Declaraciones agresivas

Alfredo Ríos Camarena

El efecto Trump ha conmocionado el mundo entero, pues sus declaraciones agresivas y su conducta incierta y contradictoria, han puesto a diferentes regiones del mundo a meditar sobre el futuro inmediato: en Asia se retira del TPP; en Siria no acaba de definir posición frente a Rusia; a Corea del Sur y a Japón les abre la puerta para armarse con dispositivos nucleares, a su cuenta y riesgo; con la OTAN no aclara su alianza estratégica y fundamental; y desde luego, con América Latina enfrentará, otra vez a Cuba y a Venezuela, revisará el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá y seguirá una agresiva política migratoria.

Todo esto nos hace suponer que el tablero de ajedrez político de México –frente a la sucesión presidencial— debe cambiar y los partidos políticos deben postular a alguien que tenga una estrategia clara frente a ésta política antimexicana, que ya se inició.

Quienes conocen los resortes ocultos y los vericuetos de la globalización neoliberal, del manejo del mercado mundial y de las finanzas planetarias, particularmente son cuatro mexicanos: José Ángel Gurria, ex secretario de Hacienda y actual dirigente de la OMC; Agustín Cartens, también ex secretario de Hacienda y actual gobernador del Banco de México; Luis Videgaray, igualmente ex secretario de Hacienda y, al parecer, el hombre que encabezará al equipo gubernamental mexicano que atienda la transición estadounidense; y, finalmente, José Antonio Meade Kuribreña ex secretario de Relaciones Exteriores y de Hacienda, y hoy nuevamente, secretario de ésta importante cartera que se ocupa de las finanzas internas y externas. De estos, el único que actualmente tiene posibilidades de ser candidato a la presidencia de México es José Antonio Meade, quien sin duda, se convertiría en un presidente —con las credenciales y capacidades suficientes— para enfrentar al monstruo; un David que puede generar  —por sus conocimientos y talentos— la onda que golpee al gigante y que emita unas relaciones que beneficien a ambos pueblos; la forma de enfrentar este tema seria aprovechando las contradicciones del capitalismo y su crisis, utilizando —como lo indica el método dialéctico— la unión de los contrarios.

Otra propuesta diferente sería enfrentar la política norteamericana con una actitud nacionalista y agresiva, que ponga en el tapete de la decisión la fuerza y los principios ideológicos. Una posición peligrosa, pero posible, que además acarrearía una gran solidaridad por parte de mayorías populares, ésta política de choque sólo puede ser encabezada por uno de los mencionados como precandidatos, por Andrés Manuel López Obrador.

La solución hacia el futuro será enfrentamiento o negociación y los dos precandidatos que representan estas fórmulas antitéticas son José Antonio Meade y López Obrador.

Los otros personajes que se manejan en el espectro político obviamente tienen posibilidades y pueden estar en la boleta. Por el PAN son tres: Margarita Zavala; Rafael Moreno Valle y Ricardo Anaya; por el PRD, aunque todo parece indicar que su candidato sería el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, ya también surgió una posición contestaría que encabezan los gobernadores: de Morelos, Graco Ramírez; de Michoacán, Silvano Aureoles; de Tabasco, Arturo Núñez; y de Quintana Roo, Carlos Joaquín González. En el PRI siguen en la pelea: Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño y Eruviel Ávila.

Así pues, la decisión del próximo presidente inevitablemente estará relacionada con la política antimexicana, que nos amenaza gravemente; el gobierno, los partidos y la clase política, deben asumir este reto con responsabilidad, valor y patriotismo.

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