Gerardo Yong
Las declaraciones y acciones de Donald Trump reflejan su falta de pericia y de visión política; algo que ni siquiera en broma le atribuían a Hillary Clinton, pues consideraban que tenía una amplia experiencia en temas delicados, principalmente en materia geopolítica.
Esta semana, el millonario rubio se metió en problemas tras haber recibido una polémica llamada telefónica que tiene a su equipo de transición prácticamente de cabeza. Se trató de un telefonema hecho por la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen a su homólogo estadounidense. El hecho no fue pasado por alto por la dirigencia china que consideró la acción como “una provocación intencional” y con lo que se habrían echado por la borda casi 40 años de una estudiada diplomacia entre ambos gobiernos.
“Una sola China”
El problema es que Beijing considera Taipei como una provincia rebelde, así como parte inalienable de la soberanía china dentro de la política conocida como “una sola China”. En un intento por suavizar las cosas, el personal de Trump señaló que la presidenta Tsai simplemente había llamado para felicitar al mandatario electo estadounidense.
Poco después, se reveló que sí se han sostenido negociaciones con sus contrapartes de la isla, lo que irritó aún más a la dirigencia china. Taiwán y Estados Unidos han sido aliados desde 1979. China considera esta alianza como una afrenta a su soberanía.
El miércoles pasado, el exasesor del vicepresidente Dick Cheney y Stephen Yates, considerado uno de los políticos clave en la compleja situación de Taiwán, llegó a Taipei en un viaje privado para reunirse con varios líderes de la región, sin especificar quiénes. La situación empezó a levantar todo tipo de especulaciones en la región. De inmediato, el Partido Republicano se apresuró a decir en conferencia de prensa que Yates se encuentra en Taiwán como “alguien no afiliado al equipo de transición del presidente electo”.
Así, el conservadurismo estadounidense ya reveló su primer movimiento en favor de una relación más estrecha con Taiwán, pese a China, a la cual Donald Trump nunca dejó de atacar durante su campaña electoral al señalarlo como un país que se ha aprovechado de los mecanismos comerciales estadounidenses para levantar su economía.
Yates mantiene relaciones con Taipei desde finales de los años noventa. Es un político que conoce muy bien la problemática de esa región, habla un chino fluido y se ha reunido con la mayoría de los presidentes que ha tenido la isla. Esto, para Beijing, significa que es un claro interlocutor entre Washington y Taiwán. En especial, el Partido Republicano ha mostrado ser un aliado muy cercano de la isla desde el periodo de Ronald Reagan, cuando este destacó la importancia que tiene para Estados Unidos en la región asiática.
En rueda de prensa tras su llegada a Taipei, Yates volvió a entrever que las relaciones entre Estados Unidos y Taiwán tendrán un papel preponderante al mencionar que “es importante recordar que la gente de Taiwán ha tenido por un largo tiempo buenos amigos en el movimiento conservador estadounidense y el Partido Republicano”. Yates culminó diciendo de manera amenazante que “nadie va a decirle al presidente Trump con quién puede hablar y cómo va a hacerlo”. De esta manera, exhibía también la estrategia que Trump va a seguir al respecto: profundizar en una relación con Taiwán.

Romer Cornejo
Diplomacia a largo plazo
Para el catedrático e investigador de El Colegio de México, Romer Cornejo, experto analista del sistema político en China contemporánea, las relaciones de China con América Latina y México, esta situación deberá definirse, ya que por el momento no se visualizan claramente las posiciones que ambas partes asumirán en la arena política y diplomática.
“La declaración en sí sobre la llamada telefónica no va a tener efectos importantes inmediatos, más allá de la esperada reacción de protesta por parte del gobierno chino”, dijo el experto.
“El gobierno de China tiene una diplomacia de largo plazo que responde a los intereses económicos y estratégicos del país, así que por ahora solo tendrá una respuesta de protesta diplomática sobria. En estos casos el gobierno de China suele asumir la postura de «esperar y ver» antes de una reacción más radical”, explicó.
A la respuesta sobre cómo se beneficiaría Taiwán de esta situación, Cornejo respondió que, en principio, al gobierno taiwanés le beneficia en fortalecer el apoyo con Estados Unidos en términos de la percepción dentro del país y de su carta para las negociaciones que sostiene con Beijing. “Más allá de estas reacciones radicales, mediáticas, hay que considerar que en la práctica la relación entre Beijing y Taipei ya está en un carril de acercamiento, de negociación, que responde al reconocimiento de las capacidades de China y a la dependencia económica de la isla, lo cual, en el largo plazo, conduce a llegar a un acuerdo benéfico para ambas partes, donde se respete el sistema político de Taiwán y se satisfaga a Beijing con algunas concesiones en términos de defensa y de juego estratégico internacional”, indicó.
“Por lo tanto, en las actuales condiciones, no vislumbro un retroceso en esas negociaciones. Tanto Bejing como Taipei tienen una diplomacia muy profesional que actúa pensando en los intereses de sus pueblos en el largo plazo”, puntualizó.

Enrique Dussel
EU no romperá con China por Taiwán: Dussel
¿Cómo trata Trump el caso de Taiwán y las protestas de China?
Refleja otra vez que bajo la nueva presidencia de Trump habrá mucha incertidumbre en temas internacionales que, por el momento, serán tabúes en cuestionamiento, y generarán revuelo y levantarán mucho polvo. Esa situación ya empezó con México cuando dijo que el Tratado de Libre Comercio de América Latina, un acuerdo que desde hace 22 años está operando sin problemas, Trump quiere desahacerlo de un plumazo. Su administración busca cambiar los usos y costumbres de acuerdos y tratados, comprensiones formales e informales en el ámbito internacional. Esa actitud ya se reflejó en el acuerdo diplomático entre Estados Unidos y China en el marco del acuerdo de “una sola China”, que establece que no deben existir relaciones entre Estados Unidos y Taiwán. No creo que solo México y China sean los únicos sacudidos, creo que toda la comunidad internacional deberá mantenerse en guardia.
¿Qué impacto tendría el fortalecimiento de una alianza Estados Unidos y Taiwán?
Se trató de una llamada telefónica, lo cual no significa que Estados Unidos va a romper con la República Popular China y entablar relaciones diplomáticas con Taiwán. No podemos sobredimensionarlo, pero me temo que hay un desconocimiento del todavía candidato a la presidencia de Estados Unidos sobre el panorama geopolítico y eso puede tener serias implicaciones para Estados Unidos. Hay desconocimiento en las formalidades internacionales, que se rigen por acuerdos formales e informales. No creo que esto tenga mayores implicaciones respecto a que China, más allá de haber fincado su desacuerdo, tome otras medidas y escale la problemática.
La situación se da un día después de que China afirmó que sería un gran aliado de México durante la administración de Trump.
China ya le ha ofrecido a México una alianza estratégica integral desde 2013 cuando el presidente Xi Jinping vino a México, lo que pasa es que esto no se ha concretado ni por China ni por México. Recuerdo que el anterior embajador chino en México, Yin Hengmin, había propuesto discutir un acuerdo de libre comercio entre México y China. México no respondió y me parece que la propuesta de China hacia México, en el marco de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños como miembro latinoamericano y en la relación bilateral, es una puerta que está abierta desde hace más de una década. Sin embargo no se ha concretado.
Las autoridades responsables, los organismos empresariales y académicos no han respondido. Haría un llamado a la cautela porque pareciera ser que con este exhorto de las autoridades chinas, China nos va a sacar del barranco; es decir, que de un día a otro, China va a sustituir a Estados Unidos desde una perspectiva mexicana y esto no es cierto. El trabajo que hemos venido haciendo en el Centro de Estudios México China y la Red Académica de América Latina acerca de China, nos indica que las experiencias del gigante asiático en países como Vietnam, Cuba, Bolivia y Brasil son procesos de mediano y largo plazo, no de un día para el otro. China no va a sustituir estratégicamente a Estados Unidos y no va a resolver los problemas que la nueva administración de Trump va a generar a partir del 20 de enero próximo.
¿Su perspectiva con respecto a México frente a China?
México tiene que hacer frente bilateralmente con China y responder a las problemáticas que se han planteado los últimos cinco o diez años, ya que China no invierte en nuestro país debido a que ambas partes no han concretado proyectos específicos en esta asociación integral mutua. Llamaría a la cautela y a analizar los cientos de propuestas que están en la mesa de análisis en la relación México-China para tener una mejor relación estratégica integral de largo plazo.