Rasputín, a cien años de todas sus muertes

Ricardo Muñoz Munguía

Se dice que para terminar con la amenaza que representaba Rasputín para Rusia, por su enorme poder e influencia en el gobierno de los Romanov, tenían que asesinarlo, pues el intento para persuadirlo por parte del primer ministro Alexander Trépov, quien le ofreciera doscientos mil rublos para que retornara a Siberia, había sido rechazada la oferta. El principal encargado de esta tarea era el príncipe Félix Yusupov, quien de modo intelectual y material, participó para terminar con la vida de El Monje Loco, como también se le conocía al enigmático monje ruso. El plan lo llevó a cabo Yusupov, y para la trampa utilizó su propio palacio y a la duquesa Irina Alexándrovna, ahí le ofreció un irresistible banquete —sabía que las debilidades de Rasputín eran el vino, la comida y las mujeres—, un banquete con altas dosis de cianuro, con el que podría matar a mucha gente, pero Rasputín tardó horas para sólo verse afectado físicamente, entonces, ante la desesperación de Yusupov, éste decide darle un balazo en el pecho, que iba directo al corazón, así que ayudado por sus cómplices, lo envuelven en una alfombra para llevar el cadáver al sótano para poco después deshacerse de él pero, de pronto, desde las ventanas ven escapándose una figura ensangrentada y a punto de desfallecer que avanza a cuatro pies sobre la nieve, entonces no le dudan más y algunos de ellos le disparan varios balazos para terminar de una vez por todas con él, después lo llevan al río Neva para deshacerse por completo de Rasputín. Finalmente, cuando se encuentra su cuerpo —el que dejaba ver que intentaron sacarle el corazón— mostraba una amputación: le habían quitado el pene (medía 35 centímetros), el que aparecería después, y que actualmente se exhibe en un museo erótico de Rusia. El dictamen de su muerte fue ahogamiento, así que ni el cianuro, ni el tiro de gracia en el pecho, ni la ráfaga de balazos pudieron vencerlo.

Campesino, analfabeta y se negaba a bañarse, Grigori Yefímovich Novikh Rasputín (entre las sombras queda el significado de Rasputín, lo menos es “el mal portado”) nació el 22 de enero de 1869, aunque también se mencionó que pudo haber sido el 29 de julio de 1872, pero lo que no hubo duda, fue su asesinato, la madrugada del 30 de diciembre de 1916.

RasputinRasputín fue de un extremo a otro, cercano a dios y al diablo, atractivo y repulsivo, siempre apegado al extremo, ya de su condición social a la que conseguiría por sus dotes de adivino y sanador. Siendo hijo de campesinos, llegó a tener el poder para designar cargos en el gobierno y tener una marcada influencia en el zar y la zarina; de considerársele un santo por su devoción en su fe católica, para después ser un organizador y participante de orgías, además de su maravillosa seducción para hacerse de mujeres, y también se dice que de hombres.

El hombre de fuerte personalidad, alto, de perfecta oratoria, mirada penetrante y, sobre todo, de un carisma enorme…, se hacía conocer por sus dotes de mago, curandero y profeta. Así fue que llegó con la zarina Alexandra, quien estaba desesperada por la salud de su hijo, el zarevich Alexis, y él le aseguró que el niño no moriría, y así fue, se alivió el infante, mucho se especula que fue con una especie de hipnosis, es así que la zarina y el zar Nicolás II lo hicieron su amigo y compañía. También hizo otras predicciones a la misma familia imperial: mencionó que si él moría por manos del pueblo, el zar continuaría su reinado pero si su muerte se daba por nobles rusos —como lo fue— entonces sería el fin de la monarquía, como también lo fue, pues entró la Revolución Rusa, los Romanov cayeron por el nuevo poder que representaba Lenin.

Padre de cuatro hijos, Rasputín, místico ruso, hombre de sombras, llegó a ser no sólo el principal influyente del gobierno de Rusia durante más de una década sino que prácticamente era él quien movía los hilos del poder y que situó el pecado como forma de acercamiento con Dios —pretendía darse la apariencia de Jesucristo— cumple este diciembre cien años de su muerte, la que se vio forzada a llevárselo a la edad de 47 años.