Evaluar la situación
Gabriel Baltierra Jasso
De nuevo Donald Trump en boca de los medios internacionales, solo que ahora no es en contra de países latinos o acuerdos internacionales. Hoy, es en contra de los servicios de inteligencia de su país, y lo cito “creo que es ridículo. No es más que otra excusa. No me lo creo”, así calificó las afirmaciones de la CIA y su relación con Rusia durante el proceso electoral de EUA. Lo extraño es que existen demócratas y republicanos que se han posicionado a favor de una investigación acerca de este conflicto. Desacreditar a una de las organizaciones gubernamentales más importantes a nivel mundial puede llegar a ser un problema de seguridad nacional, y peor aún si la declaración viene del presidente electo. Es más, en campaña, Trump alentó a Rusia a hackear los emails de Clinton.
Hay que evaluar la situación con miras a los años venideros, ya que aunque la práctica del espionaje es común entre países, así como el apoyo partidista; el inculpar o tomar medidas drásticas solamente empeoraría la relación EUA-Rusia, relación que por cierto ya es mala, trayendo como consecuencias mayores conflictos económicos, energéticos y bélicos.
Es claro que las diferencias Trump vs. CIA no son nuevas, recordemos que el exjefe de la CIA Michael Morell afirmó que Trump no estaba calificado para la Presidencia de EUA, e incluso lo posiciona como una amenaza para la seguridad nacional. En realidad no difiero de la declaración, y no por el tipo de persona que es o no es el próximo presidente de nuestros vecinos, mas bien por el hecho de que se estará posicionando a la cabeza del país a un empresario y no a un político; y aún cuando lo fuera, no garantiza que pudiese manejar las políticas públicas del país. Un ejemplo claro es el ambiente gubernamental mexicano, ya que tenemos cientos de políticos que desconocen las bases para generar políticas públicas eficientes; este modelo presidencial-empresarial históricamente ha tenido consecuencias negativas, tal como ocurrió el siglo pasado con el control de las 7 hermanas petroleras que mantuvieron un dominio económico total de EUA, el cual tuvo que ser neutralizado por medio de políticas públicas internacionales, como la conformación de la OPEP. Otro ejemplo más reciente es el ex presidente Fox y los resultados negativos obtenidos durante su sexenio: No creció el PIB al 7% anual, no se generaron un millón 300 mil empleos por año, la inseguridad y violencia aumentaron, fracaso de sus reformas estructurales; cada uno de los puntos anteriores se incumplirían previo a su implementación dadas las condiciones económicas de México que no fueron estudiadas por Fox y sus asesores, este caso es un claro ejemplo de desconocimiento de la implementación de políticas públicas.
Retomando el tema tenemos a una de las potencias mundiales, Estados Unidos el cual sufrió de un ataque cibernético a las cuentas de correo por medio de hackers rusos. Situación que ya ocurrió de igual forma en Europa y Eurasia, pareciera que no es nada fuera de lo común. Pero si el gobierno estadounidense ya conocía de estas situaciones, ¿Cómo es posible que de nuevo ocurrieran pero ahora en su sistema? ¿Por qué dar la noticia después de los resultados de las elecciones? ¿Cómo fueron pirateados los correos electrónicos del Partido Demócrata y de la campaña de Hilary? ¿y también los sistemas informáticos del Comité Nacional del Partido Republicano?
Previo al triunfo electoral de Trump, el bombardeo de argumentos por parte del ahora presidente electo, provocó daños a la seguridad norteamericana, desde la negación al aceptar los resultados de las votaciones si no era el triunfador, hasta el apoyo para la narrativo de los yihadistas y sus convocatorias para obstaculizar la entrada de musulmanes al país.
Se podría pensar que el señor Trump fue reclutado por Putin, como “agente inconsciente de la Federación Rusa”, según Morell. Si existe alguna duda, analicemos el caso de la designación de Rex Tillerson, jefe ejecutivo de Exxon Mobil, como secretario de Estado, dicho candidato tiene lazos estrechos y de interés con Vladimir Putin. Es más que obvio que exista un conflicto de intereses en este tipo de nombramientos, e incluso dada la línea política marcada por Trump, no sería extraño situaciones parecidas en un futuro a corto plazo. Pero la problemática no se limitaría solo a la selección de el o los elegidos para trabajar con Trump, se continuaría con un difícil proceso de discusiones ya que se extendería con un enfrentamiento con Senadores para la ratificación del nombramiento, llevando posiblemente a una Cámara de Representantes en contra o fraccionada.
Es claro que hay algo más que la participación en estas acciones por parte de los rusos. Es posible que Putin ya se vea como amigo de la Unión Americana bajo el mandato de Trump, lo cual no seria raro ya que la afinidad entre ellos se dio mediante varios intercambios de elogios previo a las elecciones, además hay que recordar que los asesores de Trump que lo acompañaron durante su campaña tenían tendencias prorrusas.
Cabe mencionar que las principales repercusiones dentro del país del Norte son fuertes, estamos hablando del daño de imagen de la campaña de Hillary Clinton, pero más grave aún se está comprometiendo el sistema electoral estadounidense y su confiablidad, ese sistema vanagloriado por su modelo demócrata y de seguridad impugnable, que el día de hoy se encuentra en jaque, dadas las declaraciones de varios grupos en favor de un cambio en el modelo electoral estadounidense.
Si analizamos las consecuencias, ya sea buenas o malas, que podrían ocurrir en el mundo gracias a este coqueteo bipolar (Estados Unidos y Rusia). En primero, tendríamos el caso Crimea, se aceptaría su incorporación a Rusia; de igual forma la adhesión de Ucrania a la OTAN, e incluso de Georgia; además de disminuir o cancelar el envío de tropas de la OTAN a los países del Báltico.
Claro las buenas acciones nunca son gratis, ya que al ceder Ucrania, se esperaría que cesara el intento de desbalcanización forzada por parte de Rusia; con varios conflictos solucionados o en calma, las dos potencias podrían fijar esfuerzos en un interés común: el Medio Oriente.
Y como era de esperarse, Trump dio la primer estocada en contra de Beijing, ya que cuestionó la política de “una sola China” (respetada desde 1979), y enfatizó en llegar a un acuerdo con dicho país. La respuesta del gobierno chino fue, a mi punto de vista agresiva pero necesaria, que esto afectaría no solamente los intereses fundamentales de la relación China-EUA, sino también la paz, estabilidad y prosperidad de Asia Pacífico y el mundo. Podemos concluir que la posición de China es la de cero injerencia dentro de las políticas públicas por parte de Trump. Las consecuencias de afectar la política de “Una Sola China”, van mas allá de meras especulaciones diplomáticas, ya que mantener este modelo fue, es y será del interés fundamental de las relaciones bilaterales; juguetear con declaraciones ya sean salidas del calor de una discusión o como parte de la visión para el desarrollo de Estados Unidos, traería como consecuencia afectaciones en las negociaciones en temas de cooperación en áreas críticas, los cuales podrían desencadenar algo más que declaraciones entre cancillerías.
Analista internacional y catedrático del Instituto Politécnico Nacional.