Sólo para empezar, podrían ser tres millones de personas indocumentadas las que podrían ser expulsadas del país. Esto lo declaró sin más preámbulo, el futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump en una entrevista con la cadena de televisión estadounidense CBS. La cifra contempla principalmente a todos aquellos inmigrantes que tienen algún antecedente delictivo, que podrían ser peligrosos o que representen una amenaza para la sociedad norteamericana. En el programa noticioso 60 Minutos, el magnate rubio afirmó que primero asegurará la frontera echando del país o incluso encarcelando a quienes hayan cometido o hayan incurrido en acciones criminales; una cifra que ubicó entre dos y tres millones. “Los vamos a sacar del país. Están aquí ilegalmente”, enfatizó.

La segunda fase tendrá que con los migrantes que, según él, valen la pena, mismos a los que calificó como “gente estupenda, estupenda, pero vamos a tomar una decisión sobre eso. Pero antes de tomar esa decisión… es muy importante, vamos a asegurar la frontera”.

El también empresario del sector inmobiliario dejó en claro que no cobrará más que un dólar como sueldo por ser el mandatario del país, y destacó a su homólogo Barack Obama como un hombre “muy inteligente y amable”, luego que en su campaña electoral lo vapuleó señalándolo como un “mal presidente”.

Por otro lado, Paul Ryan, uno de los jerarcas del Partido Republicano, trató de calmar a la población al decir que “ni Trump ni su partido planean crear una fuerza de deportación”. “Creo que debemos tranquilizar a la gente”, dijo. “Ese no es nuestro objetivo. Eso no es en lo que nos estamos centrando. Nos estamos centrando en asegurar la frontera. Creemos que es lo primero y principal, antes de meternos en cualquier otro aspecto de la inmigración, tenemos que saber quién entra y sale de nuestro país”, puntualizó.

Tras la victoria de Trump, la mayoría de los expertos internacionalistas señalan que Centroamérica, México y Cuba, podrían ser los países más perjudicados de Latinoamérica. En el caso de México y Centroamérica debido a la fuerte dependencia comercial y migratoria que tienen con Estados Unidos, mientras que con Cuba, por la posible congelación del proceso de normalización de relaciones iniciado por el presidente Barack Obama.

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