Es municipio especial holandés y de la Unión Europea

Juan Pablo Aguirre Quezada*

Nadie escucha mi voz, si rezo o grito: soy isla asida al tallo de los vientos. Dulce Maria Loynaz.

Bonaire vive sus primeros años bajo el estatuto de municipio especial del Reino de Holanda, y por consiguiente, de la Unión Europea. Con escasa población –menos de 20 mil habitantes- y un compacto territorio -288 kms2 (similar a la extensión de Milpa Alta, Ciudad de México)-, Bonaire tiene seis años que se separó de las Antillas Holandesas (con Curazao y Aruba) para integrarse, al igual que las islas de Saba y San Eustaquio, como una demarcación de Ultramar.

A diferencia de otras excolonias holandesas como Saint Marteen o las citadas Aruba o Curazao, Bonaire no pudo negociar su estatus como país independiente, en gran medida por la decisión del referendum de 2008 que disolvió las Antillas Holandesas, por lo que termino siendo parte de Holanda. No obstante, Bonaire desarrolló algunas características que nada tienen que ver con la metropolí europea. Ejemplo de ello es que en Bonaire no se utilizan monedas vinculadas al gobierno de los Países Bajos, tales como el euro o en su caso el florin antillano neerlandes que es la divisa oficial de otros países independientes asociados a Holanda como Saint Marteen o Curazao. Esto, se debe a que la principal fuente de ingresos de Bonaire es el turismo, por lo que la captación de dólares estadounidenses permiten la amplia circulación como medio de pago.

Pese a la vinculación territorial con Holanda, Bonaire tiene una importante relación social y económica con sus anteriores integrantes de la época colonial, por lo que en conjunto estas islas son conocidas como las ABC (correspondiente a Aruba, Bonaire y Curazao), integrantes del también conocido como las islas de Sotavento.

Otro país con el que Bonaire tiene una importante relación es Venezuela, con el que comparte características tales como atractivo turístico o de ecología con algunas zonas del país bolivariano como las islas de Los Roques o Margarita, las cuales también son consideradas del archipiélago de Sotavento.

Pese a la cercanía con estos países la comunicación con el exterior es difícil, ya que al momento no existe un servicio regular de ferris que conecte a la capital Kralendijk con ciudades capitales de las islas ABC como Willemstand o  Orangestad, o con puertos venezolanos. Esta situación hace que las comunicaciones con el exterior sean vía aérea, lo que encarece el traslado de personas o mercancías.

Esta deficiencia de movilidad también es visible en la isla ante la ausencia de autobuses semiurbanos que conecten diferentes puntos de Bonaire. La población de la capital es ligeramente mayor a tres mil habitantes, y si bien es sede del aeropuerto y destino de los yates que visitan el municipio, el traslado sólo es posible en taxis o vehículos particulares, lo cual es comprensible por la baja población pero también muestra las deficiencias que puede tener el servicio turístico para sus visitantes.

El municipio de Bonaire tiene su representación de gobierno con la figura de un Vicegobernador, y asimismo el Primer Ministro Holandés es el representante legislativo. Durante dos años (2012-2014) esta isla fue gobernada por una mujer, con Lydia Emerencia como titular.

Bonaire

Debido a su reorganización política así como por su baja población existen pocos datos acerca de la sociedad y economía de Bonaire, la cual en gran medida es influida por las decisiones tomadas en ciudades holandesas como Ámsterdam o La Haya. El gran éxito de Bonaire es que ha logrado ser autosuficiente con sus propios recursos, tales como una reducida industria, pesca, explotación de sal y de forma especial, el turismo.

A futuro es difícil imaginar el desarrollo de Bonaire de forma autárquica. Será necesario que la isla fortalezca los lazos al exterior, tal como lo ha hecho sus vecinos de Aruba, Curazao o San Marteen con países de América Latina o el Caribe. Además, tiene el reto de atraer visitantes del viejo continente, no sólo de la metrópoli del Reino de los Países Bajos, sino de toda Europa.

¿Qué le puede ofrecer esta isla a los extranjeros que se aventuren a conocerla? A diferencia de otras exposesiones holandesas del Caribe que actualmente atraen el turismo de luna de miel o los grandes cruceros, Bonaire ofrece un contacto cercano con la naturaleza. Si bien la demarcación es desértica, tiene la característica de estar rodeada por arrecifes de corales, lo que es una zona apta para el buceo y contemplar las especies marinas.

A diferencia de la cercana ciudad de Willemstand, las riquezas históricas de Bonaire no tienen el valor patrimonial necesario para ser explotados como lugares atractivos. Un gran reto para esta isla es competir como destino frente a una competencia muy consolidada en el Caribe del sur frente a atractivos venezolanos y de otras ex Antillas holandesas. La solución que encuentren permitirán fortalecer la estabilidad de Bonaire, o en su caso, acrecentar la dependencia del Reino de los Países Bajos.

*Doctor en Humanidades, Universidad Latinoamericana.