Revela estudio multidisciplinario en España

René Anaya

No se trata de preservar la imagen idealizada de la mujer que sufre grandes cambios de carácter y comportamiento con el embarazo y la maternidad; tampoco se pretende perpetuar los estereotipos de la madre abnegada y el padre desapegado, pero una investigación neurocientífica ha demostrado que efectivamente el cerebro de la mujer se modifica durante el embarazo.

Eso no significa que las tradiciones socioculturales transmitidas por siglos, que le confieren un papel secundario a la mujer, se pretendan legitimar, ya que los resultados del estudio tan sólo corroboran que el embarazo produce cambios no sólo físicos sino también psicológicos, necesarios para el crecimiento y desarrollo de los niños pequeños.

 

La eficiente materia gris

Un grupo de investigadores de la Universidad de Leiden, la Universidad Autónoma de Barcelona, el Instituto Valenciano de Infertilidad, la Universidad Carlos III de Madrid, el Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón de Madrid, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental de Madrid y la Fundación Instituto Mar de Investigaciones Médicas de Barcelona, encabezados por Elseline Hoekzema de la Universidad de Leiden, realizaron un estudio sobre los cambios cerebrales durante el embarazo.

En el trabajo “Pregnancy Leads to Long-Lasting Changes in Human Brain Structure” (El embarazo conduce a cambios duraderos en la estructura del cerebro humano), publicado el 19 de diciembre pasado en línea por la revista Nature Neuroscience, se dan a conocer las primeras investigaciones sobre los efectos del embarazo en el cerebro de la mujer.

Los investigadores analizaron las imágenes de resonancia magnética nuclear de 25 mujeres embarazadas, antes y después del parto, así como de 19 de los 25 hombres que eran parejas de esas mujeres. Como grupo control se examinó a 20 mujeres que nunca habían estado embarazadas y a las parejas de 17 de ellas.

Los resultados indican que el embarazo se asocia con cambios profundos en la estructura del cerebro humano. Las mujeres que tuvieron a su primer hijo presentaron reducciones del volumen de la materia o sustancia gris en el cerebro de manera simétrica, principalmente en la línea media de la corteza anterior y posterior, y en secciones específicas de la corteza prefrontal y temporal.

Esas regiones cerebrales están relacionadas con la habilidad para ponerse en el lugar de los demás, de anticiparse a sus intenciones, prácticamente puede decir que se asocian con la posibilidad de leer la mente del otro, es decir de crear vínculos de empatía.

La reducción de la materia gris no significa disminución en las funciones cerebrales, por el contrario es una poda sináptica, una selección de las mejores conexiones neuronales, como sucede durante la adolescencia, “para favorecer un procedimiento mental más maduro y eficiente”, según señala Susanna Carmona, una de las coautoras del estudio.

 

embarazoLos cambios adaptativos

Esas modificaciones cerebrales preparan a la futura madre para recibir y atender a su hijo. Los autores apuntan que las alteraciones en las estructuras cerebrales “favorecerían los procesos sociales que confieren una ventaja adaptativa para la maternidad de varias maneras: por ejemplo, facilitan la capacidad de la madre para reconocer las necesidades de su hijo muy dependiente, decodifica estímulos sociales que pueden indicar una amenaza potencial y promueven la unión madre-lactante”.

Además, la magnitud de los cambios en la materia gris puede predecir la calidad de apego entre la madre y el bebé, así como el grado de hostilidad que la madre sienta hacia el recién nacido en el posparto. “Tomados en conjunto, nuestros resultados proporcionan un soporte preliminar para el refinamiento adaptativo de las estructuras del cerebro social, que beneficia a la transición a la maternidad”, refieren los investigadores en su trabajo.

En el estudio no se observó ningún cambio significativo en el rendimiento de la memoria entre las mujeres embarazadas y las que no lo estaban, lo que corrobora la hipótesis de que la poda sináptica no va en detrimento de alguna función. Sin embargo, los investigadores advierten que no pueden sacar ninguna conclusión sobre los cambios transitorios de memoria que ocurre durante el embarazo y que se han documentado.

Asimismo, los autores mencionan cautelosamente que el estudio se efectuó en mujeres que tenían un nivel educativo alto, por lo que no se puede generalizar a todas las mujeres, sino que se deben hacer estudios para embarazadas con menor nivel educativo para confirmar que los cambios cerebrales no deterioran las funciones cognitiva y de memoria.

En conclusión, Hoekzema y colaboradores señalan: “Estos datos proporcionan la primera información sobre el profundo impacto del embarazo sobre la arquitectura de la materia gris del cerebro humano”.

reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico