Luego del festejo de Donald Trump por negociar con la empresa Carrier que no trasladara una de sus plantas a México, han venido dos noticias que demuestran que el presidente electo de Estados Unidos sigue siendo todo un enigma o alguien que gusta de dar declaraciones sin que necesariamente estén apoyadas por la realidad.

Luego del tema de la fábrica de máquinas de aire acondicionado Carrier, Trump reclamó el costo del avión presidencial, el famoso Air Force One, lo cual se vio como un ataque en contra de uno de los principales contratistas de defensa de la Unión Americana, Boeing, cuyo corporativo -apoyado por funcionarios de Defensa- salieron a desmentir los más de 4 mil millones de dólares que según Trump costaba la aeronave.

Luego vendrían los anuncios de Citybank, en el marco de la renovación de su subsidiaria en México, y de la minorista Wal Mart de que realizarían durante 2017 inversiones millonarias en nuestro país. Dichas noticias no motivaron algún comentario del Presidente electo. La razón puede estar en dos posibilidades: o el magnate no gusta de pelear en contra de empresas que financieramente cuentan en la Unión Americana, como es el caso de un banco y una de las mayores cadenas comerciales, o busca enemigos a modo para reforzar su discurso de cambio.

Ambas empresas, también, pueden alegar que se trata de recursos que provienen de las ganancias de sus subsidiarias en territorio mexicano, además de que no retirarán alguna de sus unidades de suelo estadounidense, pero llama la atención que, además, el gobierno de nuestra nación no aprovechara los anuncios para mostrar que México puede seguir recibiendo inversiones pese a las amenazas del presidente electo.

Como sea, Trump ha mostrado que sus acciones están inscritas en la necesidad de conseguir publicidad para apoyar una imagen que se ha logrado construir a lo largo de su carrera empresarial. En su faceta como político no podía ser de otro modo.