En el número 1983 de la Revista Siempre!, el periodista José Cabrera Parra, publicó un análisis sobre Fidel Castro y sus ideales en el que resalta el valor del comandante como uno de los grandes hombres del siglo XX, que se encontraba en sus últimos años.

Para el autor, cuando los “grandes hombres” provocan polémicas, se engrandece su ser, “los grandes hombres lo son por encima de las ideologías, y cuando provocan polémicas estas no mellan en absoluto su figura, su prestancia y la obra que hayan legado a la humanidad”, y señala que Fidel Castro era eso y que su obra está más viva que nunca.

“Castro vive y su obra, que ha buscado la libertad y la dignidad de su pueblo, nadie absolutamente la podrá negar aunque lo ciegue la pasión”, relató en el texto, y aunque Cabrera Parra afirmaba no simpatizar con aquellos ideales de libertad del comandante, reconoce que su labor y su obra es admirable.

Bajo este argumento plantea el posible fracaso del socialismo a causa del hombre, y como en algunos momentos de la historia, esta ideología falló, los hombres la encaminaron hacia ese fracaso. Aún con los ideales del socialismo de Fidel, el autor lo compara con el capitalismo, y dice que la realidad de las sociedades dentro de ambas ideologías es similar a la de “Los Estados Unidos, país insignia del capitalismo. He visto sus ghettos, sus barrios miserables y la pobreza de miles y miles que arrastran su desventura por mejores escenarios que los nuestros”.

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Así, Fidel responde a la pregunta: “¿en dónde está, dice Castro, el triunfo del capitalismo?” con un planteamiento que indica que el comandante ubica al humano como el principal problema de la sociedad y dice que “todas las causas que originaron el socialismo persisten y son hoy más graves en una gran parte de la humanidad”, con lo que se podría pensar en que, como lo planteó el filósofo británico Thomas Hobbes, “El hombre es el lobo del hombre”.

José Cabrera Parra señala que aunque el mundo esté lleno de ideologías sobre como vivir y convivir en sociedad, el hombre no ha podido encontrar aquello que le permita vivir con dignidad y con tranquilidad, y que de hecho no ha encontrado “una luz de esperanza” ni a nivel espiritual.

“Aquellos que dicen representar al hombre que hace dos mil años vivió en la pobreza para enseñarnos con su ejemplo el camino de la verdad, han ocupado el lugar de los fariseos y recibido del César los sextercios y las glorias transitorias de este mundo. Las causas por las que la humanidad busca la justicia, siguen siendo válidas”, concluye y podría darse por sentado que por su forma de pensar, Fidel Castro tenía la razón.

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