Minuta del Partido Verde
Carlos Madrazo Silva
En este mismo espacio hemos tratado temas referentes al maltrato animal, fue el caso de zoológicos, corridas de toros y acuarios. Ahora abordaremos las peleas de perros que de manera clandestina se llevan a cabo con más frecuencia de lo que imaginamos en el territorio nacional, así como en la Ciudad de México. Sólo en Baja California Sur y Puebla son tipificadas como delito. Están fuertemente relacionadas con el crimen organizado, por cuanto a lo que significa la clandestinidad en la que se desarrollan y las fuertes cantidades de dinero que se apuestan.
Es inaceptable que en pleno siglo XXI continúen existiendo expresiones tan aberrantes de crueldad animal como estas peleas entre perros, sin considerar que estos animales, ni ningún otro, pueden ser sometidos a tratos tan despiadados. El neurocientífico Phillip Low, de la Universidad de Cambridge, afirma que los animales no son máquinas biológicas creadas para que los más fuertes dispongan de ellos a su antojo. El estudio de su comportamiento, la etiología, dice el científico, nos enseña a considerarlos como animales distintos de los humanos, pero con la misma capacidad de sufrimiento, instinto maternal, vida familiar, y algo que nos recuerda a los sentimientos humanos.
Añade Phillip Low que el hombre ha pasado de domesticar a un animal, a esclavizarlo, cometiendo abusos que son innecesarios e injustificados, carecen de razón alguna y se constituyen en expresiones de tiranía, crueldad, negligencia o falta de sentimientos humanitarios. Concluye el investigador de la Universidad de Cambridge que los animales presentan atención a su ambiente, tienen memoria, pueden aprender y aplicar la información adquirida para adaptarse a nuevas situaciones que se les presenten, innovando comportamientos; sienten y reaccionan asertivamente ante el dolor, reconocen rutas, lugares, objetos y a otros individuos con quienes son capaces de comunicarse.
Por todo ello, es incalificable que los perros sean denigrados por el hombre para saciar sus bajos instintos de sangre y violencia haciéndolos pelear. Es en este sentido cuando adquiere razón de ser el reciente llamado que hizo la bancada del Partido Verde Ecologista en la Cámara de Diputados a todos los grupos parlamentarios para aprobar la minuta que tiene como objetivo prohibir las peleas de perros y garantizar un trato digno y respetuoso hacia los animales.
El dictamen establece la prohibición de que se organicen, induzcan, o que se provoquen este tipo de peleas, bajo la consideración de que se comete una crueldad innecesaria para los animales, los cuales, aparte de un trato digno, deben tener un suministro de agua y alimento suficiente para su nutrición adecuada, además de proporcionarles atención médica y un ambiente propicio para su descanso, movimiento y estancia, según la especie.
Cabe señalar que lo trascendental de la minuta del Partido Verde Ecologista es que establece principios básicos para que a nivel federal y local sean cerrados los vacíos legales que existen y que son aprovechados por grupos delincuenciales para organizar las peleas caninas, además de que sea sancionado el maltrato a los perros, y garantizarles una mejor calidad de vida. Ya el pasado 22 de noviembre, la Cámara de Senadores aprobó modificaciones al artículo 87 Bis 2 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para prohibir la organización de peleas de perros y establecer que los animales cuenten con un trato digno.
Esperemos que el llamado de la bancada del Partido Verde Ecologista en la Cámara de Diputados tenga eco entre los otros grupos parlamentarios, porque es urgente dar respuesta a las condiciones, las más de las veces deplorables, en las que miles de perros se encuentran tanto en la Ciudad de México y en el resto de la república mexicana.
No debemos olvidar que los seres humanos tenemos obligaciones éticas y morales con los animales, porque son seres vivos que comparten con nosotros un hábitat común y tienen conciencia de lo que sucede a su alrededor. Debemos expresar nuestra educación como sociedad a través de una ética de no violencia hacia los otros seres vivos con los que compartimos el entorno, pero más que nada comprender que las leyes de bienestar animal demuestran nuestra civilidad y capacidad de inclusión democrática.
Secretario general del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México.