Donald Trump ganó la elección. El millonario rubio se impuso por 279 votos contra 228 de su rival demócrata, Hillary Clinton. Con ello, aseguró la silla presidencial convirtiéndose en el mandatario número 45 de la Unión Americana. Su llegada al poder trae consigo numerosos retos y desafíos principalmente para México, país que estuvo siempre bajo el fuego de su campaña electoral.

Una cosa era el Trump como candidato, y otra diametralmente distinta ahora que se ha consagrado en la Casa Blanca. A escasas horas de conocer los resultados, impactantes para muchos, sale a relucir si el sistema electoral estadounidense tuvo algo que ver en la victoria de quien muchos pensaban que sólo era un brabucón malhablado y pendenciero. Para Amado Basurto, doctor en Política por la New School for Social Research, se trató más de un voto de castigo que de un voto razonado.

“El sistema electoral no está truqueado, más bien es anacrónico. La victoria de Donald Trump demostró que las fórmulas políticas pueden fallar si no se sabe con certeza las afecciones que tiene un pueblo. Trump resultó electo presidente gracias a una efectiva campaña que movilizó a las masas que se han sentido históricamente excluidas y vilipendiadas por la élite política estadounidense”, afirmó el experto.

“Esta movilización consiguió ganar cuatro o cinco estados que fueron obtenidos por Barack Obama en 2008 y 2012 (Iowa, Wisconsin, Ohio, Pennsylvania y Michigan). Su campaña pudo contrarrestar el llamado demócrata al voto femenino y latino con una movilización del voto blanco de hombres y mujeres”, indicó.

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Para el catedrático en economía de la Universidad Anáhuac, Arnulfo R. Gómez, el triunfo de Trump ya se visualizaba, sus mensajes, al tener un trasfondo acusatorio, eran más claros que la demagogia que caracterizó la estrategia clintoniana. “La victoria de Trump es interesante, especialmente por el tipo de mensajes que canalizó hacia grupos de marginados que se han sentido desplazados por inmigrantes. Esos mensajes fueron más contundentes que los propositivos, los cuales abundaban en campañas anteriores”, comentó.

“Parte importante de su popularidad se ha basado en ataques hacia los mexicanos, insistiendo en la necesidad de modificar el marco que regula las relaciones entre ambos países, incluyendo la denuncia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; lo que nos muestra que no entiende la operación real del comercio internacional ni la relación económica con México. La aplicación de sus medidas sería perjudicial para México, pero también lo sería para el propio Estados Unidos, que depende enormemente de la importación de productos hortofrutícolas procedentes de México”.

Para el también ex diplomático mexicano, quien fungió como consejero comercial de la Embajada de México en Costa Rica, Nicaragua y Panamá, además de Cónsul en el puerto de Rotterdam, Quebec y las provincias marítimas de Canadá, las propuestas de Trump dañarán grandemente a los mexicanos que viven en Estados Unidos, pues estos han estado soñando toda su vida con salir de la migración ilegal y del fantasma de la deportación.

“La migración ha sido un tema espinoso en Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos han mantenido una política que ha restringido la legalización de los mexicanos en ese país, además ambos, han continuado con la política de deportación sin que se vea una diferencia notable”, expresó.

“El voto obrero se volcó más hacia Trump porque simplemente ya están hartos de los procesos de globalización, pues son estos la causa de que las empresas se estén yendo al extranjero, sobre todo a México, que ha sido el receptor de capitales golondrinos”.

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