Seguramente recordarán ustedes aquella película titulada “De mendigo a millonario” (Trading places, 1983). Se acordarán que los magnates Randolph (Ralph Bellamy) y Mortimer (Don Ameche) apostaron a que un individuo rico y socialmente bien colocado (Dan Aykroyd) podría convertirse en un criminal altamente peligroso, mientras que un mendigo y paria (Eddie Murphy) podía elevarse a los estratos más altos de la más pudiente sociedad; esto si tan sólo se cambiarán los entornos en los que viven. ¿Se acuerdan cuál fue la apuesta que los dos potentados hicieron en esa ocasión para realizar el experimento? ¡Un dólar! Bueno, tal vez también recordarán aquel filme conocido como “La justicia tiene un precio” (Harley Davidson and Marlboro man, 1991), donde Harley Davidson (Mickey Rourke) y Marlboro man (Don Johnson) roban un banco para ayudar a un amigo a evitar que cierren su bar. El tiro les sale por la culata porque roban un camión equivocado que transporta droga para la mafia. Los dos intercambian el producto del grupo delictivo por una suma millonaria y … ¿se acuerdan qué más? ¡Un dólar!
Este fin de semana, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo ante las cámaras de la televisora CBS que una vez que asuma el poder, su sueldo como mandatario del pueblo estadounidense sería de un dólar en lugar de los 400 mil que le tocarían por detentar ese puesto. Así lo comentó ante el programa noticioso 60 Minutos:
“Creo que por ley tengo que aceptar un dólar, así que aceptaré un dólar por año”. Trump desconocía el salario de un presidente de Estados Unidos. La periodistas Lesley Stahl, le dijo que es de 400 mil dólares al año. Fue entonces cuando el magnate contestó “no, voy a aceptar ese salario, no lo tomaré”. Contrariamente a lo que había hecho durante su campaña electoral, ahora también aseguró que dará a conocer su declaración de impuestos “en el tiempo apropiado”.
En 1593, Enrique de Borbon, siendo hugonote, es decir, protestante, se convirtió al catolicismo para tener el reinado de Francia. La frase con la que lo hizo fue: “París bien vale una misa” (Paris vaut bien une misse) y fue así como logró ser Enrique IV. Algo así como: si con convertirme tengo a Francia, con gusto lo hago.
Tal vez pueda parecer una broma, pero Donald Trump debe cobrar al menos eso, porque no se le está permitido regalar su trabajo. Sólo para que lo recuerden, ¿saben lo que tiene inscrito un dólar como lema oficial de Estados Unidos?: “In God we trust”.