Se fue 2016

Teodoro Barajas Rodríguez

Otro año que se va, el balance no es favorable casi en ningún aspecto, se ha cerrado con tragedias, atentados terroristas, pleitos de callejón entre la clase política y retraso en pago de aguinaldos en universidades públicas, estados y municipios, ya ni hablar de la escasez de gasolina.

2016 ha sido el año que registró el triunfo electoral de un esperpéntico candidato y próximo presidente de Estados Unidos, el discurso racista y peyorativo le alcanzó para sumar los votos en el colegio electoral. Algunos lo ven como una parodia de Hitler, la constante en este caso concreto es la incertidumbre.

Los contrastes en nuestro país se miden fácilmente, por ejemplo, los legisladores y altos funcionarios federales, estatales y de organismos autónomos son groseramente elevados, en cambio los empleados académicos de universidades públicas han visto cómo se postergaron sus prestaciones de fin de año como sucedió en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Aportan más los investigadores que divulgan la ciencia y promueven la cultura que los diputados insaciables de dinero, sólo que en nuestro país las cosas parecen ir al revés. Paradójico e injusto.

2016 fue un año de miles de homicidios dolosos en nuestro país, la corrupción e impunidad se han incrementado. Además en Tultepec, Estado de México, explotó el mercado de pirotecnia aunque se afirmaba que se trataba de un sitio seguro, decenas de muertos y heridos dejan ver con facilidad la negligencia que es criminal.

En Cuernavaca el pleito entre Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco no cesa, ambos no pueden presumir de eficiencia, el primero aspira a ser el candidato del PRD en 2018 aunque sin activos a favor, el segundo ni es político ni está dotado de talento. Pobre estado de Morelos con sendos mediocres en la gubernatura y la capital de la entidad que viera nacer a Emiliano Zapata.

En otras latitudes los fantasmas del terrorismo producto del fanatismo religioso han vuelto a recorrer caminos para dejar muerte e incertidumbre. En ocasiones parece el retorno de las cruzadas sólo que recargadas y brutales.

Se aproxima la recurrente cuesta de enero, incrementos a la gasolina y con ello a múltiples productos, la economía a la baja como el poder adquisitivo y la inflación a la alza. El círculo vicioso de nueva cuenta se empodera mientras las virtudes se esfuman.

Parece que más allá de la famosa como nefasta cuesta de enero lo más grave es el desencanto, el desprestigio de nuestro gobierno que parece haberse agotado tras la escenografía del famoso como repudiado Pacto por México.

Aun con los agravios que no terminan en un país con una ostentosa democracia vacía no está por demás no acribillar la esperanza y por ello expreso mis mejores deseos para un feliz 2017.

Barajas