Carrie Fisher falleció hoy a los 60 años de edad, luego de que el pasado viernes sufriera un infarto. Conocida mundialmente por su papel de la Princesa Leia de Star Wars, en la saga creada por George Lucas, la “Guerra de las Galaxias”, este protagónico le permitió escalar la fama a la hija del cantante Eddie Fisher y de la actriz Debbie Reynolds.
Su primera incursión al cine se dio en la película de 1975 Shampoo, de Hal Ashby, para luego ser seleccionada en el casting para Star Wars en su primera trilogía que se estrenó en 1977, por lo que estuvo activa en Hollywood hasta mediados de la década de los años 80, para luego interpretar papeles menores en películas que nunca igualarían el éxito de la odisea espacial que marcó a varias generaciones de cinéfilos.
En 2015, regresó al papel que la definió como actriz, encarnando a la general Leia Organa, líder de la resistencia contra el sucesor del Imperio, la Primera Orden, además de ser la madre del villano de la nueva trilogía, Ben Solo mejor conocido como Kylo Ren, interpretado por Adam Rider. El personaje de Fisher, también era hermana del último Jedi, Luke Skywalker, lo que supuso que ella también era parte de la Fuerza, ese elemento que cohesionaba todo el universo creado por Lucas.
El fallecimiento de Carrie Fisher supone ya un problema para la continuidad de la saga, pues impacta los preparativos para la nueva cinta que se espera en las salas de cine para 2017, bajo la dirección de J.J. Abrams, por el papel que interpretaba y su importancia en la narrativa de la trilogía.
Durante su carrera, Fisher fue nominada a varios premios BAFTA, y aunque no obtuvo ninguno de ellos, siempre será recordada como parte de una de las franquicias más exitosas de la historia del cine.
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