Privilegia productividad sobre humanismo

 

Por René Anaya

Desde hace 16 años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por medio del Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) realiza exámenes a estudiantes entre 15 años, tres meses, y 16 años, dos meses, de países de diferentes regiones del mundo, con el fin de evaluar su aprovechamiento escolar en áreas de su interés económico: ciencias, matemáticas y comprensión de lectura.

La evaluación se realiza cada tres años, la más reciente se realizó en 2015, con la participación de 540 mil estudiantes de 72 países, incluido nuestro país. Los resultados mostraron a Singapur como el mejor calificado en ciencias, matemáticas y lectura; en tanto que México se encontró en los lugares 58, 56 y 55 respectivamente. Por lo tanto, según el criterio de PISA, nuestro país es de lo más retrasados en educación.

Las evaluaciones neoliberales

De principio se podría pensar que no está mal que un organismo internacional realice una evaluación de nuestro nivel educativo. Pero el problema empieza cuando se evalúan únicamente tres áreas o competencias (como las califica la OCDE en su folleto El programa PISA de la OCDE. Qué es y para qué sirve, editado por Santillana) ya que no se tiene un panorama completo del aprovechamiento escolar al final de la educación básica.

En el mismo folleto, se afirma que el examen está “diseñado para conocer las competencias, o, dicho en otros términos, las habilidades, la pericia y las aptitudes de los estudiantes para analizar y resolver problemas, para manejar información y para enfrentar situaciones que se les presentarán en la vida adulta y que requerirán de tales habilidades”.

Explicado en términos más directos: se trata de averiguar qué tan bien preparados están para el mercado laboral, qué tan bien están cumpliendo los programas educativos —o la reforma, en nuestro caso— con las funciones sociales que se le asignan como apoyo al crecimiento económico, “aportación a la competitividad empresarial de las industrias, la formación para el trabajo y la capacitación para el desarrollo tecnológico”, como apunta el doctor en pedagogía Enrique Díez Gutiérrez, profesor de la Universidad de León, España, en su estudio Desmontando PISA (1): Giro neoliberal en la concepción de la educación, publicado en la página web de AIKA (espacio de información y recursos dedicados especialmente al sector educativo).

En su trabajo Díez Gutiérrez añade: “Este sesgo hacia el papel económico de la educación, olvida que hay muchos otros aspectos importantes de la educación: el desarrollo artístico, la reflexión crítica, la educación emocional, la participación cívica, la convivencia, etc. Estos aspectos no se tienen en cuenta en PISA, que premia un modelo de estudiante moldeado para el mercado laboral, olvidándose de los verdaderos retos del siglo XXI”.

 G22081521. JPG MÉXICO, D.F. Education/Educación-México.- Se lleva a cabo el sábado 22 de agosto de 2015 la primera Evaluación Diagnóstica a Docentes y Técnicos Docentes que ingresaron al Servicio Profesional Docente para el ciclo escolar 2014-2015, en el Centro de Desarrollo Informático “Arturo Rosenblueth” del IPN. Foto: Agencia EL UNIVERSAL/Valente Rosas/RML

La estandarización de la educación

En tales circunstancias, PISA reconoce que “su ambición es evaluar el éxito con relación a los objetivos subyacentes (definidos por la sociedad) del sistema educativo, y no con relación a la enseñanza de un cuerpo de conocimientos determinado”; a confesión de parte relevo de pruebas, pues se marcan como objetivos subyacentes los definidos para la entrada al mercado laboral globalizado.

Todos los países deberán cumplir con los mismos criterios de aprendizaje, en los que se privilegie la información que sirva para aumentar las ganancias, ya sea en los niveles de operadores o en los de altos directivos. De esta forma pasan por alto la preparación que deben tener los adolescentes para incorporarse a una vida socialmente responsable, en la que se ejerza la democracia, se transmita la cultura y pueda desarrollarse plenamente el individuo.

Con el objetivo de lograr la homogeneidad en la educación, los resultados de las evaluaciones sirven para ejercer presión a los gobiernos para que adopten políticas educativas que formen individuos aptos para el mercado productivo. Así, los gobernantes presentan las evaluaciones bajas como una prueba del “desastre escolar”, de la necesidad de mover al profesorado y al alumnado con una reforma educativa. Y, por supuesto, se culpa al anterior gobierno, aunque todos hayan seguido la línea neoliberal.

Lo importante es olvidarnos de materias como la ética, la filosofía, la historia, así como del cultivo de las artes. Se deben anular, en la medida de lo posible, la creatividad y la imaginación que no tengan un fin utilitario. Pero claro todo esto bajo el barniz del progreso y de la necesidad de aumentar nuestra productividad, por lo que se insiste en realizar una reforma educativa a la medida de la OCDE y se invierten más recursos en ciencia y tecnología utilitaria.

De esta manera engañosa se pretende vanamente hacer creer que los gobiernos están vivamente interesados en la mejora de la enseñanza y en la ciencia y la tecnología. Pero en realidad se trata de formar individuos que garanticen una mayor ganancia a los empresarios, en detrimento de los valores éticos de la sociedad y de la realización de sus integrantes.

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reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico