coppola y que no solo se reduce a la salida y retiro de Rivera, sino al reacomodo que se dará en el conjunto de los obispos que ya están tomando nota, porque representará un importante reacomodo en la vida de la Iglesia.
Un México de contradicciones
Es interesante que Francisco haya elegido un nuncio con un perfil curtido para venir a México, un país con muchos desafíos y tan importante para la catolicidad. El primer país con mayor número de católicos hispanoparlantes, con un enorme número de católicos en diáspora como sería en Estados Unidos y con grandes contradicciones, sobre todo de violencia, inseguridad, de remontes de nuevos movimientos religiosos y una iglesia dividida. La lectura que tiene la iglesia de lo que está pasando en México es bastante cruda.

Franco Coppola
Franco Coppola es un nuncio que viene a México en circunstancias dramáticas, en un país que se está cayendo a pedazos, en términos de liderazgo gubernamental, la imagen del Presidente está lastimada y fracturada; hay una clase política impregnada por el olor estupefaciente de la corrupción, sin capacidad y sin liderazgo frente a la sociedad, con una economía estancada.
Frente a esta realidad, hay una Iglesia dividida, como la describió el papa, fracturada internamente no por motivos ideológicos sino por egos, por vanidades, por protagonismos, por luchas de poder. Es la iglesia que tiene que dar cuenta Franco Coppola.
Incidir en la política
Hay que situar cuál es el papel del nuncio, es muy importante. Un nuncio tiene una característica diferente a todos los diplomáticos. Todos los embajadores son una representación de un Estado frente a otro, para facilitar la comunicación y el entendimiento, bajo el principio de la no intervención; pero el nuncio además de ser diplomático, político, también es pastor y por lo tanto tiene incidencia en el conjunto societal.
El nuncio son los ojos, los oídos y los brazos del papa, es decir, lo que plantea, son las iniciativas del papa y éste, hoy se llama Francisco.
Los papas anteriores le dieron un matiz muy conservador a la iglesia mexicana, de hecho nuestros obispos son de los más conservadores de América Latina, los más reacios y reaccionarios que hay en el continente.
El programa que delineó Francisco a los obispos está en el discurso que pronunció el 13 de febrero en la Catedral, donde le pide a la iglesia y a los obispos ser más pastores, menos príncipes, menos acuerdos debajo de la mesa, más transparencia y cercanía con la gente. No a los grandes príncipes y sobre todo enfrentar los grandes problemas como el narcotráfico.
Además, resaltó la imagen de dos pastores que son referencia, curiosamente uno fue Samuel Ruiz — incluso visitó su tumba— y otro Vasco de Quiroga, los dos fueron actores religiosos polémicos, pero muy comprometidos con su gente, es el acento que el papa busca.
La señal pública que ha dado Franco Coppola, cuando presenta las credenciales diplomáticas al presidente Enrique Peña Nieto, es que viene en una actitud conciliadora con el Estado y es importante, porque es una señal que viene desde el Vaticano y matiza la postura sobre los homosexuales, los matrimonios igualitarios y llama al diálogo. Plantea que hay que ir caso por caso, tener una actitud de pastor, estar en contacto con la gente y desde ahí emitir una palabra evangélica.
Matiza los radicalismos con los cuales muchos obispos y especialmente el cardenal Rivera han estado manejando, que es el todo o nada frente al gobierno y frente a temas como matrimonio y homosexualidad.
Rivera, rígido en sus concepciones
Ante la supuesta flexibilidad del cardenal Rivera en el tema de la homosexualidad, “no estaría tan entusiasmado porque lamentablemente es una persona muy rígida en esas concepciones, ha tenido la costumbre de iniciar arengas y después echarse para atrás, como cuando criticó discursos del papa en el semanario Desde la Fe y después dijeron que no había sido Norberto Rivera, que había sido otra persona”.
No le tengo confianza política, ni evangélica a un personaje que se presenta ambivalente, más bien leo la postura de Rivera frente a la creciente ola de crímenes de odio y homofóbicos que están imponiéndose en el país, fruto del rechazo católico a los homosexuales y a las bodas gays. Es como lavarse las manos o asearse frente a un tema que puede escalar, sin embargo, la semana pasada no solo pidió disculpas sino incluso rezó por las víctimas.
Es por ahí que está reaccionando, aunque no descarto que pueda existir una postura más firme por parte del Vaticano diciéndole, ¡párenle!, vamos a negociar y tener una actitud más civilizada, no polarizada como la de ciertos obispos.
El mayor error que ha cometido el Episcopado, es legitimar a la extrema derecha mexicana, a los grupos vinculados al Yunque o con una ideología yunquista, es una de los retos que Coppola tendrá que enfrentar una vez que entienda más con mayor fineza, la política mexicana.
Hay obispos que han salido del closet ultraderechista y pretenden legitimar posturas autoritarias, racistas, homofóbicas, que se están poniendo de moda en el mundo, véanse Trump, Austria, Francia, en donde grupos de extrema derecha con una ideología de la intolerancia y de la muerte están llenando espacios políticos.
Por lo tanto, uno de los grandes temas que tiene que abordar Coppola es el papel de la Iglesia en la construcción de una sociedad herida como la mexicana, entra a una sociedad donde reina la cultura de la corrupción y la cultura de la muerte.
Recuadro Coppola, no es angelical
Franco Coppola nació en Maglie, Provincia de Lecce, Italia, el 31 de marzo de 1957. Es ordenado Sacerdote el 12 de septiembre de 1981 e incardinado a la Arquidiócesis de Otranto, en Italia. Es doctor en Derecho Canónico y el 1 de julio de 1993 entró al servicio diplomático de la Santa Sede.
El papa Francisco lo designó el 9 de julio 2016 como nuevo nuncio en México, sustituye a Christope Fierre, quien desde el 12 de abril pasado fue nombrado nuncio en Estados Unidos, con sede en Washington, tras haber permanecido en nuestro país más de nueve años.
El 24 de octubre, Coppola presentó cartas credenciales al presidente Enrique Peña Nieto.
Es un religioso maduro, con experiencia, con una trayectoria académica sólida y un recorrido por diferentes países: Líbano, Burundi, Colombia, Polonia. Se desempeñó como embajador del Vaticano en República Centroafricana y Chad, donde los guerrilleros, sobre todo islámicos arrasan con iglesias, cementerios, sedes, casas y hay una inseguridad muy grande. Se forja en una atmosfera ríspida de los países más pobres de África, con altos niveles de polarización social, tribal, cultural y por supuesto religiosos.
“No es un nuncio angelical, es un nuncio curtido en diferentes situaciones, incluso en las situaciones más extremas como las que vivió en el centro de África”, apunta Bernardo Barranco