Legalizar la prostitución, sólo dará una patente de corso al crimen organizado. Licencia para seguir explotando y esclavizando mujeres, niñas, niños y jóvenes, señaló la Diputada Constituyente, Beatriz Pagés, durante su participación en el Foro Capítulo Laboral de la Constitución de la Ciudad de México ¿Acaso los trabajadores tienen derechos?, organizado por la Secretaría de Trabajo de la Ciudad de México.

Decir NO a elevar a rango constitucional la prostitución no significa pretender dejar en el desamparo e indefensión a todas esas mujeres y hombres.

Hay que construir leyes secundarias y las políticas públicas necesarias para erradicarlo.

Aquí el discurso completo de la constituyente Beatriz Pagés:

 

FORO CAPITULO LABORAL DE LA CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO

¿Acaso los trabajadores tiene derechos?

 

Ante todo mi gratitud a nuestra querida amiga Amalia García, Secretaria de Trabajo de la Ciudad de México, por su atenta invitación.

Me voy a referir a dos puntos específicos del Artículo 15º del Proyecto de Constitución enviado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México a la Asamblea Constituyente:

Al apartado F, “De las personas no asalariadas”, numeral 3 inciso b que dice: “Las autoridades de la ciudad … “Reconocen y protegen el trabajo sexual voluntario y autónomo como una actividad lícita” Y al apartado D, del mismo artículo, inciso b que se refiere a la prohibición del trabajo infantil, el trabajo esclavo y forzoso.

Todos los que formamos parte de la Comisión de Carta de Derechos, dentro de la Constituyente estamos comprometidos, independientemente de nuestra posición ideológica o partidista, con la aprobación de una Constitución francamente vanguardista en materia de derechos humanos.

La Ciudad de México, capital del país, sede de los poderes federales, no solo la merece sino que la necesita. Tenemos que ser tan imaginativos y creativos tanto como se pueda. Estamos obligados a conocer los documentos y las realidades internacionales donde los derechos humanos han alcanzado un mayor adelanto.

Pero, lo que no podemos hacer es caer en una trampa. Para tener derechos hay que tener garantías jurídicas que los hagan valer. Leyes e instituciones que obliguen tanto a las autoridades como a los ciudadanos a cumplirlas.

Pero también hace falta otra cosa: Que ese derecho que se pretende defender contribuya a construir mejores seres humanos y sociedades.

Digo lo anterior porque con la legalización del trabajo sexual, léase prostitución, lo único que se lograría es darle una patente de corso al crimen organizado. Es decir, una licencia para seguir explotando y esclavizando mujeres, niñas, niños y jóvenes.

Es incongruente e inaceptable que los constituyentes estemos, por un lado, construyendo un pacto social para proteger derechos humanos y al mismo tiempo abramos puertas para que esos derechos sean vulnerados.

Quiero ser muy precisa en lo siguiente: Decir NO a elevar a rango constitucional la prostitución, no significa pretender dejar en el desamparo e indefensión a todas esas mujeres y hombres que, por distintas causas y razones, viven de la explotación comercial de su cuerpo. O para decirlo con mayor rigor sociológico: de la explotación sexual comercial.

No caigamos en un falso paradigma. Más que legalizar el trabajo sexual, lo que se tiene que hacer es construir las leyes secundarias y las políticas públicas necesarias para erradicarlo. Ninguna mujer escoge en auténtica libertad ser prostituta porque en la raíz de su supuesta elección está la pobreza, la ignorancia, la discriminación o la exclusión.

Y también- como muchas mujeres en estos tiempos- el haber sido víctima de una red de trata.

Este foro lleva por título: “¿Acaso los trabajadores tienen derechos?” La respuesta en este panel es un Sí mayúsculo porque el primer principio del derecho al trabajo- incluso del trabajo no asalariado- es que cualquier ser humano pueda satisfacer sus necesidades básica para poder vivir una existencia digna. Y me dirán lo que quieran, pero el trabajo sexual lejos de dignificar, destruye a quien lo practica.

Con respecto a la prohibición del trabajo infantil hago las siguientes reflexiones:

Vamos en la Constituyente con todo para prohibirlo, pero también tenemos que decir algo: ninguna ley, ningún tratado será suficiente, por si solo, para eliminarlo.

UNICEF publicó un estudio sobre lo que sucedió en Bangladesh cuando el Senado de Estado Unidos aprobó en 1993 una iniciativa de ley para prohibir la importación de artículos fabricados por industrias que utilizaran trabajo infantil.

El gobierno de Bangladesh ordenó a la iniciativa privada despedir a 55 mil niños que trabajaban en sus empresas. ¿Qué sucedió, de acuerdo a ese mismo estudio? Que los niños no sustituyeron el trabajo por la escuela sino, en muchos casos, por la prostitución.

Resolver el problema del trabajo infantil pasa necesariamente por tener una economía que genere riqueza, trabajo y una distribución equitativa de recursos.

Cuando los padres de esos niños que hoy duermen en las coladeras de la Ciudad de México tengan un trabajo digno, esos niños, en lugar de estar vendiendo chicles o pidiendo limosna en los semáforos, estarán en la escuela.

El trabajo sexual y el trabajo infantil tienen un origen común: un modelo económico disfuncional, injusto, generador de pobreza y de profundas desigualdades.

La Constitución de la Ciudad de México, está obligada, sí a proteger derechos humanos, pero también a crear, paralelamente, las condiciones jurídicas para que la capital del país se convierta en una gran generadora de empleos bien remunerados.

MUCHAS GRACIAS.