En un artículo publicado en The Daily Beast, el periodista Jonathan Alter ofrece al público las siete razones que considera influyeron en el resultado de la elección para Presidente de los Estados Unidos del pasado 8 de noviembre. Alter rechaza en su texto las explicaciones monocausales y, advierte, busca cavar más hondo para encontrar las razones que ayuden a entender la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Ofrecemos a los lectores de Siempre! Un resumen del artículo.
- El canal cultural. Alter expone que a los estrategas electorales se les olvidó el contexto cultural de la población estadounidense, en un país en el cual la radio conservadora tiene aún mucha influencia. Este sector de los medios de comunicación fue contrario a Hillary Clinton y ayudó al candidato republicano, quien supo explotar ese nacionalismo reaccionario que fue el mismo que alimentó el voto Brexit en Gran Bretaña y el aumento del populismo de derecha en toda Europa.
- Impulso fallido al empleo. Una de las mayores críticas que se hacen a la administración Obama es la que se refiere a su fallido plan para crear empleos. Los estadounidenses que perdieron sus puestos en el sector manufacturero en los años 80, que no pudieron emplearse en el sector infraestructura en los 90, vieron la falta de un plan para generar puestos de trabajo en los últimos 8 años. Clinton no supo comunicar una propuesta en este ámbito tan claramente como Trump lo hizo en otros temas.
- Saldo de las primarias. Relegar a Bernie Sanders afectó la campaña de Clinton, pues el apoyo que el precandidato demócrata había ganado entre los millenials y otros sectores sociales, no se trasladó a Clinton. Los candidatos verde y liberal, Jill Stein y Gary Johnson, recibieron parte de los votos de quienes antes apoyaban a Sanders. En una elección con sólo dos candidatos, quizá Clinton hubiera tenido mejores resultados.
- El multimillonario. La imagen de Trump, un magnate proveniente del mundo de los negocios, ayudó a identificarse con amplios sectores sociales. Trump tenía un mensaje más resonante que el de Clinton este año, centrado fuertemente en el comercio, el terrorismo y la inmigración. El republicano consiguió los votos adecuadas en los lugares adecuados, rompiendo las reglas del comportamiento que los votantes, finalmente, consideran irrelevantes para sus vidas.
- El sexismo. No hay una base para evaluar la importancia del género en la elección de un candidato en uno de los dos grandes partidos en Estados Unidos. Alguna forma de sexismo –consciente o inconsciente- pudo haber jugado un papel en la campaña, ya que Clinton fue vista como el candidato menos confiable cuando prácticamente cada palabra que salió de la boca de su oponente era una mentira. El sexismo, también, cruzó las líneas étnicas, pues Trump obtuvo 5% menos votos que Obama en 2012 entre la población latina, pues muchos hombres latinos respondieron favorablemente al machismo del republicano.
- El racismo. No se sabe con exactitud qué porcentaje de la población estadounidense es racista, pero lo que sí se puede asegurar es la tolerancia de la mitad del electorado para el racismo de Trump contra musulmanes, mexicanos y otros, lo cual constituye una de las novedades electorales. Para el comentarista de CNN, Van Jones, fuimos testigos del “whitelash”, una reacción blanca contra los no blancos que comenzaron cuando Trump anunció su candidatura con una ráfaga contra mexicanos “violadores y asesinos”.
- A los perros no les gusta. Alter refiere la anécdota de un presidente de una compañía que producía comida para perros: “Los operadores políticos a menudo cuentan la historia de un presidente de una compañía de comida para perros, quien se quejó de que su compañía tenía los mejores ingredientes, el mejor empaquetado, y el precio más bajo, pero las ventas se mantenían estables. ¿Por qué? Preguntó en una junta, “porque a los perros no les gusta”, gritó la voz desde el fondo de la sala”. Algo similar ocurrió en esta elección, recuerda el autor, Clinton tenía el mejor currículo, la mejor experiencia de gobierno, así como el respeto y la admiración de sus colaboradores, pero no pudo transmitir un mensaje optimista que podría dar a la gente algo más que votar, en tanto que para muchos simpatizantes demócratas ella no era “lo suficientemente agradable”.