Quieren defendernos de Trump

José Luis Camacho Acevedo

La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y el presidente Enrique Peña Nieto se pronunciaron por unirse en un pacto de defensa del interés nacional frente al relevo del gobierno de Estados Unidos, con Donald Trump al frente y sus promesas de campaña, como la deportación de migrantes, la construcción de un muro en la frontera y la cancelación de tratados comerciales.

Al clausurar la reunión que se realizó la semana pasada en Oaxaca, Graco Ramírez, gobernador de Morelos, leyó un pronunciamiento de consenso donde resaltó que para unirse en defensa del interés nacional frente al nuevo escenario político en Estados Unidos “no habrá diferencia política que nos impida la unidad”.

No podrían sonar más “inocentes”, o viéndolo desde otro punto de vista, no podrían querer sonar más “inocentes”, es decir, los gobernadores dicen que nos defenderán de Donald Trump y sus posibles políticas, pero… ¿quién nos defenderá a nosotros de ellos?

Apenas la semana pasada, otro exgobernador entró en la poco honorable lista de delincuentes buscados de la Procuraduría General de la República, por los cuales ofrece millonarias recompensas. Tomas Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, quien incluso llegó a aspirar a la presidencia del país, es ahora buscado por las autoridades mexicanas y estadounidenses.

Yarrington se suma a la larga lista de exmandatarios que tienen cuentas con la justicia mexicana, quienes desde antes de concluir sus mandatos ya eran señalados por presuntos actos de corrupción, lavado de dinero, operaciones con recursos de procedencia ilícita, enriquecimiento ilícito e incluso delincuencia organizada.

De los actuales miembros de la Conago podemos decir que algunos ya cuentan con graves señalamientos, que no nos extrañe entonces que en algunos meses o quizás años, como es el caso de Yarrington, algunos ellos podrían ser perseguidos y, si tenemos suerte, juzgados por la justicia.

Es el caso de Alejandro Murat, de Oaxaca; Rafael Moreno Valle, de Puebla; Rubén Moreira, de Coahuila, y el propio Graco Ramírez, de Morelos. También podría entrar en la lista el próximo nuevo integrante Miguel Ángel Yunes, de Veracruz. Todos ellos han sido señalados en diversos medios de comunicación por supuestos abusos derivado de sus funciones,  algunos incluso ante la justicia mediante denuncias penales, sin embargo, por el momento gozan de una aparente absolución.

ConagoLa Conago ya parece un poderoso grupo de delincuentes. Reflexionemos un poco: hace apenas un par de años formaban parte de este poderoso grupo Gabino Cue, de Oaxaca; Javier Duarte, de Veracruz; Roberto Borge, de Quintana Roo; Rodrigo Medina, de Nuevo León; César Duarte, de Chihuahua, y Guillermo Padrés, de Sonora, de los cuales, uno se encuentra recluido en prisión y otro en estatus de fugitivo. Otros dos ya cargan sobre sus hombros algunas denuncias penales.

La realidad que queda expuesta con esta situación es la siguiente: la Conago no cuenta con un código de ética y es evidente que no se reservan el derecho de admisión. O en su defecto, pareciera que ser un pillo es una requisito para ingresar.

Así como el Pacto por México, la Conago es un mecanismo de concertación agotado por fallido, el primero no funcionó en lo más mínimo para la instrumentación de las reformas estructurales, ya que se quedaron a medias. Y la segunda tiene el gran defecto de estar enormemente desprestigiada, debido a toda la bola de corruptelas de algunos miembros distinguidos que carecen de valor cívico para siquiera cuestionar.

En la última reunión se presentaron varias molestias entre los integrantes; según relató Martha Anaya en su columna publicada en 24 Horas, se debió a que el anfitrión Gabino Cué no supo llevar las riendas del encuentro. Luego, porque su sucesor al frente de la Conago, Graco Ramírez, tampoco supo poner orden en la sesión.

Lo realidad es que Graco no debía estar al frente de la Conferencia, este año le tocaba al PRD elegir al titular, no obstante este cargo que debió ser para Miguel Ángel Mancera, sin embargo, le fue adjudicado al morelense.

Esta es una jugada sucia en contra de Mancera, que se suma al siguiente desplante: la junta de gobernadores perredistas, quienes llamaron a una unión interna rumbo a los comicios que se celebrarán en 2017 y 2018, para la cual tampoco fue requerida la asistencia de Alejandra Barrales, presidenta nacional del PRD.

Pero Mancera rechazó que se tome “personal” no haber sido invitado al frente de “cuatro gobernadores progresistas”, formado por los mandatarios de Michoacán, Silvano Aureoles; de Morelos, Graco Ramírez; de Tabasco, Arturo Núñez, y de Quintana Roo, Carlos Joaquín.

En esta reunión hay un claro mensaje al jefe de Gobierno de la Ciudad de México: que su posible candidatura no está cantada. Pero la verdad eso es algo que a Mancera le importa poco, sabe muy bien que Graco —que sería su más cercano competidor— no figura ni siquiera en las encuestas como un posible candidato a la presidencia.

camacho